Opinión de Dyalá Jiménez | "La efectividad de las acciones y las propuestas depende de la capacidad de sus actores para trabajar la forma y el fondo. Entre más estén alineados, más satisfechas van a estar las expectativas de quienes las reciben."
En muchos ámbitos de la vida, el equilibrio entre forma y fondo es crucial y merece atención. La forma se refiere a la presentación, ya sea de ideas, propuestas, mensajes y hasta de objetos que se quiere obsequiar o vender. Por otro lado, el fondo se refiere al contenido en sí: en política, a las propuestas o las ideas; en una relación, a los mensajes o los sentimientos; en una clase académica, a los conceptos; en una venta, al servicio o al artículo, etc. Lograr un balance adecuado entre ambos aspectos es vital para la credibilidad y efectividad de la persona o del acto en cuestión.
A menudo, la forma es la que capta la atención de las demás personas, del público meta o de terceros. Los discursos elocuentes, los debates bien estructurados y la imagen cuidadosamente gestionada pueden generar una buena primera impresión de una persona pública. Algo similar sucede con las presentaciones visuales de profesionales, los escaparates de las tiendas, las portadas de los libros o los envases de la comida. Sin embargo, si la forma no está respaldada por una sustancia que sea acorde, se puede producir una desilusión. Ese desajuste entre la forma y el fondo puede llevar a que las personas a quienes se dirijan las acciones se sientan decepcionadas y hasta engañadas. De hecho, en el ámbito del derecho al consumidor, por ejemplo, hay normas que regulan algunos tipos de engaño.
Por otro lado, aunque contar con una sustancia robusta es fundamental para abordar problemas complejos, si la solución se presenta de manera inadecuada puede provocar la pérdida de interés, de comprensión y hasta de sensibilidad. Además, se puede percibir como falta de profesionalismo, de cuidado y hasta de cariño, además de restarle impacto a las propuestas o las ideas. Por ello, los profesores y los políticos, por ejemplo, deben esforzarse por comunicar ideas complejas de manera sencilla y atractiva.
Por otro lado, a las personas en una relación se les recomienda poner atención a los detalles y así con los distintos casos. Se sabe que los vendedores de servicios o bienes más exitosos estudian no solo los productos que venden sino también el "paquete" que se recomienda para su mercado meta.
Dicho lo anterior, a veces la forma y el fondo son parte la una de la otra. El ejemplo más evidente es la etiqueta, o el protocolo, que se aplica sobre todo en la diplomacia. Otro ejemplo es el arte gráfico.
En conclusión, la efectividad de las acciones y las propuestas depende de la capacidad de sus actores para trabajar la forma y la sustancia. Entre más estén alineados estos dos aspectos, más satisfechas van a estar las expectativas de quienes las reciben.
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Dyalá Jiménez es abogada y se especializa en resolución de disputas internacionales. Es miembro de las más prestigiosas instituciones de arbitraje del mundo, como el Ciadi del Banco Mundial, el Consejo Internacional de Arbitraje Comercial y el Consejo Internacional de Arbitraje para el Deporte. Es exministra de Comercio Exterior y conforma la Junta Directiva de Cinde.