"La felicidad de las medicinas es una paradoja (...). Se supone que deben traerte felicidad, pero te quitan algo de ti"
Aunque afirma que los antidepresivos salvan vidas, cómo funcionan es algo que no se cuestiona. El teórico agrega que su abuso puede llevarnos a una "sociedad zombie".
¿Por qué nos medicamos? ¿Los remedios nos ayudan realmente en la búsqueda del bienestar? Durante las últimas décadas, esas han sido algunas de las preguntas que el filósofo belga Laurent de Sutter se ha hecho.
En su libro "Narcocapitalismo" ya adelantaba algunas de esas respuestas y planteaba que "nuestras vidas parecen farmacias" que van del antidepresivo al somnífero, a los analgésicos y, en algunos casos, la cocaína. "Ya no podemos funcionar sin la ayuda de sustancias químicas", dice en la publicación.
En entrevista con "El Mercurio", en el marco de su presentación en el Congreso Futuro titulada "Adictos a los medicamentos en la búsqueda del bienestar", plantea que los medicamentos "salvan tu vida, pero ¿a qué costo?".
Y lo ejemplifica con los antidepresivos: "Puedes volver a ser más o menos activo, mientras que antes ni siquiera podías salir de la cama". Sin embargo, advierte que en esa búsqueda de aliviar el sufrimiento "no eres tú mismo", pero puedes ser "funcionalmente interesante para la sociedad (...). Las personas pueden despertar, trabajar, recibir su salario, pagar el arriendo, criar a sus hijos y así sucesivamente".
De esta forma, reflexiona de Sutter, se cumple con "lo que se espera de nosotros", y asegura que la mayoría de los medicamentos que se han desarrollado, "por un lado, salvan vidas, pero por otro lado, lo hacen por razones que no se cuestionan (...), son una forma de tratar con la sociedad, que es una sociedad que está domesticada".
Con todos esos antecedentes, el filósofo belga aclara que no es un detractor de los medicamentos, sino más bien de la forma en que se emplean y los efectos que generan. Y asegura que "la felicidad de las medicinas es una paradoja (...). Se supone que deben traerte felicidad, pero quitándote algo de ti. Así que está esa idea: la felicidad es una buena vida, una buena vida sexual, una buena pareja, un buen trabajo, dinero, lo que sea que necesite para que mi vida sea agradable. Así que imaginas que ser feliz tiene que ver con la sensación de estar completo. Pero lo curioso de estas sustancias es que la forma en que funcionan con tu cerebro es cortando. No completan, más bien retiran, te quitan algo".
En ese sentido, advierte que convertirse en una sociedad que utiliza la medicación en exceso "significa olvidarse del cambio y en el peor de los casos, nos convertiríamos en una sociedad zombie".
Y concluye: "Si pones algo en tu cuerpo y hace algo a tu cuerpo, lo primero que debes hacer es comenzar a hacer preguntas, ¿cierto? Pero no como las cosas estándar de los antivacunas diciendo 'Oh, hay una conspiración', sino hacer preguntas precisas y ver, y discutir, y experimentar, y luego ver qué puede pasar, porque un cerebro no es igual que otro".