Efectivos investigan el hurto de una caja fuerte con $ 700 mil pesos empotrada de la oficina de un comercio en Costa Azul, ubicado a 100 metros de una subcomisaría.
Rocha ofrece 180 kilómetros de playas oceánicas, olas, conciertos, atardeceres y también una oportunidad para los delincuentes. La visita de miles de veraneantes a la costa atlántica -más de 50.000 a La Paloma y La Pedrera en los primeros días del año, según estimaciones de ese municipio con base en el consumo de agua potable de OSE- conlleva más movimiento económico y también un aumento de los delitos.
De todas maneras, el primer balance de la Policía sobre la seguridad en el inicio del verano es positivo, porque las denuncias por hurtos, el delito prevalente en el departamento, cayeron en relación con el año pasado. Sin embargo, una serie de delitos están en el foco de los investigadores que buscan a los responsables.
El jefe de Policía de Rocha, Claudio Correa, dijo a El País que "la principal problemática en Rocha es el hurto". Entre el 21 de diciembre y el 16 de enero de la temporada pasada, se registraron en el departamento 191 denuncias de hurtos, mientras que en la actual, durante el mismo período, 122, lo que refleja una caída de 36% que Correa vincula al trabajo policial.
Hay algunos casos que han sido el comentario entre los turistas en los últimos días: el asalto a la carnicería de Costa Azul, frente a la subcomisaría, y el copamiento en una estancia cerca de Castillos. Aunque la Policía ha logrado detener a varios ladrones o cómplices de hurtos que han sido condenados en los últimos días, sigue buscando a los responsables de estas dos fechorías.
En la madrugada del 1 de enero, a la hora 3, un ladrón (o más de uno) entró por una ventana a una oficina contigua a la carnicería Milagros, donde no había alarma, desconectó las cámaras de seguridad y desamuró el cofre fort empotrado en una estufa. Se fue con el botín y el DVR, donde se almacena el registro fílmico de las cámaras de seguridad. El empresario, que tiene una cadena de comercios del rubro y guardaba allí la recaudación, declaró en una primera instancia que en la caja había $ 500.000 y US$ 600. Luego, tras el arqueo, planteó que había unos $ 700.000.
El hurto se dio a unos 100 metros de la subcomisaría policial de Costa Azul, en La Paloma, que permanece cerrada y sin agentes hasta el 1 de enero en la mañana. El robo se dio unas horas antes de que llegaran los primeros efectivos al destacamento.
Copamiento
El otro golpe que impactó por su modalidad fue el copamiento a una estancia ubicada sobre ruta 9 a siete kilómetros de Castillos. Un auto color blanco entró en la tarde del sábado 11 de enero al establecimiento rural y llegó hasta la casa en la que había tres trabajadores. Dos de ellos salieron a recibir la inesperada visita cuando fueron sorprendidos por los tres ocupantes del vehículo, quienes vestían chalecos antibalas y ropas similares a las que usan los policías, además de armas de fuego con las que los amenazaron. Los delincuentes maniataron con precintos a los dos hombres y a la mujer que trabajaba allí, recorrieron el lugar en busca de una supuesta caja fuerte, pero no la encontraron, porque no hay en el lugar ese tipo de dispositivo de seguridad.
Sin generar lesiones en los trabajadores, huyeron del campo en el mismo auto con lo robado: siete botellas de whisky Johnnie Walker, varios relojes, una cámara de fotos, un celular y dos armas de fuego, una escopeta calibre 16 y un revólver calibre 38.
El capataz llegó una hora después al campo y encontró a los trabajadores maniatados, los liberó de las ataduras y reportó a la Policía.
La banda sigue prófuga. Uno de los delincuentes actuó a cara descubierta; los otros dos, con tapabocas.
¿Que los copadores hayan buscado sin éxito una caja fuerte los vincula al hurto de la carnicería, donde sí lograron llevarse una? "No tenemos ningún elemento para vincular el robo con el copamiento", respondió el jefe de Policía, quien agregó que en ambos casos la investigación está avanzando.
Rapiña
Estos dos golpes más la rapiña a una estación de servicios de Castillos son definidos por Correa como "los tres eventos que han salido de la normalidad en este período", y apuntó que "no necesariamente tienen que ver con la llegada de turistas ni las víctimas están vinculada al turismo".
Dos personas llegaron armadas a la Ancap de Castillos en la noche del 6 de enero, amenazaron a los dos pisteros y a la cajera y huyeron con $ 20.000, cigarrillos y botellas de whisky. La Policía identificó a los delincuentes por el registro de las cámaras de seguridad.
Tres días después de la rapiña, una mujer denunció que le habían robado una moto que había dejado estacionada frente a un hostel en Oceanías del Polonio. Efectivos que patrullaban identificaron el vehículo en Castillos, y detuvieron al conductor, quien era buscado por la rapiña de la estación.
En el marco de un proceso abreviado, es decir, tras acuerdo con Fiscalía avalado por el Poder Judicial, este joven de 27 años fue condenado por un delito de rapiña especialmente agravado, en régimen de reiteración real con un delito de receptación a la pena de cuatro años y un mes de penitenciaria. La Policía busca desde entonces a su cómplice.
Verano Azul
Desde inicios de diciembre está en marcha el operativo Verano Azul, por el que la Policía aumenta el patrullaje en la zona costera, lo que facilita la radicación de denuncias. Para denunciar un delito, los vecinos o veraneantes no tienen que trasladarse necesariamente hasta una dependencia policial. Según el jefe de Policía, esto reduce el subregistro de hurtos y rapiñas. "Si bien hay cifras grises, están bastante ajustadas a la realidad, porque la denuncia se realiza de manera sistemática", dijo Correa.
La modalidad de robo más habitual está vinculada a "descuidos" de las víctimas detectados por oportunistas. "La persona que está dedicada al delito tiene tiempo para observar cómo es el movimiento de una casa en la que claramente hay turistas", sostuvo el jefe de la Policía, quien recomendó "que la gente descansara y se comiera el asado en el parrillero, pero que tomara determinadas medidas, como no dejar ciertos objetos visibles que sean funcionales a esas personas que están recorriendo las calles y mirando los momentos de vulnerabilidad".
Este consejo y otros similares son repetidos por los dos equipos de cuatro efectivos de la unidad de la Policía Comunitaria Orientada a Problemas (PCOP). Identificados con un brazalete, "están caminando, patrullando con cámaras corporales, recorriendo la zona de los balnearios, aportando información a los operadores turísticos y a los vecinos sobre medidas proactivas en una zona de descanso: que no tiene que estar con esa mirada rígida, para sí tomar medidas", dijo el jefe de Policía.
Al hablar sobre la caída de denuncias de hurtos en el departamento, Correa estimó que el trabajo de la PCOP es "una variable que también potencialmente está incidiendo en la reducción del indicador".
En el marco del operativo Verano Azul, que va de diciembre a abril, hay otras variables que el jefe policial menciona y que se despliegan progresivamente: el traslado de efectivos de zonas no costeras a los balnearios, la extensión del horario de trabajo de los policías, el aumento del patrullaje del Programa de Alta Dedicación Operativa (PADO), de equipos de la Brigada Departamental de Seguridad Rural que recorren a caballo zonas donde los vehículos no pueden transitar, como la playa y el monte. También nombra el apoyo de personal de la Guardia Republicana, de cadetes de la Escuela Nacional de Policía que hacen su praxis en verano en el departamento, y de la Policía Aérea Nacional que patrulla con un helicóptero y tiene a disposición un avión para operativos sorpresa.
Correa sostuvo que "el patrullaje de Verano Azul está identificando a personas en actitud sospechosa", insistió en que la caída en los hurtos se da "por ahora", y explicó: "No va ni siquiera un mes y todo es dinámico. El escenario más probable, porque ahora empieza a caer la cantidad de turistas y la gente que viene de otros lados a cometer delitos queda más expuesta, es que (la caída de las denuncias por hurtos en Rocha) se va a mantener en esa línea".
Tras diversas detenciones de la semana pasada, el Poder Judicial condenó a cuatro personas en el departamento por hurtos en la zona costera, dos rochenses y dos montevideanos. Tenían antecedentes penales y cumplen prisión efectiva.