Viernes, 14 de Marzo de 2025

Personas y estadios

ChileEl Mercurio, Chile 9 de febrero de 2025

Elías Figueroa y Carlos Caszely, hace unos días, se sentaron en la tribuna del estadio porteño con el nombre del defensa: el Elías Figueroa Brander, al centro de la República de Playa Ancha y pronto a ser remodelado

Elías Figueroa y Carlos Caszely, hace unos días, se sentaron en la tribuna del estadio porteño con el nombre del defensa: el Elías Figueroa Brander, al centro de la República de Playa Ancha y pronto a ser remodelado.
Es por el Mundial Sub 20, y son trabajos interiores -camarines, casetas, estacionamientos- que no afectarán su presencia tal como está ahora, que se ve como Figueroa y Caszely: bien parados a los 78 y 74 años, respectivamente.
Entre la Escuela Naval y la Universidad de Playa Ancha, a los pies de las canchas de la Alejo Barrios y pegado al cementerio 3. En la explanada de sepultados en tierra y en los días con viento, o sea siempre, ondean las banderas de Santiago Wanderers sobre las tumbas. Algunas hilachentas, tantas roídas y muy pocas enteras. Todas flamean.
Figueroa y Caszely, en junio de 1974, entraron al Estadio Olímpico de Berlín, vistiendo los colores de Chile. 81.000 espectadores y derrota por 1 a 0 frente a Alemania Occidental, y el gol desde fuera del área lo hizo Paul Breitner (73'), gran mediocampista que hizo carrera en el Real Madrid pese a su fama de intelectual maoísta que horrorizó a los dirigentes de la Casa Blanca, pero Santiago Bernabéu, el histórico presidente, más sabía de leseras que de fútbol, así que le dio el visto bueno. Breitner, además de maoísta, era un cliente habitual de la discoteque Cerebro. Eran varias en el Madrid de la movida. La de calle Magallanes era bien buena.
Figueroa y Caszely, en junio de 1982, entran al estadio Carlos Tartiere de Oviedo con los colores que ya sabemos, y son los únicos que siguen en primera línea y se repiten el plato de 1974. Figueroa era capitán y Caszely perdió lo que también todos sabemos. Eran 22.550 espectadores y fue derrota por 1 a 0 frente a Austria y el gol de cabeza lo hizo Walter Schachner (68), blanco teutón, rubio y apodado Chocolate. No hay nada irónico en esto, son austríacos. Cuentan que era por goloso y porque le gustaban de niño. El gris tirolés, el con turrón cenizas de naranja y el con whisky trufa, pero ya mayorcito.
En febrero del 2003, hace justo 22 años, estaban echando abajo el estadio Carlos Tartiere y hasta talaron los árboles de los alrededores. La afición del Real Oviedo lo sintió en el alma, había sido fundado en 1932, pero tenía problemas. En el Mundial del 82 cabían 23.500 espectadores, pero 6.500 sentados y el resto, 17.000, de pie. Por la ordenanza de la FIFA de 1998 quedó con 13.605 sentados y 2.880 de pie, pero el total se redujo a 16.485. El asunto es que lo echaron abajo y ahora la afición acude al Nuevo Carlos Tartiere que se inauguró el 2000 y mantiene un aforo de 35 mil y todos sentados.
Las personas pasan y los estadios también.
Un relator inspirado si transmite desde el estadio de Valparaíso puede decir lo que todos sabemos: lo único eterno es el viento de Playa Ancha.
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