La siesta

Ya retornados a nuestras rutinas, coincidimos con el Prócer en que una de las cosas que echamos de menos de las vacaciones es poder dormir siesta sin remordimientos, ya que en nuestra vida normal regalarle tiempo al sueño parece casi un desperdicio. "No es como antes. Yo tenía un tío que hasta se ponía pijama para dormir largas siestas, sin vergüenza alguna. Además la siesta no tenía el condimento de flojera que tiene hoy. Recuerdo que mi madre usaba las expresiones 'me voy a tender un rato' o 'voy a reposar'. En cambio ahora decimos 'voy a echar una siestecita', usando el diminutivo para reducir la culpa", comenta.
Nos acordamos que años atrás un diputado presentó un proyecto de ley para introducir el derecho a una siesta de 20 minutos durante la jornada laboral, el que despertó ironías y fue finalmente rechazado, aun cuando curiosamente recibió el apoyo del empresario Ricardo Claro. Entonces se le ocurre solicitar a la inteligencia artificial que redacte un poema sobre la siesta, y al cabo de un rato me lee el siguiente resultado: "La siesta es un regalo del cielo, un oasis de paz en medio del día, un momento sagrado de libertad, donde el tiempo se detiene y todo es armonía. Así que déjate llevar por el sopor suave, y sumérgete en el sueño reparador, porque en la hora de la siesta, la vida se detiene y el alma encuentra su resplandor".
"Darling, muy buena la tecno-poesía. Hasta me dio sueño", le dice su mujer, ahogando un bostezo.