Viernes, 06 de Junio de 2025

Libros de autoayuda y superación son los más leídos hoy en las cárceles de Chile

ChileEl Mercurio, Chile 13 de abril de 2025

"Del amor propio al amor al otro", de Pilar Sordo, y "La razón de estar contigo" de W. Bruce Cameron encabezan la lista. Los presos ven en la lectura una forma de escapar de la realidad y adquirir conocimiento.

"Rigo" tiene 39 años y, de ellos, lleva cuatro y medio en la ex-Penitenciaría. En su reclusión, ha encontrado en los libros un aliado para que los días tras las rejas pasen un poco más rápido. "Es un modo de escape de la realidad, del estrés del día a día. Leo porque me gustan las historias, poder vivirlas en mi mente", cuenta.
Tener una biblioteca en su lugar de reclusión le da una cuota de felicidad. Rigo lee desde historietas hasta novelas como "Francisca Yo Te Amo" o "Inferno". "También leo libros de historia o del cosmos", añade.
En las cárceles de Chile el género más solicitado es la literatura y esto coincide en que vean en la lectura un escape de la realidad. "El gran grueso lee fantasía, lee ficción", dice Paula Larraín, directora del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas de Chile (SNBP).
Así, el 47% de los préstamos son de Literatura y le siguen Cómics con el 10%, Ciencias (8%) y, luego, Historia y Revistas con 7% cada una. El 5% de los libros prestados se trata de Psicología y Filosofía.
"El título más prestado en Chile es uno de autoayuda de Pilar Sordo: 'Del amor propio al amor al otro', junto con 'La razón de estar contigo', de W. Bruce Cameron", cuenta Larraín.
Del primero dice su resumen en Amazon: "nos interpela directamente a encontrar dentro del silencio de cada uno el camino para transitar por la vida conociéndonos, aceptándonos y cuidándonos".
El segundo, "es una historia sobre un cachorro que busca su propósito en la vida. El libro narra cómo el cachorro renace en distintas vidas, en las que encuentra amigos y amor", dice su reseña.
A estos libros le siguen "Cerebro: Los secretos del órgano más complejo" (José Viosca), "Drácula: La novela gráfica", "El lenguaje del alma: el arte de escuchar la vida y alinearse con ella" (Josep Soler) y, luego, dos libros de H. P. Lovecraft: "La llamada de Cthulhu" y "La sombra sobre Innsmouth" (versión cómic).
Fuga de la realidad
Valeria, de 49 años, está recluida en el Centro Penitenciario Femenino de Santiago, conocido como la Cárcel de Mujeres. Cuenta que al leer se transporta en el tiempo. "Siento que estoy en la época del libro y las emociones que me genera son variadas: alegría, tristeza, rabia. Todo depende de lo que estoy leyendo pero, en general, la sensación es de relajación porque me saca de la rutina diaria".
Prefiere las novelas "porque tienen de todo: amor, suspenso, intriga y hasta humor. Algunas te llevan a otros tiempos, otras te muestran muchas cosas de la vida cotidiana".
Valeria es una de las 7.740 personas privadas de libertad que fue usuaria activa en 2024 de una de las 82 bibliotecas que existen en las cárceles de Chile.
Estas colecciones son parte del Plan de Bibliotecas en Recintos Penitenciarios, dependiente del SNBP. El plan fue creado en 2015 y enfrenta su década de existencia con renovados bríos.
Antes de 2015 existían bibliotecas en las cárceles, muchas de las cuales dependían de la extinta Dibam y que, en general, estaban asociadas a escuelas penales. La mayoría de ellas no pasaban de los 350 textos.
Pero desde hace 10 años hay un trabajo sistemático en los recintos penitenciarios. En esta década se han prestado libros a 43.560 personas privadas de libertad que han pedido 292.386 textos. En 2024 se prestaron 28% más de libros que en 2023, esto es 52.716 textos solicitados por los reclusos.
Felipe, "El Peña" (31 años) está cumpliendo una condena de cinco años y un día. Participa en un taller de lectura -uno de los tantos que se dictan en recintos penitenciarios- y es usuario activo de la biblioteca de la ex-Penitenciaría. "Me gusta la lectura. Paso el tiempo de mi condena más rápido y entretenido, y desarrollo mi comprensión lectora", dice. "Es la mayor entretención que puede tener un preso".
De las 61.097 personas privadas de libertad en el país (a diciembre de 2024), 7.740 son usuarias activas de una biblioteca. Eso sí, en proporción, las mujeres leen más que los hombres, cuenta Larraín.
El 20% de los usuarios de las bibliotecas son mujeres, un porcentaje importante considerando que solo el 7% del total de personas privadas de libertad son mujeres. Visto de otra forma: el 31% de las mujeres privadas de libertad son socias de las bibliotecas, mientas que solo el 11% de los hombres lo es.
"No solo hay un trabajo de poner colecciones de libros a disposición de las personas privadas de libertad", explica la directora del SNBP. "También realizamos una serie de acompañamientos a través de talleres de fomento lector y de alfabetización digital", añade. A esos talleres asistieron 592 personas durante el año pasado.
A esto se suma la realización de un concurso literario, "Cuéntanos", el que recibió 850 relatos de todas las bibliotecas penitenciarias.
Leer trae beneficios directos a las personas privadas de libertad. "Bajan sus niveles de ansiedad y ocio, adhiriendo de una mejor forma a los procesos de intervención que buscan su efectiva reinserción social", cuenta Pablo Gaete, subdirector de Reinserción Social en Gendarmería de Chile.
Y esto se explicaría, dice, porque el ejercicio de la lectura "implica un trabajo cognitivo de visualización y transformación imaginativa". En otras palabras, pueden vislumbrar cambios en sus trayectorias de vida y este convencimiento es vital para reducir los riesgos de reincidencia delictiva.
Así también lo cree Tania (51 años) quien cumple condena en la Cárcel de Mujeres. "Nos sirve para matar el tiempo y qué mejor que leer. Adquirimos conocimiento, mejoramos la dicción y nos entretenemos. Amo los libros y quiero seguir aprendiendo".
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