AL DESCUBIERTO. Mientras las llamas arrasan el Centro de Lima, grandes edificaciones siguen creciendo sin fiscalización ni autorización municipal. El Comercio investigó quiénes representan a algunas de estas.
Ya se sabía ?al menos en la zona? que ese enorme bloque sin ventanas era un riesgoso almacén. No fue sorpresa, dijeron algunos, cuando las llamas se asomaron por el jirón Santa Rosa y llegaron hasta el cruce con jirón Sotomayor. Fue el domingo por la noche, aunque pudo haber sido cualquier día: el fuego empezó, dicen, en una vivienda y enseguida lamió los muros de los almacenes, que eran cuatro, grandes, irregulares, atiborrados de textiles y mercadería inflamable.
Y mientras el humo aún salía de los escombros, el recorrido de El Comercio confirmó lo que los vecinos susurraban desde hace meses: que en Barrios Altos hay almacenes que crecen en vertical, sin control, sin aire, sin permisos. Edificios enteros convertidos en depósitos clandestinos, donde se apilan productos que no deberían estar allí. Como si la tragedia hubiese sido una cuestión de calendario más que de prevención.
El grupo LQ, afectado recientemente por un incendio ?presuntamente causado por extorsionadores?, tenía su almacén en funcionamiento a pesar de las clausuras, y mostraba en sus redes sociales una gran acumulación de productos. Su representante legal es Lou Haoyu. Por otro lado, el grupo Fey, dirigido por Zhan Zhicheng, tiene un almacén de más de ocho pisos en el jirón Puno, donde regularmente invade la vía pública para descargar mercadería, y también exhibe el hacinamiento de sus productos en redes sociales.
A pocas cuadras, está el gran almacén de la empresa Importaciones D?Marita. La representante de esta, Marilú Rudas Pantoja, ha sido sancionada por el Ministerio de Cultura por la construcción de la edificación que ha afectado y alterado gravemente la zona monumental de Lima.
La empresa China Bit, ubicada en el jirón Cusco y representada por Keyla Mori Bazán, día y noche descarga mercadería. Incluso en sus redes sociales muestra cómo llegan los grandes camiones de carga pesada, actividad que está prohibida en esta zona monumental. Todos estos casos revelan una preocupante normalización del uso irregular del espacio público y el incumplimiento de las normas en pleno corazón de Lima.
Ya en el 2005, con la Ordenanza 893, se había dicho con todas sus letras: Barrios Altos no era lugar para almacenes. Y luego, en el 2019, lo repitieron con la 2194, como quien insiste porque no lo escuchan. El abogado y experto Marco Gamarra lo confirma y sostiene que convertirlo en depósito es negarle su propia existencia. Pero igual llegaron los almacenes, subieron pisos, borraron fachadas, escondieron muros antiguos detrás de cajas y plásticos. Como si la norma fuera un papel más entre tantos.
Además, la Ordenanza 2195 establece que el uso de suelo para depósitos es no conforme en esta zona, donde solo se permiten actividades residenciales, comerciales, de vivienda-taller y servicios públicos.
Román Nazario Álvarez, presidente de la Cámara de Empresarios de Mesa Redonda, defendió la legalidad de los almacenes en el Centro de Lima, asegurando que tributan, cuentan con declaratoria de fábrica y operan con el conocimiento de la municipalidad, aunque no poseen licencia de funcionamiento debido a las restricciones del Plan Maestro del Centro Histórico de Lima.
En ese sentido,argumentó que las ordenanzas no toman en cuenta el impacto económico, y atribuyó los incendios recientes a actos extorsivos. Asimismo, criticó la falta de respuestas de las autoridades ante las propuestas de regularización y responsabilizó a la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) de no presionar para renovar la red de agua ?obsoleta?.
Además
Nazario negó que el Ministerio de Cultura haya sancionado a los depósitos incendiados, aunque uno de ellos, ubicado en el jirón Junín, sí tenía una sanción.
La MML no respondió a nuestra solicitud de entrevista, pese a nuestra insistencia.