Martes, 20 de Mayo de 2025

Mariane Krause "Voy más allá de lo esperado y tomo todos los desafíos"

ChileEl Mercurio, Chile 20 de mayo de 2025

La primera mujer en asumir la Prorrectoría de la UC habla de los desafíos de su carrera y su vida. Krause define su feminismo y asegura que nunca ha planificado sus movimientos, pero sabe reconocer oportunidades. Sobre el equipo directivo igualitario que acompañará al rector Juan Carlos de la Llera, dice: "Me gusta como mensaje hacia la universidad y hacia la sociedad".

T erminaba el martes 11 de febrero. Mariane Krause estaba en su departamento en la playa. Cerca de las 08:00 de la noche descubrió en su WhatsApp un menaje de Juan Carlos de la Llera, quien había sido presentado como el nuevo rector de la Universidad Católica unas semanas antes. Quería conversar con ella. La psicóloga, y entonces decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la misma universidad, dijo que la llamara. A los minutos, De la Llera le preguntó si quería formar parte de su equipo directivo y, antes de que Krause respondiera, le propuso asumir la Prorrectoría de la UC.
-Me sentí ansiosa, emocionada, feliz y nerviosa, todo al mismo tiempo. Obviamente, acepté de inmediato... Me gustó la idea de ser prorrectora. Siempre me han gustado los desafíos.
Mariane Krause repetirá durante su conversación esta última frase. La expresión aparecerá antes o después de hablar de algunos de los momentos importantes de su carrera antes de convertirse en la primera mujer a cargo de la Prorrectoría de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Hace casi un mes, Juan Carlos de la Llera asumió la rectoría junto con las nuevas autoridades universitarias que lo acompañan en su período: un grupo igualitario que está conformado por cuatro mujeres y cuatro hombres.
-Estoy feliz de tener este cargo, como mujer, siento la identificación de otras mujeres y a la vez siento una gran responsabilidad. Las mujeres cuando estamos en cargos nos sentimos responsables, porque, además de cumplir con las responsabilidades, sentimos que estamos representando a otras mujeres. Esto no es diferente para mí en este caso. Y lo del equipo igualitario, me encanta, me gusta como mensaje hacia la universidad y hacia la sociedad. Todos y todas podemos tener cualquier cargo, independiente del género. Esto es importante.
Este último martes de abril Mariane Krause (67) está en su casa en La Reina. Son las cinco de la tarde, pero se tomó un tiempo de una agenda apretada de actividades.
-Aunque dé susto al inicio, hay que creerse capaz. Eso vale para todo lo que he hecho antes y también para este nuevo cargo. Pero tengo claro que los primeros períodos son tremendos, porque tienes que aprender demasiadas cosas y recibes mucha información. Hay muchas cosas que recién estoy visualizando y otras que ni siquiera he visto bien todavía.
Mariane Krause hace una pausa y agrega:
-Ser prorrectora es un reto, pero gracias a que fui decana conozco muy bien la universidad, a la gente, los procesos. Cuando partí como decana no los conocía tan bien, pero además asumí ese puesto en pandemia y todo era por Zoom... Hasta ahora, me parece que fue más difícil ese primer mes como decana que la Prorrectoría hasta ahora.
Antes de estudiar Psicología, Mariane Krause tocó piano por diez años. Estudiaba en la Escuela Moderna de Música y practicaba cinco horas diariamente, aunque asegura que su profesor de piano lo consideraba "insuficiente". Cuando terminó tercero medio y dejó la música, ya había decidido estudiar Psicología y las clases de piano no eran compatibles con estudiar en la universidad.
-Mi mamá toca piano, mis dos abuelas, fue como un tema que lo dejara. Aunque a mi papá le hubiera encantado que estudiara Medicina, yo preferí Psicología, y como entonces la carrera solo existía en dos universidades, tenía que prepararme para ingresar.
Krause ahora comenta que esa fue una de las primeras decisiones brutales y arriesgadas que ha enfrentado.
Mariane Krause Jacob nació y se crio en Santiago. Es la mayor de los dos hijos del matrimonio de Irmgard Jacob y Heinz Krause.
-Mi papá falleció muy joven, a los 49 años, en un accidente de un avión de cuatro pasajeros, piloteado por un señor de Estados Unidos que quería vender ese modelo aquí en Chile. Fue un vuelo de prueba y se estrelló al cruzar un lago con unos cables de alta tensión que cruzaban la bahía y no se distinguían con los cerros de fondo.
A los 20 años, Marianne Krause, quien ya estudiaba Psicología en la UC, había salido antes de la casa paterna para vivir con una amiga ("arrojada como siempre"), porque quería independizarse.
-Vivíamos en la calle Lautaro, en una casa de adobe de dos piezas. Pero luego de la muerte de mi padre volví a la casa paterna (ahora solo materna), donde permanecí por dos años más.
Mientras la luz opaca de esta tarde nublada atraviesa el ventanal de su casa, Krause reflexiona sobre su carrera y su vida. Con voz pausada, pero resuelta, asegura que nunca ha trazado plan vital ni se ha autoimpuesto metas.
-Para hacer eso, hay que pensar cada uno de los pasos que darás, pero yo nunca he planificado nada en mi carrera, no creo en los planes de vida preestablecidos. Lo que sí tengo claro son las cosas que me gustan y las que no. Eso me ha ayudado a captar las oportunidades, pero hay que tener súper claro lo que uno desea... Es necesario estar en sintonía, tener feeling , entender lo que te interesa y si, de repente, se abre una ventana, una puerta, tomarla.
Esa forma de pensar explica gran parte de los "riesgos" que han marcado su biografía. A los 17 años, impulsada por su padre, Mariane Krause realizó el curso de piloto de planeador. Aprobó el curso de navegación aérea tras rendir un examen con materias teóricas que ni siquiera había visto en el colegio, como trigonometría.
-Volé varios años en planeador, también con pasajeros, cuyos aportes me lograban financiar los vuelos. Por supuesto, casi no éramos mujeres piloto en el club de planeadores.
Ya en ese tiempo había incursionado en otro espacio entonces predominantemente masculino: integraba una patrulla de esquí ("deporte que practico hasta ahora"). Para lograrlo realizó entrenamientos, tomó cursos de primeros auxilios y llevó a cabo entrenamientos de verano subiendo cerros.
-Respecto de mi historia de mujer, de género, fue crucial no respetar ningún límite en el rol tradicional. Lo entendí. Voy más allá de lo esperado y tomo todos los desafíos.
- ¿Se define como feminista?
Mariane Krause escucha la pregunta, guarda silencio y piensa antes de responder.
-Mira, siempre me consideré feminista. ¿En qué sentido? Porque odié desde niña que hubiera algún tipo de límites para el desarrollo de uno por tener un género determinado. En ese sentido, tengo la semilla del feminismo. Desde niña, por el hecho de ser mujer, no hubo cosas que me fueron vedadas.
La prorrectora luego agrega:
-Para mí son muy importantes las libertades y que las mujeres no tengan trabas. En Chile tardó mucho en entrar el término feminismo, y hasta hoy muchos hombres lo entienden como que busca un mundo dominado por mujeres. Nada más alejado de mi pensamiento, porque no me gusta el dominio de un género por sobre otro. Sea el que fuere. La idea de dominar a los hombres me parece absurda. Todos podemos ganar si es que nos aceptamos como iguales, como una cuestión bien básica. Pero, en fin, hay que seguir trabajando
-¿Cuál es su mirada de las movilizaciones feministas que hace años se tomaron las universidades?
-Ese movimiento feminista de las jóvenes universitarias creo que hizo mucho, en términos de sus consecuencias, en términos de abrir los ojos y empezar a reconocer estos problemas. Nuestra universidad cambió muchísimo y supongo que todas, porque fue un salto en el desarrollo de los derechos.
Mariane Krause egresó de Psicología en 1981 y se tituló en 1983, porque comenzó a trabajar mientras estudiaba y adelantó una especialización en orientación vocacional que había en aquella época en su universidad. Comenta que también fue dirigente estudiantil, en el primer Centro de Estudiantes elegido democráticamente en la Escuela de Psicología.
-Fue en dictadura y recibí hasta amenazas telefónicas.
Uno de sus primeros trabajos, antes de titularse, fue dar asesoría y atención psicológica en el Hogar de Menores San Alfonso del Instituto de Colonias y Campamentos. Luego trabajó en un programa de "Libertad Vigilada" y tenía a 20 jóvenes a cargo.
-Eran hombres y mujeres jóvenes que habían delinquido. Dos de ellos habían sido acusados de homicidio, y otros fueron detenidos en las protestas por razones políticas. Algunos fueron perseguidos por los servicios secretos de inteligencia del momento y me tocó interactuar con la Vicaría de la Solidaridad, que protegió a algunos de ellos. Eran jóvenes de Pudahuel y Renca.
-Eran barrios de una pobreza inmensa. En esos recorridos tenía una sensación de estar pisando el suelo de la vida verdadera que era terrible, pero me daba una sensación de que estaba en contacto directo con "lo real". Cuando había allanamientos, ellos me protegían. Una vez me quedé a dormir allí, porque era demasiado peligroso que saliera. Pero también me invitaban a matrimonios y funerales.
A los 29 años se fue a Alemania para cursar su doctorado en psicología en la Freie Universität Berlín. La acompañó su hija y volvió a comienzos de los 90.
-Me sentía ahogada acá, eso fue importante para la decisión de irme. Trabajaba en distintas cosas, hacía clases en la Usach, talleres que tenían que ver con la línea más comunitaria, de relaciones interpersonales, de liderazgo, y tenía otros trabajos... Socioculturalmente o sociocultural-políticamente, estaba ahogada. Cuando llegué a Berlín fue una explosión cultural impresionante y aprendí mucho de psicología comunitaria.
Antes de regresar a Chile, Krause postuló a un trabajo en la UC. Otro estudiante chileno que hizo su doctorado en Berlín y volvió un año antes le envió un recorte de un llamado a concurso que había aparecido en un diario. Envió sus papeles y apenas llegó la entrevistaron para un cargo de media jornada en la Escuela de Psicología, que complementó con las clases en la Usach y otras en jornada vespertina en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Eso cambió cuando le ofrecieron otra media jornada en la Facultad de Educación UC, que estaba creando el Doctorado en Educación.
-Entonces tenía dos medias jornadas, pero igual seguía haciendo clases en otros lados. Lo que ya tenía claro era que empezaba a perfilar una carrera universitaria, hasta que un año o dos años después hubo una reforma importante dentro de la Escuela de Psicología y me ofrecieron una jornada completa... Fue el verdadero inicio de mi vida académica, porque me acerqué más a la investigación, empecé a publicar.
Entonces participó en la creación del primer Doctorado en Psicología y luego junto a académicos de la Universidad de Chile, tanto de Medicina como Psicología, desarrollaron el Doctorado en Psicoterapia, en que ambas universidades conforman el claustro, y en la administración y gestión, de forma coordinada. Mariane Krause fue jefa de ese programa. En 2014 asumió la dirección del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (Midap), un centro que reúne a psicólogos, psiquiatras y profesionales de la salud para analizar y desarrollar iniciativas enfocadas en prevenir esta enfermedad. Dejó este puesto en abril de 2019, cuando fue nombrada presidenta de Consejo Conicyt.
-Creo que las cosas más bien se han dado. Repito, no soy de esas personas con un plan vital, que lo quieren hacer... Incluso hay como momentos que han tenido un factor sorpresa.
Para Krause uno de esos momentos fue la propuesta para llegar a ser decana de la Facultad de Ciencias Sociales UC. Había vuelto a la Escuela de Psicología tras dejar la presidencia del Conicyt, cuando en uno de los pasillos de la Escuela de Psicología se encontró con la actual decana, Katherine Strasser, quien le preguntó: "Mariane, ¿quieres ser decana?".
-No le respondí, pero antes de llegar a hacernos un café, le dije que me parecía. Ahí se gestó y hubo una campaña larga después; entre medio, nos agarró la pandemia, y después asumí el decanato en plena pandemia.
Cuando Juan Carlos de la Llera fue anunciado como rector a finales de enero, Mariane Krause le envió un mensaje de felicitaciones. Habían coincido como decanos durante un año, y comenta que De la Llera la apoyó en el diseño del Instituto tecnológico público en convivencia y sostenibilidad social del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Krause dirigió el consorcio de investigación de universidades que realizó la construcción del perfil institucional.
-Dice que le gustó la idea de asumir la Prorrectoría.
-Espero que no se entienda mal, pero me interesó, porque es un lugar que está muy arriba en la jerarquía de la universidad, por lo tanto, es una posición interesante para participar en transformaciones en la universidad, especialmente si piensas que puedes aportar a eso. Y yo creo que puedo aportar, porque tenía una visión de la universidad que ya había adquirido como decana. Además, otra cosa que me fascina son los procesos de cambio, las transformaciones. Estuve en la presidencia en el último año de Conicyt y participé en su transición a la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).
-Entonces, ¿cree en un proceso de transformación en la UC?
-Creo que sí.
-¿Es necesario?
-Pero no se trata de poner la institución patas para arriba... Todas las organizaciones, pero también los países, tienen etapas en su desarrollo. Creo que en la historia de la UC ha habido obviamente distintas etapas, y se pueden identificar, pero ahora quienes integramos la dirección superior sentimos que estamos en un momento de inflexión. No digo que no se haya hecho algo antes en la Universidad Católica, los ha habido los últimos 15 años y antes de eso también, pero el rol de la UC en el país es muy importante y tenemos una responsabilidad. Estamos en un país que tiene muchos problemas sociopsicoculturales, si puedo usar ese neologismo. Tenemos problemas profundos de inequidad en todos los sentidos, y también en el sentido cultural. Lo he dicho en otras entrevistas, tenemos resquebrajada la institucionalidad, nos falta aglutinarnos como chilenos en torno algo que le haga sentido a una mayoría del país y poder conversar y divergir. Creo que ahí la Universidad Católica puede jugar un rol importante, y eso me motiva mucho.
Mariane Krause se ha enfocado en la investigación sobre procesos psicoterapéuticos, depresión e intervención psicosocial y comunitaria.
- Esa ha sido una de sus principales áreas de interés, ¿la mantendrá durante su trabajo como prorrectora?
-Sí, absolutamente. Tengo un tremendo encargo de nuestro rector. En mi prorrectoría estamos alojando una nueva dirección que tiene que ver con bienestar y salud mental con un enfoque hacia toda la comunidad universitaria, con un foco propio de la salud pública, puesto en promoción, prevención y también en intervenciones tempranas, hasta donde se puede en el contexto universitario. Así que el tema salud mental está como en mayúsculas.
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