Mientras se lo ve en "Mazel Tov" y "Atrapados", el reconocido actor argentino estrena su debut como autor teatral con "La Piedad" que va todos los viernes en el Teatro Metro
A
Fernán Mirás, lo tenemos como actor. Está, de hecho, en dos éxitos actuales: en cines con
Mazel Tov, la comedia dirigida por su amigo, Adrián Suar y
Atrapados, el éxito internacional de Netflix sobre novela de Harlan Corben.
Acaba, además, de terminar su tercera película como director después de El peso de la ley y
Casi muerta, aquella con
Natalia Oreiro. La uruguaya también está en La casaca de Dios, sobre la camiseta que Diego Armando Maradona usó en el Mundial de 1986. Mirás dice que no puede creer que sea tu tercera película como director.
Pero la excusa de la charla es otra faceta de su carrera: la de dramaturgo. Mirás escribió (junto a Matías De Federico y Daniel Veronese)
La piedad, la obra que este viernes 23 y el 30 tendrá sus dos últimas funciones en TeatroMetro. Actuán
Victoria Rodríguez, Rusito González, Luciana Acuña, Gustavo Antunez y Felix Correa dirigidos por Adriana da Silva. Entradas en RedTickets.
Sobre
La piedad y los caminos que ha tomado su carrera desde su debut teatral(¡con De Niro y Christopher Walken en el público!) hasta este presente tan rico en experiencias y despés de sorprendernos por hablar entre tocayos, una experiencia inédita, Mirás charló con El País.
La Piedad, dirigió su tercera película, dramaturgo, actor...¿Por qué tanto ahora?A veces siento que fue algo que ocurrió casi sin darme cuenta y quedé entrampado. Todo eso requiere mucho tiempo. Combinar estas actividades hace que, por ejemplo, el año pasado no hice teatro porque tenía que dejar una ventana libre para poder filmar aunque en el cine eso no siempre se concrete. Mirando hacia atrás, me di cuenta de que estaba muy interesado en todo eso hace tiempo. Leía mucho, investigaba, tenía muchos libros de cine, dramaturgia y guión, pero siempre como un complemento para mi trabajo de actor.
¿Y cómo llegó a escribir?Hice un primer guion hace 15 años. Era muy raro, pero un productor me compró la opción para un par de años, aunque no se hizo. Ese guión le gustó mucho a un amigo, Juan Pablo Domenech (guionista de Juan José Campanella). Un día vino a casa, y le pedí sugerencias de libros sobre guión. Me dijo: "Pero si en tu biblioteca tenés más libros de guión que yo, que soy guionista". No me había dado cuenta lo que me fascinaba eso. Fue quien me dijo: "Algo te pasa con la escritura, no lo dejes pasar".
Ya que estamos, ¿cómo llegó a la dirección cine?Me pasó lo mismo: terminé dirigiendo porque Roberto Gispert, co-guionista y productor de mi primera película, me empezó a insistir para que dirigiera. Era una fantasía porque le tenía demasiado respeto a los directores con los que había trabajado. Me sorprendió a mí mismo. Nunca fue un plan.
Y en La piedad muestra su faceta de dramaturgo...Tengo otras obras escritas y una vez charlando sobre dramaturgia con (Daniel) Veronese, mi novia de entonces, dijo: "Ustedes hablan de lo mismo, ¿por qué no escriben algo juntos?". Empezamos a tirar ideas durante años, hasta que apareció La Piedad.
¿Y cómo se apareció?Fue medio extraño. Estábamos en un bar del Centro, y pasó un actor que nos contó sobre un director que estaba muy enfermo y solo se lo veía contento al hablar de una obra que probablemente nunca llegaría a hacer. Igual, un grupo de actores decidió empezar lecturas y ensayos. Y eso es La Piedad: un grupo de actores involucrados por invitación de la hija del director, en un proyecto que nace para no hacerse nunca. Nos pareció que ahí había una obra en un mundo que conocíamos bien, e iba a ser fácil reírnos un poco de nosotros mismos, de la tele, del teatro, del actor que llega corriendo de una grabación.
¿Cómo fue el proceso de creación?Durante un tiempo tuvimos la idea pero no nos sentábamos a escribirla. Hasta que empezó la cuarentena y Daniel me propuso escribir con Matías De Federico y surgió hacerla de tres. No tuvimos una sola reunión presencial.
Y además dirigió tres películas en todo este tiempo.Aún no lo termino de procesar: hice mi tercera película y no creo que ya la terminé. Me parece tan lejano haber hecho tres películas.
Son un montón, y en poco tiempo...Me agarró como una fiebre. Y cuando no dirijo, estoy desesperado por dirigir. Uno empieza a hacer cálculos: ¿cada cuánto dirige un director? Tengo 55 y como actor, podés trabajar en cualquier edad, hasta de anciano. Pero dirigir lleva mucho tiempo. Escribir también. Y aunque es una de las fases más placenteras, también es muy solitaria. Es curioso, porque de chico estudié Bellas Artes. Quería ser pintor. Era mi vocación desde los 11 años. Me recibí, ejercí un poco, di clases. Y en el medio empecé a actuar casi sin querer. Estudiaba teatro por diversión, y un profesor me propuso hacer un casting. Tenía 17. Debuté en teatro y terminé actor casi sin darme cuenta. Ahí cuando dirijo, me vuelve todo lo que aprendí en Bellas Artes: la plástica me entrenó visualmente. Es recuperar una carrera que me frustraba por haber abandonado.
Su debut teatral es de leyenda: dirigido por Lito Cruz y con Robert De Niro yChristopher Walken en el público.¡Sí! Ni siquiera había fantaseado con ser actor y estaba con De Niro y Walken. Y ese mismo año filmé con Liv Ullmann. Yo tenía 17, y fue una experiencia increíble. Ella fue fantástica, generosa, muy profesional. Hacía de su hijo. Me cuidó mucho y me contaba cosas de Bergman. Y después de eso, sentí que ya me había pasado todo, que había ocurrido demasiado rápido.
¿Qué encuentra en el cine que no consigue en la actuación o en la dramaturgia?Me fascina el lenguaje. Lo mismo me pasa con el teatro. Cuando escribo una obra o un guión, me siento que estoy estudiando ese lenguaje. Me interesa mucho investigar los lenguajes, buscar lo específico de cada medio para explotarlo al máximo. A veces tengo ideas sueltas y pienso: "¿esto es más potente en teatro o en cine?". Lo que quiero es aprender. Y el de director, es un oficio que se aprende haciendo.
¿Lo ayudo su experiencia como actor?Lo que me ayudó mucho es haber estado tantos años viendo todo el proceso: del guión al rodaje, del montaje al estreno, la respuesta del público, y después ver esas películas con la distancia de los años. Siento que aún tengo cosas por aprender de mi primera película.