La Asunción y San Francisco de Borja: dos realidades disímiles

Tras su saqueo y demoledor incendio, la iglesia La Asunción, ubicada en Vicuña Mackenna esquina Pierre de Coubertin, está ad portas de protagonizar un nuevo y esperanzador capítulo en su historia, gracias a la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre, que apoyó de manera exclusiva el financiamiento de las labores de rescate de la parroquia, vía donaciones particulares.
Hoy a las 10:00 horas, en el marco del Día de los Patrimonios, La Asunción será reinaugurada por el arzobispo de Santiago, el cardenal Fernando Chomali. Se le reforzaron los muros y el tímpano de la fachada, y se habilitó una nueva estructura de techumbre.
El párroco Jaime Tocornal aplaude la resurrección del templo y aclara que, pese al cierre, los feligreses siempre estuvieron presentes. "Son realmente fieles", afirma. Añade que en septiembre llegará una comunidad de religiosas polacas, a una casa facilitada por el Arzobispado de Santiago, y que aunque no es un monumento nacional, igual se entabló "un juicio, porque aquí el Estado no cuidó los bienes patrimoniales. Ya se ganó en primera instancia, y si se gana el juicio, vendría la restauración total". El padre Tocornal se refiere a esta reapertura como "la puesta en marcha de la iglesia con las condiciones mínimas, sin bancas; pero ya es un paso muy importante".
En el mismo sector, en la calle Carabineros de Chile 160, se encuentra la iglesia de San Francisco de Borja, también conocida como la iglesia de Carabineros.
En el recorrido constatamos que está cerrada a público y custodiada por un guardia que lleva el logo del Ministerio de Bienes Nacionales. Se alcanza a ver su interior, totalmente destruido durante el estallido de 2019. El sacerdote Jaime Tocornal comenta que hay un ofrecimiento de comodato del templo, "pero estamos entrampados con el Gobierno en un tema relevante, porque no sabemos cuánto durará el comodato. Si es por cinco años, es muy difícil continuar, porque acá hay un daño irreparable, se requiere mucho tiempo y recursos para levantar la iglesia. Lo ideal sería que pudiéramos firmar un comodato por 50 años", concluye el presbítero.