La invasión norteamericana a Panamá en 1989 fue exitosa porque logró su objetivo político, derrocar a un dictador narcotraficante. Una intervención hoy tendría objetivos difusos
¿Podrán concretarse los deseos expansionistas de Trump de tomar por la fuerza el canal de Panamá? De los deseos a la realidad siempre hay un trecho, aunque su superioridad militar sea abrumadora. Empero, el uso de la fuerza es poco probable.
La opinión internacional condenaría la ilegalidad de esta operación militar, una incursión del Pentágono sería vista como violación del derecho internacional.
En segunda instancia la resistencia panameña sería intensa, desde una posición soberanista y con una sociedad civil movilizada, que hace poco logró la cancelación de la explotación minera, gracias a una intensa participación ciudadana. Las huelgas recientes en las plantaciones bananeras fronterizas con Costa Rica son un signo del surgimiento de nuevos movimientos sociales. Algunos de estos actores ya se han manifestado en contra de los acuerdos firmados con los Estados Unidos (EE. UU.) para operaciones militares conjuntas.
La resistencia no derrotaría una incursión militar, pero haría que esta se empantanara.
Otro factor de riesgo deriva de la disrupción que causaría en el comercio global, pues el canal se cerraría al tránsito por algún tiempo, con consecuencias negativas como los retrasos del tráfico y la inhabilitación de cadenas de suministro. Actualmente el 40% del tráfico de contenedores de EE. UU. cruza el canal.
Adicionalmente la perturbación logística del canal, focalizada en pilotos y técnicos panameños, atrasaría aún más, la rehabilitación de la estructura canalera, afectada por las operaciones militares.
La posibilidad de sabotaje al complejo sistema de exclusas, represas y lagos es otro problema para los estrategas a orillas del Potomac.
La invasión norteamericana a Panamá en 1989 fue exitosa porque logró su objetivo político, derrocar a un dictador narcotraficante. Una intervención hoy tendría objetivos difusos, invadir es una cosa, ocupar otra.
La intervención tendría consecuencias para los EUA, quienes no podrían argumentar contra el expansionismo de otros, estarían haciendo lo mismo, y distrayendo recursos militares de otras partes del mundo.
Pueden invadir, pero la ocupación tendría costos importantes. Josep Nye ha señalado que usar solo el poder duro (hard) puede implicar costos superiores en el largo plazo.
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Constantino Urcuyo Fournier es abogado y doctor en Sociología Política de la Universidad de París. Catedrático de la Universidad de Costa Rica, exdiputado y director académico del Ciapa. Profesor visitante en las universidades de Tulane y Salamanca. También es consultor internacional y nacional para diversas empresas.