Domingo, 15 de Junio de 2025

¿Inclinará Donald Trump la carrera de la IA a favor de China?

Costa RicaLa Nación, Costa Rica 14 de junio de 2025

La competencia por la supremacía en Inteligencia Artificial (IA) se acelera entre EE. UU. y China. Mientras las políticas estadounidenses cambian, el rápido ascenso tecnológico chino, impulsado por talento y datos, podría redefinir el liderazgo global en esta era.

Puede que su guerra arancelaria se haya estancado, pero la competencia por la supremacía tecnológica entre Estados Unidos y China se está acelerando. En tanto los dos países luchan por el dominio de la IA -y los beneficios geopolíticos y en materia de productividad que ello conllevará-, una pregunta se cierne sobre ellos. ¿Conseguirá China alcanzar -e incluso superar- a Estados Unidos en cuanto a capacidades de IA?

El motor de esta tendencia es una serie de políticas introducidas por la administración del presidente estadounidense, Donald Trump. La presidencia de Trump marca una ruptura drástica con el compromiso de apertura que ha sustentado el liderazgo tecnológico de Estados Unidos durante décadas. Las medidas destinadas a que la innovación regrese a Estados Unidos pueden convertirse en un boomerang y acabar allanando el camino al predominio chino.

La evolución de la economía digital puede dar una idea de cómo se desarrollará la actual carrera de la IA tras las políticas de Trump. En la década de 1990, Estados Unidos lideró la revolución de Internet, dominando la fase fundamental de "cero a uno" al trasladar rápidamente las innovaciones del laboratorio al mercado. Esto impulsó lo que muchos alabaron entonces como la "nueva economía", caracterizada por un crecimiento acelerado, fuertes alzas de la productividad y baja inflación. China, en un principio un seguidor, inyectó más tarde un notable dinamismo a la economía digital al ampliar sus propias tecnologías innovadoras.

El desarrollo digital de China se llevó a cabo en tres etapas. La primera fue de copia y seguimiento: desde mediados de los años 1990 hasta principios de los años 2000, las empresas chinas imitaron los modelos estadounidenses, lanzando portales web y servicios en línea que impulsaron un crecimiento explosivo de usuarios.

La segunda etapa fue la localización y mejora. A medida que el ecosistema digital chino maduraba entre 2005 y 2015, las empresas tecnológicas chinas empezaron a aprovechar su profundo conocimiento de los usuarios nacionales y las condiciones del mercado para perfeccionar sus servicios. Plataformas como WeChat y Taobao no solo adaptaron conceptos estadounidenses, sino que se basaron en ellos, superando finalmente a homólogas occidentales como WhatsApp y eBay en el mercado chino.

La tercera etapa ha estado marcada por las innovaciones de gran impacto. En los últimos 10 años, las empresas tecnológicas chinas han pasado de la imitación a la innovación, siendo pioneras en nuevos modelos digitales y superando a la competencia extranjera. El ejemplo de mayor éxito es TikTok, de ByteDance, que situó a China en la vanguardia de la cultura en línea, reconfiguró las redes sociales y obligó a empresas estadounidenses como Meta a ponerse al día.

Esta dinámica ya es evidente en campos como las energías renovables y los vehículos eléctricos (VE), y la IA no será la excepción. Tras el lanzamiento de ChatGPT a finales de 2022 -que posiblemente marcó la transición de la IA a su era de adopción masiva-, China demostró rápidamente su capacidad para copiar los modelos occidentales.

El lanzamiento de DeepSeek en enero marcó la entrada de China en la fase de localización y mejora, ya que el modelo R1 de la empresa era entre 30 y 50 veces más barato de usar que el de OpenAI. En febrero, la diferencia de rendimiento entre los mejores modelos chinos y estadounidenses se había reducido al 1,7%, frente al 9,3% de 2024. Y mientras ChatGPT tardó dos meses en llegar a 100 millones de usuarios activos, DeepSeek alcanzó ese hito en apenas siete días.

Una de las principales ventajas de China es su gran cantera de ingenieros. El país produce anualmente cuatro veces más graduados en STEM que Estados Unidos. Más allá de su tamaño, este "dividendo de ingeniería" refleja una fuerte ética de trabajo y una mentalidad pragmática orientada a la optimización compleja y práctica, como demuestra la arquitectura del sistema de DeepSeek.

Con más de mil millones de usuarios de Internet y una base industrial diversa, China también ofrece condiciones inigualables para desplegar, probar y perfeccionar aplicaciones de IA. China representa casi el 30% de la producción manufacturera global, generando enormes cantidades de datos. Solo en 2019, su sector manufacturero produjo 1.812 petabytes de datos, y estimamos que esa cifra llegó a 2.435 PB en 2024.

La energía es otro factor crítico. En 2023, China generó aproximadamente 9.456 teravatios-hora de electricidad -el 32% del total global y más del doble de la producción estadounidense de 4.178 TWh-, lo que le da una gran ventaja para alimentar los centros de datos a gran escala esenciales para la adopción generalizada de la IA.

La posición de Estados Unidos en la carrera de la IA se ve socavada aún más por los recortes de Trump a la financiación de la investigación y las restricciones a la inmigración. En febrero, por ejemplo, la administración Trump despidió a 170 empleados, incluidos expertos en IA, en la Fundación Nacional de Ciencias y propuso recortar el presupuesto de la agencia en más del 50%.

Estos recortes -junto con el retraso en las asignaciones de fondos de los Institutos Nacionales de Salud y el congelamiento de aproximadamente 2.200 millones de dólares en subvenciones federales a la Universidad de Harvard- corren el riesgo de paralizar la investigación fundacional y obstaculizar la innovación en IA. Mientras tanto, es probable que las políticas de inmigración restrictivas dificulten que Estados Unidos atraiga y retenga talento global, lo que podría desencadenar una fuga de cerebros inversa a medida que los trabajadores tecnológicos chinos calificados regresen a su país para ocupar puestos bien remunerados en un sector en crecimiento.

Si bien la administración Trump ha respaldado iniciativas de infraestructura masiva como Stargate -la propuesta de un centro de datos de IA de 500.000 millones de dólares que será construido por OpenAI, Oracle y SoftBank-, tales proyectos corren el riesgo de reforzar el dominio de las Grandes Tecnológicas y sofocar la innovación necesaria para lograr avances tecnológicos transformadores.

Pero el problema más profundo radica en el alejamiento de Estados Unidos de la apertura económica. Mientras empresas estadounidenses como OpenAI se vuelven cada vez más cerradas, las empresas chinas están adoptando estrategias de código abierto. Y mientras las políticas comerciales y de inmigración de Trump ahuyentan el talento global y los colaboradores internacionales, China está comercializando activamente sus modelos de IA de bajo costo entre sus socios comerciales.

Sin duda, China se enfrenta a sus propios desafíos internos, agravados por las restricciones comerciales de Estados Unidos que han limitado su acceso a semiconductores avanzados. A nivel nacional, los responsables de las políticas chinos deben encontrar un delicado equilibrio entre el fomento de la innovación y la aplicación de controles de datos estrictos. Pero, aunque ninguna de las partes tiene un camino fácil hacia el dominio de la IA, la agenda MAGA de Trump puede ayudar inadvertidamente a hacer que China sea grande otra vez.

Qiyuan Xu, investigador principal y subdirector del Instituto de Economía y Política Mundial de la Academia China de Ciencias Sociales, es autor de numerosos libros, entre ellos Reshaping the Global Industrial Chain: China’s Choices. Wang Yaqiang es profesor en la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur.

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