Lunes, 23 de Junio de 2025

Caroline Haslett. Luchó por el sufragio femenino y las ingenieras, y además inventó un enchufe que todavía se usa hoy

ArgentinaLa Nación, Argentina 21 de junio de 2025

Caroline Haslett Dos líneas históricas fundamentales convergen en Caroline Haslett

Caroline Haslett



Dos líneas históricas fundamentales convergen en Caroline Haslett . Por un lado, fue una precursora de los derechos de la mujer , aunque la forma en que se propuso cambiar la realidad femenina habla mucho de lo siniestros que son los sesgos en general y en particular los que afectan (todavía hoy) a las mujeres. Por otro, no solo advirtió antes que nadie que la electricidad era una solución para muchas cosas, sino que también imponía riesgos que era menester gestionar . Lo hizo de una manera tan genial que uno de sus inventos todavía es hoy un estándar en Inglaterra.

Caroline Harriet Haslett nació el 17 de agosto de 1895 en Worth , Inglaterra . Su papá trabajaba en el ferrocarril (colocaba las señales), pero además era activista del cooperativismo inglés , que había dado sus primeros pasos en 1863 . Su mamá, deducimos por algunas de las obsesiones que marcarían la vida de Caroline, tenía a su cargo las tareas del hogar , algo que era inevitable para una mujer en esa época.

Suena como que algo está muy mal en el mundo cuando el destino se le fija a un ser humano desde el momento de su nacimiento debido a su género , y es algo que solemos criticar con justa razón desde las democracias occidentales. Y sin embargo, hace algo más de 100 años , nacer mujer y ser ama de casa eran prácticamente sinónimos . Más aún, salirse de ese camino podía tener costos enormes. Para nuestra pionera de hoy las cosas no salieron mal, pero eso se debió a una serie de hechos fortuitos.

Primero, había nacido en una familia que tenía una visión del mundo más moderna . Podríamos decir progresista , si la palabra no estuviera ahora teñida semánticamente por el discurso político.

La fecha de su nacimiento aporta un dato más. Eran tiempos en los que la electricidad llegaba a la civilización , y, como ocurre hoy con la inteligencia artificial o hace 40 años con las computadoras personales , el público estaba fascinado con el asunto. Había, como de costumbre, dos bandos (la grieta no es ni remotamente nueva). Los que pensaban que la electricidad era una solución para todo y los que creían que era un peligro horrible . Un Avro Lancaster de la RAF volando durante un memorial de la Batalla de Inglaterra en 2018



En tercer lugar, e independientemente de su propio mérito y su inteligencia, Caroline iba a estar en el lugar correcto y en el momento oportuno cuando llegaran las dos grandes guerras del siglo XX ; la Segunda Guerra , en particular, puso a Inglaterra en la mira de los nazis y la devastación dejada por los bombardeos alemanes fue aprovechada para repensar la infraestructura de Londres y otras ciudades ; esto incluía, ahora, el tendido eléctrico y su estandarización .

Formalmente, Haslett nunca estudió ingeniería . Luego de una educación básica -la que estaba destinada a las mujeres en su época- hizo un curso de secretaria (es lo que hay, muchacha) y se unió al movimiento sufragista . Si no sabés lo que es, quizá la respuesta te haga repensar muchas cosas. Hasta bien entrado el siglo XX (Caroline nace a fines del XIX), las mujeres no podían votar . A Caroline le habría encantado ver esta imagen; una plancha eléctrica con vapor integrado. En su época las planchas debían cargarse con brasas

Lo digo de nuevo, para que no parezca un error de tipeo. Las mujeres, por el solo hecho de ser mujeres , no podían votar. Uno lo mira desde hoy y suena a Edad Media . Pero no. En algunos cantones suizos, el voto femenino fue aprobado (por los hombres, claro) recién en 1971 . Pues bien, el movimiento sufragista buscaba que las mujeres pudieran votar; simplemente, eso. Por supuesto, era resistido por la masculinidad como una suerte de abominación . Las cosas estaban bien así, con las mujeres en la cocina y los hombres ocupándose de las cosas serias. ¿O no?

Caroline entró a trabajar en la compañía Cochran & Company , de Annan , Escocia , que fabricaba máquinas de vapor (obviamente, como oficinista ), y entonces llegó la Primera Guerra Mundial . Como consecuencia, muchos empleados fueron trasladados a los talleres de Cochran (la marca se iba a convertir también en el nombre de un tipo de calentador industrial de agua). Allí, lejos del trabajo que se consideraba natural para una mujer (esto es, el ser secretaria), tomó contacto con la ingeniería . Para entonces ya se había afiliado a la Unión Social y Política de las Mujeres , que se había fundado en Manchester en 1903 (o sea cuando Caroline tenía 8 años). Haslett en 1948, durante una exposición de electrodomésticos, con una plancha eléctrica

Después de la guerra, en 1919 , se fue de Cochran con un montón de ideas en la cabeza y se unió a lo que se conoce como WES , por Women’s Engineering Society . Hoy, más de 100 años después (un pestañeo en términos históricos), parece medio raro. ¿Acaso hay una ingeniería femenina? No. Ocurre, de nuevo, que, como con el voto, las mujeres casi no tenían participación en la ingeniería . La WES nació en junio de 1919 (es decir siete meses después del final de la Primera Guerra Mundial), y Caroline Haslett fue su primera secretaria general; se convertiría en su presidenta en 1941 . Junto con otras activistas fundarían en 1920 Atalanta Limited , una empresa que le daba empleo a ingenieras. Sigue pareciendo una tragicomedia, pero así estaban las cosas hace tan solo 105 años .

Planchame una camisa

Con la popularización de la electricidad, Haslett empezó a rumiar una idea loca . Loca para la época, y que además grafica claramente cuáles eran las aspiraciones de una activista feminista y sufragista de su tiempo . A juzgar por lo que Caroline venía observando, pensó que la electricidad y los posibles dispositivos que surgían de esta nueva forma de energía podían ser una solución para la desmesurada carga de trabajo que una mujer debían afrontar todos los días en el hogar .

Anécdota, para que no parezca una exageración. En la casa en la que me crie, que había sido construida en 1907 , había quedado, vaya a saber uno por qué, la cocina original . Era una construcción de material y hierro con espacio para poner las brasas y las aberturas donde se apoyaban las ollas para la sopa y los guisos y la pava para el mate . No tenía horno.

A principios del siglo XX, ocurría otro tanto con la plancha. Era una cosa monstruosa de hierro que se llenaba con brasas. ¿Lavarropas? Ni lo sueñes. ¿Heladera? Tampoco. A lo mejor podías comprar hielo. Los vendedores andaban por la calle con un camión especial. Lo sé porque mi primer coche fue un camión Ford 1933 para repartir hielo . Lo compré con la intención de restaurarlo y revenderlo, pero eso me iba a terminar costando más que el vehículo así que se lo vendí a un coleccionista por el mismo dinero que me había costado. Es la clase de tontería que uno hace cuando es muy joven.

La misión que se propuso Haslett fue, pues, usar la electricidad para que la vida de las mujeres fuera menos penosa e ingrata . Hoy podría sonar insultante regalarle a una mujer un electrodoméstico ; eventualmente, es algo para toda la familia. Para Haslett esto era liberación . Lo digo para que quede claro que algunas libertades que hoy damos por sentadas fueron no hace mucho un reclamo social resistido y estigmatizado .

Por supuesto, el IEE , es decir el Instituto de Ingenieros Eléctricos de Inglaterra , encontró ridícula la idea y le bajó el pulgar. Así que Haslett fue a ver a una de las mujeres que había fundado la WES, Mabel Lucy Matthews . Para hacer corto el largo y tortuoso recorrido para llegar a que las mujeres tuvieran electrodomésticos , resumo. En noviembre de 1924 Haslett fundó, junto con otras ingenieras, la Asociación Eléctrica para Mujeres o EAW, por sus siglas en inglés, que dirigiría hasta los últimos años de su vida. Asimismo, y con el precedente de haber dirigido la publicación oficial de la WES , fue también la editora del journal de la EAW .

Desde entonces y hasta 1930 , cuando ocurrió algo extraordinario (de nuevo, para la época), se sucedieron una serie de eventos notables. Por ejemplo, la WES organizó un primer encuentro internacional de mujeres en ciencias, industria y comercio . Esto le dio visibilidad a Haslett y, como consecuencia, en la reunión de 1930 del Consejo Mundial de Energía , Caroline fue la única mujer inglesa en hacer uso de la palabra . No le fue mal. Siguió representando a su país en las siguientes reuniones. El Consejo había sido fundado en la década del ‘20 ( o sea, hace 100 años ) por el empresario escocés Daniel Dunlop .

A prueba de niños

Los años entre ambas guerras, y durante y después de la Segunda Guerra Mundial, fueron frenéticos para Haslett. Por un lado, formó parte de numerosas sociedades e institutos relacionados con la planificación urbana , la industria , la administración , la economía y las artes ; en todos los casos, su norte era la inclusión de las mujeres en actividades que hasta entonces les habían estado vedadas y también la de asegurarse de que el más reciente genio salido de la lámpara -la electricidad- se usara dentro de márgenes seguros . Haslett con un equipo de lo más usual hoy, la pava eléctrica

En 1932 , la Sociedad Real para la Prevención de Accidentes entendió que también el hogar era un espacio de riesgo y puso a Haslett a cargo del comité de seguridad doméstica . Luego, con el desastre de la Segunda Guerra, fue la única mujer de un comité (otro comité) de 20 miembros encargado de la infraestructura eléctrica de Inglaterra cuando llegara el momento de la reconstrucción .

En ese comité hizo uno de sus aportes más geniales, un tipo de enchufe que evitaba la electrocución . Para entenderlo hay que, una vez más, ponerse en contexto. Hace 80 años no había disyuntores (ni llaves térmicas , para el caso). Sin un mecanismo que cortara la corriente en caso de cortocircuito, era relativamente fácil quedarse electrocutado. La tercera pata del enchufe diseñado por Haslett era más larga y abría un seguro que dejaba pasar las otras dos solo cuando ya había conexión a tierra. El estándar puede leerse en la base del enchufe, BS1363

Si un chico metía una aguja o cualquier otro objeto metálico en un tomacorrientes de entonces, nada lo protegía . Caroline, que nunca tuvo hijos, pensó que un enchufe no debía tener dos patas, sino tres (sí, claro como los de hoy) . Pero con dos vueltas de tuerca . Primera, esa tercera pata era, claro, la tierra . Si algo fallaba, la electricidad podía escapar por allí ; dentro del enchufe, además, había un fusible (de 1 a 13 Amperes), que evitaba que los dispositivos se quemaran ante una sobrecarga. Pero además, esa tercera pata era más larga que las otras dos . Dentro del tomacorrientes, los dos conectores que tenía corriente estaban obturados por una puerta que solo se abría cuando se introducía la pata correspondiente a la tierra. Como esa pata era más larga, los contactos vivos solo se podían acceder cuando ya había conexión a tierra.

Así, si un chico metía una aguja en el enchufe, nunca llegaba a los contactos vivos . Su diseño del enchufe seguro fue aceptado y todavía se usa hoy en Inglaterra . El estándar se denomina BS1363 . Fue adoptado también en otros países.

En 1947 , Caroline recibió la Gran Cruz de Dama de la Orden del Imperio Británico (o DBE , por sus siglas en inglés). Casi tres décadas de lucha empezaban a dar sus frutos. Nueve años después, se retiró de las actividades públicas, debido a su mala salud, y se fue a vivir con su hermana Rosalind , cinco años menor que ella; Rosalind sería también su biógrafa . Caroline falleció a los 61 años de un ataque cardíaco causado por enfermedad coronaria el 4 de enero de 1957 , en Bungay , Inglaterra . Pidió que su cuerpo fuera cremado, pero por medios eléctricos . Puede parecer un dato innecesario, pero no lo es. Fijate. Caroline Haslett alrededor de 1925; para entonces su figura estaba en ascenso en la ingeniería inglesa

Cinco años antes, entre el 5 y el 9 de diciembre de 1952 , ocurrió un fenómeno denominado, en inglés, Great Smog of London (la Gran Niebla de Londres), originado en un número de condiciones climáticas que ahogaron la ciudad con los gases de combustibles fósiles provenientes de los hogares; las cocinas de carbón que mencioné arriba, entre otros. Se estima que dejó 4000 muertos, pero hay estudios recientes que apuntan a un número tres veces mayor. Caroline le escribió entonces una carta a The Times para destacar que el uso de la electricidad en lugar del carbón en las casas podría evitar situaciones de esta clase. También en eso vio el futuro antes que muchos. Y de forma postrera se mantuvo fiel a sus principios . No se ve mucho de eso.
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