Josefina Baluga es ilustradora, creó su propio espacio de arte llamado Marte y cofundó la marca Kosmonauta, que próximamente lanzará buzos con estampas al mercado
Tiene 29 años, se llama Josefina Baluga, aunque le dicen Chow, y asegura que es ilustradora desde que tiene uso de razón. Esta joven montevideana logró unir el arte y los negocios, así se convirtió en emprendedora y llegó a trabajar con grandes marcas como el banco Itaú; las de moda Tommy Hilfiger, Renner y Minot; la de artículos de viaje Bubba, y hasta la de quesos De Guarda, entre otras. Sus diseños han llegado a varias partes del país y también al extranjero. Ahora está en proceso de llevar su arte al exterior junto a una marca española.
Su emprendimiento nació en su casa en Montevideo, aunque, según contó, cuando ilustra se va «a Marte un ratito». Marte es precisamente el nombre de su proyecto, porque desde niña, cuando comenzaba a dibujar y pintar, le decían que estaba «en otro planeta», relató a El Empresario.
Rumbo a Marte
La tecnología ha sido una aliada de esta emprendedora, que usó las redes sociales como un portafolio virtual, lo que le permitió no solo mostrar su trabajo, sino también estar en el radar de grandes marcas que, con el tiempo, se convirtieron en sus clientes.
A los 17 años abrió una cuenta de Instagram y comenzó a vender sus pinturas en acuarela. Estudió Diseño Gráfico y siempre tuvo la idea de plasmar sus creaciones en el rubro textil, en productos de moda o decoración. Al terminar sus estudios, viajó a Barcelona a realizar un posgrado de ilustración y cuando volvió a Uruguay lanzó Marte, su nombre artístico, el cual también se convertiría luego en su identidad empresarial.
Itaú fue la primera marca con la que trabajó; el banco la contrató para ilustrar una campaña de verano sobre descuentos en restaurantes y librerías. Según recordó Baluga, la buscaron por su estilo, caracterizado principalmente por tener diseños coloridos. Su estilo, asegura, es lo único «no negociable», y con él ha logrado «dejar huella» en distintos productos, marcas y países como México, Argentina o España.
«Hoy las marcas que me contactan buscan diferenciarse con diseños. Y creo que hoy está creciendo mucho la colaboración entre marcas, artistas e ilustradores en Uruguay, y eso es muy bueno», destacó.
Las plataformas digitales no solo la ayudaron a dar a conocer lo que sabe hacer, sino también cómo lo hace. Para acercarse más a sus clientes, empezó a mostrar varios de sus procesos creativos, lo que le permitió humanizar su marca. Desde que Marte se volvió su trabajo, Baluga buscó a sus propios clientes, aunque también algunos llegaron por sí solos. Una vez que se posicionó, «se hizo un efecto bola de nieve», contó.
Ese crecimiento la llevó a profesionalizar su proyecto, entender los números, pedir consejos de negocios y aprender sobre emprendedurismo, un camino que, según define, ha disfrutado por ser nuevo y desafiante.
Moda uruguaya
En pocos años, Marte fue ganando un lugar en el ambiente del diseño. Con ese camino recorrido y el deseo de trabajar en el rubro textil, Baluga se unió a su cuñada Matilde Bauer en un nuevo emprendimiento: su propia marca de moda, Kosmonauta.
«A Matilde le apasiona el diseño de modas y yo tenía la necesidad de poder expresarme libremente en un producto, más allá de lo que me pidiera un cliente. Así nació nuestra marca», contó Baluga. Kosmonauta comenzó creando buzos estampados, pero según adelantó su cofundadora el plan es ampliar el catálogo con otros productos como artículos de decoración. Cuando se lancen al mercado, los ítems se venderán a través de une-commerce propio. Actualmente, la marca está en proceso de producción, detalló. El emprendedurismo tiene sus retos, y las dos jóvenes enfrentaron uno apenas comenzaron con su proyecto: la fábrica que iba a producir sus buzos no cumplió con el acuerdo, incluso cuando más de la mitad de las prendas previstas para el lanzamiento ya se habían comercializado en pre-venta. Sin embargo, ese percance no las detuvo y próximamente los artículos estarán disponibles, comentó Baluga. Ahora, ambas se preparan para la próxima temporada de verano con creaciones como vestidos y accesorios.
«Estamos en una prueba piloto, probando qué nos gusta (diseñar) y con qué nos sentimos cómodas. Emprender ha sido complejo porque la pata del creativo está muy enfocada en crear y no tanto en los números, y yo cuando ilustro me voy a otro planeta. Pero he ido aprendiendo y siempre escucho a personas que me nutren para saber cómo llevar adelante mi negocio», concluyó.