Jueves, 10 de Julio de 2025

Herman Hollerith. El hijo de inmigrantes que patentó el primer sistema de tarjetas perforadas y fue uno de los fundadores de IBM

ArgentinaLa Nación, Argentina 28 de junio de 2025

Herman Hollerith se inspiró en los boletos de tren y en los telares de Jacquard; sus desarrollos marcarían la industria hasta bien entrado el siglo XX En el siglo XIX , cuando el documento de identidad todavía no tenía foto (esa práctica nació en 1876 , pero recién empezaría a difundirse en el siglo XX ), los ferrocarriles tuvieron que desarrollar una forma de identificar a la persona que había comprado un pasaje

Herman Hollerith se inspiró en los boletos de tren y en los telares de Jacquard; sus desarrollos marcarían la industria hasta bien entrado el siglo XX



En el siglo XIX , cuando el documento de identidad todavía no tenía foto (esa práctica nació en 1876 , pero recién empezaría a difundirse en el siglo XX ), los ferrocarriles tuvieron que desarrollar una forma de identificar a la persona que había comprado un pasaje. De otro modo, y puesto que tampoco existían códigos de barras, era relativamente fácil reutilizarlos. El viejo problema del doble gasto que el dinero había tenido que resolver se volvía hacer presente en los vagones del tren.

Así que se les ocurrió un método ingenioso para evitar esta clase de fraude. Picaban el boleto. Los veteranos llegamos a conocer ese procedimiento, pero no de la forma en que se lo implementó originalmente. Hace medio siglo, el boleto se picaba para indicar que ya había sido utilizado y evitar así su reciclado; era también un modo de asegurarse de que los viajeros hubieran pagado su pasaje.

Pero hace más de 100 años , se picaban los boletos para indicar las características físicas del pasajero . Era una forma rudimentaria, casi seguramente fácil de burlar, para confirmar que el poseedor del boleto era quien realmente lo había comprado. Pese a lo básico, inspiraría una de las ideas más fructíferas y duraderas de la computación moderna: las tarjetas perforadas . Para evitar que los pasajes fueran usados por varias personas, los boletos se picaban originalmente para consignar las características físicas de los pasajeros

Entra en escena Herman Hollerith , hijo de inmigrantes alemanes que creó uno de los primeros dispositivos para perforar y leer datos en tarjetas. Se había inspirado no solo en los boletos del tren, sino también en los telares de otro de los pioneros de esta serie, Joseph Marie Jacquard .

Pero como con una idea sola no alcanza y, eventualmente, con una máquina tampoco, Hollerith además se encontraba en el momento y en lugar adecuados. Hacia el fin del siglo XIX, los Estados empezaban a mirarse en el espejo, luego del largo período de gestación de las naciones, y entre los más fidedignos estaban los censos . El censo de 1880 , en Estados Unidos , el décimo que realizaba ese país, tardó ocho años en consolidar sus resultados . El siguiente, en 1890 , redujo ese número a seis años , gracias a las máquinas de tarjetas perforadas de Hollerith.

Revolución e inmigración

Herman Hollerith nació el 29 de febrero (sí, el maestro de las estadísticas nacería un 29 de febrero ) de 1860 , en Buffalo , New York , Estados Unidos . Como a todos, cuando llegó al mundo, lo precedía una larga y compleja serie de eventos. Su padre, Johann Georg , había sido sacerdote luterano , pero después se dedicó a la docencia. Enseñaba latín y griego en la escuela secundaria de la ciudad de Speyer , en el estado de Renania-Palatinado , en Alemania . Se había casado, había tenido un hijo y luego se había vuelto a casar con Franceska Brunn , diez años menor que él, con la que tuvo seis hijos . Pero no en Alemania, sino en Estados Unidos. ¿Por qué?

Porque Herr Hollerith era un librepensador y se enroló en la serie de revoluciones de 1848 , en la que muchos derechos que hoy damos por sentados volvían a convertirse en un reclamo popular en diversas naciones europeas . Pero las cosas no salieron bien para Hollerith (de momento y en Alemania), así que se subió a un barco y emigró a Estados Unidos con su esposa . Herman, uno de los fundadores de IBM y uno de los padres de la computación moderna , sería su último hijo . Su padre fallecería en un accidente cuando Herman tenía nueve años y su madre se dedicaría a fabricar sombreros para mantener a la familia. Grabado que muestra los usos del mecanismo diseñado por Hollerith, durante el censo de Estados Unidos de 1890

Herman hizo sus estudios básicos, asistió a la secundaria y finalmente consiguió ingresar en lo que hoy es la Universidad de Columbia , pero que en ese mundo en el que la civilización descubría, de la mano de la Revolución Industrial , los combustibles fósiles, llevaba el nombre de Escuela de Minas de la Universidad de Columbia . Se graduó en 1879 . Tenía 19 años y en la universidad todavía no se enseñaba nada relacionado con la electricidad , una asignatura que aparecería una década después, con Edison y su lámpara incandescente.

Los siguientes años serían ajetreados. En rigor, toda la vida de Hollerith lo sería. Pero entre 1879 y 1885 trabajó en el Censo de 1880 (lo llevó allí uno de sus profesores de la universidad), se fue a dar clase al Massachusetts Institute of Technology , luego se empleó en la Oficina de Patentes de Washington y finalmente se fue a una compañía de frenos para ferrocarriles en Saint Louis , Missouri . En 1884 , sin embargo, Herman había hecho algo más. Por su experiencia con el censo, había patentado un método para procesar estadísticas, basado en una cinta perforada . La electricidad ya se había hecho presente y el aparato podía guardar y leer información . Intentó imponer su idea en los censos que se hicieron en varios estados en 1885, pero el asunto no prosperó y se fue a trabajar a la Mallinckrodt Brake Company de Saint Louis.

Nace la tarjeta perforada

Hollerith no bajó los brazos, y mientras trabajaba con Mallinckrodt, aparte de inventar varias otras cosas, le dio dos vueltas de tuerca geniales a su máquina estadística . Primero, reemplazó la cinta por tarjetas . Segundo, le añadió una función que sería una divisoria de aguas en la industria. Su nueva máquina no solo contaba los datos perforados en las tarjetas, sino que además mostraba los resultados . Elemental, si querés hacer un censo. Una tarjeta perforada de Hollerith, usada para un censo ocupacional en Alemania en 1933

Naturalmente, volvió a postular su máquina, que se probó en varios estudios estadísticos en Baltimore , New Jersey y New York . Se acercaba el censo de 1890 y el sistema diseñado por Hollerith salió elegido en una competencia donde participaron otros dos candidatos. La fecha se toma como el nacimiento de una técnica que perduraría hasta bien entrado el siguiente siglo.

Las cosas empezaban a marchar bien para Herman y en 1896 fundó su propia compañía, llamada Tabulating Machine Company . Cambiaría de nombre en 1905 , añadiéndole el artículo, y quedaría como The Tabulating Machine Company . La palabra tabular , que fue muy usada hasta no hace mucho y que a veces todavía se oye, viene del latín tabula (tabla) y significa exactamente lo que los dispositivos de Hollerith hacían: crear tablas con datos .

De nuevo, la ocasión era clave en estos desarrollos. La noticia de la máquina de Hollerith trascendió las fronteras y en la década de 1890 a 1900 alquilaría sus equipos (tal era el método, no el de venderlos, y se mantendría mucho tiempo) a Alemania , Austria , Canadá , Francia , Inglaterra , Italia , Noruega y Rusia , entre otros. Réplica de la máquina para perforar tarjetas de Hollerith y, al lado, el equipo para ordenarlas

Ahora con el capital necesario, empezó a refinar sus dispositivos y a añadirles funciones. Por ejemplo, un mecanismo para alimentar sus máquinas automáticamente con tarjetas y un teclado para perforarlas . En este video puede verse a Bubbles Whiting , una de las operadoras de aquellas máquinas originales. Otro de sus desarrollos permitía ordenar las tarjetas.

Nace el gigante azul

En 1911 , casi 30 años después de su patente fundacional de septiembre de 1884 (que le fue concedida en 1889 , bajo el número 395,782 ), cuatro compañías con actividades relacionadas iban a unirse para formar un coloso que todavía existe y que dejó una marca imborrable en el siglo XX, a saber: Bundy Manufacturing Company , que hacía los relojes para marcar tarjeta al entrar y salir de trabajar; International Time Recording Company , que había creado el método para llevar los registros de las máquinas para marcar tarjeta; Computing Scale Company of America , un holding de empresas que, entre otras cosas, hacían balanzas, y la compañía de Hollerith. Las cuatro se unieron en una organización que originalmente se llamó Computing-Tabulating-Recording Company y que en 1924 cambiaría su nombre por algo más fácil de entender. La llamaron Corporación Internacional de Máquinas de Negocios o International Business Machines Corporation , en inglés, mejor conocida por sus siglas IBM . Computadoras antiguas y nuevas en la oficina del censo en 1940. A la izquierda está el gran tabulador de Hollerith

Su primer presidente fue el legendario Thomas Watson , cuyo nombre está hoy en el laboratorio que IBM tiene en Yorktown Heights , a unos 40 kilómetros al norte de la Ciudad de New York . Lo visité hace un cuarto de siglo, y una de las cosas que más me impactó fue un muro donde aparecían solo números. Eran los números de las miles de patentes de la compañía.

Relato y negocios

Herman se casó con Lucia Beverly Talcott en septiembre de 1890 y tuvieron seis hijos. Falleció relativamente joven, para nuestros estándares actuales, a los 69 años , de un infarto , el 17 de noviembre de 1929 , en Washington DC . Para entonces, todas las subsidiarias de la compañía que había fundado habían sido absorbidas por IBM, que a su vez hacía negocios en los países que habían sido clientes de Hollerith. En Alemania, la subsidiaria de IBM se llamaba DeutscheHollerith Maschinen Gesellschaft mit begrenzter Haftung (Compañía Alemana de Maquinaria Hollerith de responsabilidad limitada), o Dehomag ; DeutscheHollerith se escribe así, todo junto. Herman Hollerith, cuando su nombre ya era sinónimo de avances asombrosos en la recolección y análisis de datos

El dato, que parece solo anecdótico, va a llevarnos hasta un detalle que el lector atento habrá notado desde el principio. Si Hollerith era descendiente de alemanes, su nombre debería escribirse Hermann , con dos n al final. Pero no. Fue inscripto con una sola n, cuando nació en Estados Unidos. Si fue una decisión paterna o no, lo ignoramos, pero la ideología prusiana había expulsado a sus padre de Alemania, así que es muy probable que Herman con una sola n fuera también una forma de hacer borrón y cuenta nueva .

Pero muchos años después, cuando Dehomag empezó a tener problemas para seguir operando en la Alemania nazi , rebautizó a Hollerith con su nombre de pila escrito según la tradición germánica, con doble n . El régimen de Adolf Hitler insistía en una completa autarquía industrial (algo que ya en ese momento empezaba a volverse impracticable) y en una inmaculada y por completo aberrante pureza étnica . La doble n sonaba, simplemente, más germánica.

Herman no llegó a ver nada de esto, y aunque podía hablar alemán (más que nada porque era el idioma que usaban sus padres), no mantuvo vínculos con sus parientes en Europa y tampoco hay registro de que sus descendientes lo hayan hecho. Pero el relato, una vez más, había intentado cambiar la historia.
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