Con el puerto USB de su rúter, puede tener una nube propia a cero costo
El Comercio (Perú) (*) - LIMA
El puerto USB de un rúter wifi es una herramienta poco explorada por los usuarios, pero puede transformar el dispositivo en un centro de almacenamiento en una red muy potente
El Comercio (Perú) (*) - LIMA
El puerto USB de un rúter wifi es una herramienta poco explorada por los usuarios, pero puede transformar el dispositivo en un centro de almacenamiento en una red muy potente. Con un disco duro externo conectado al rúter, es posible guardar y compartir archivos entre los dispositivos vinculados a la misma red, sin depender de servicios de almacenamiento en la nube de pago. Para habilitar esta función, basta con acceder a la interfaz de administración del rúter, ingresando la dirección IP local -habitualmente 192.168.1.1 o 192.168.0.1- desde un navegador web. Tras iniciar sesión, se debe conectar la unidad USB y verificar que el rúter la reconozca, lo que suele indicarse con un LED encendido en el puerto. ¿Cómo configurarlo? En el panel de configuración, los usuarios deben ubicar la sección de ‘Almacenamiento USB’ o ‘Servidor de Archivos’. En este apartado, es posible activar los protocolos Samba (SMB) para compartir archivos en la red local y FTP, que permite acceder a los datos desde otro equipo de forma remota. Una vez configurados los protocolos, se pueden definir permisos de acceso para los distintos dispositivos y usuarios conectados. Desde ese momento, todos los aparatos vinculados al wifi podrán visualizar el disco duro como una unidad de red y transferir archivos como si se tratara de una nube personal. Entre las principales ventajas de este sistema destacan el ahorro de espacio en los dispositivos móviles y computadores, la posibilidad de almacenar grandes volúmenes de información sin necesidad de pagar suscripciones, y el acceso rápido a documentos, fotos o videos desde cualquier equipo de la red doméstica. (Todo dependerá del tamaño del disco duro, desde luego). Punto clave La velocidad de transferencia de datos dependerá en gran medida de la calidad del puerto USB del rúter, del disco duro que usemos y hasta del cable USB empleado. Un puerto USB 2.0 tendrá una velocidad máxima de 60 MB/s (megabytes por segundo), mientras que un puerto USB 3.0 alcanza hasta 600 MB/s: 10 veces más veloz. Obviamente, hay puertos USB más rápidos, pero de momento pocos rúters los traen. Aunque eso, desde luego, cambiará pronto. Y tampoco será lo mismo tener un disco duro externo mecánico (HDD) que uno de estado sólido (SSD) o una unidad portátil de última generación: en el caso del primero, la velocidad máxima de lectura y escritura es de entre 60 y 160 MB/s, mientras que un SSD clásico ronda los 550 MB/s y las unidades más modernas ofrecen velocidades de hasta 2.000 MB/s, y con la ventaja adicional de que son pequeñas, livianas y muy fáciles de conectar: en otras palabras, algo así como una ‘super-USB’. Claro que estas últimas requieren estar conectadas a un puerto USB 3.2 Gen 2x2 para dar su máximo rendimiento. Es clave no comprar algo que esté por encima de sus necesidades y/o las posibilidades reales de su rúter. En definitiva, aprovechar el puerto USB del rúter como almacenamiento compartido es una opción sencilla y eficaz para crear una nube privada en casa, evitando la dependencia de servicios externos y mejorando la gestión de archivos en el entorno digital doméstico.