Por Exministro de Economía y Finanzas
La peregrinación de los ministros de Economía por los diarios comprometiéndose a no rescatar financieramente a Petro-Perú se ha vuelto costumbre
Por Exministro de Economía y Finanzas
La peregrinación de los ministros de Economía por los diarios comprometiéndose a no rescatar financieramente a Petro-Perú se ha vuelto costumbre. Sin embargo, cuando uno revisa sus últimos estados financieros, la empresa sigue generando pérdidas. Esto a pesar de que el Tesoro ha tenido que capitalizar su deuda y posponer el pago del resto hasta finales del 2028. Hay que recordar que ahora la empresa dice que la refinería podría operar a plena capacidad, lo que debería generar ingresos anuales por casi US$900 millones, pero no es el caso.
Aunque los ministros de Economía y de Energía ?accionistas de la empresa? han garantizado que no habrá un nuevo rescate, Petro-Perú se ha beneficiado de los nuevos lotes que se le han otorgado en licitaciones dudosas y de la reversión de las que ganaron empresas privadas. También hay que notar que la empresa se ha visto beneficiada de la reducción del precio del petróleo, lo cual no se ha trasladado al consumidor y ha servido como un ingreso adicional.
No es sorpresa que, a pesar de todas estas manipulaciones contables, la empresa siga registrando pérdidas y que su situación no mejore. Las estrellas otra vez se alinean para otro megarrescate. Uno debe preguntarse si la manipulación de los contratos de los lotes o los precios de la gasolina no consisten en un rescate. Sin embargo, hay que reconocer que lo peor es dejar que la empresa siga viviendo con esa deuda de casi US$8.000 millones, porque induce a la gerencia de la empresa a endeudarse a tasas más altas y en peores condiciones que todos los contribuyentes tendremos que pagar.
La recurrencia de los rescates solo refleja el deficiente gobierno corporativo, y ni la empresa ni sus accionistas tienen interés de cambiarlo. Con la excusa de que es una empresa pública, la gerencia no tiene apuro en alinear los gastos a sus ingresos. Pero su problema es más profundo porque hoy vivimos las consecuencias de inversiones multimillonarias que han probado ser poco acertadas y la empresa tiene que cargar con ese lastre. Poco a poco nos estamos convenciendo de que el Gobierno debería de subcontratar estas unidades a empresas profesionalizadas y dejar que Petro-Perú solo administre estos contratos.