La tecnología y la sociedad
Carlos Asecas | Montevideo
@|Los acelerados avances que se han logrado con la tecnología también tienen una contracara que genera falta de empatía entres los seres humanos
Carlos Asecas | Montevideo
@|Los acelerados avances que se han logrado con la tecnología también tienen una contracara que genera falta de empatía entres los seres humanos. Todos tenemos hermosos recuerdos de reuniones con amigos y/o familiares, donde parrilla mediante se recordaban distintos hechos en los que todos habíamos participado y sobre los cuales se hacían variados comentarios. También en los distintos hogares, tanto a la hora del almuerzo o de la cena, se reunían todos alrededor de una mesa y mientras degustaban los distintos bocados, se hablaba sobre variados temas y hechos sucedidos durante el día. Hoy eso en muchos casos ha desaparecido como consecuencia de los celulares, que hacen que las personas se aparten del momento en que están conviviendo con otros. Me parece una falta de respeto por parte de quienes tienen esta actitud, olvidándose de quienes los acompañan y dándole más importancia a las redes sociales como si esto fuera algo impostergable. No le van a avisar de un terremoto.
Estos intrusos electrónicos que tienen dominada la mente de mucha gente, también son causa de accidentes de todo tipo. Personas que mientras van obsesionados con su pantalla llegan a un cruce y a pesar de que la luz al frente es roja, continúan sin darse cuenta de nada. Vamos caminando por la vereda y tenemos que esquivar a aquellos que concentrados en su celular caminan de frente a vos sin darse cuenta de que te van a atropellar. También están los que manejando en todo tipo de vehículo hacen llamadas, las reciben y mandan mensajes. No toman conciencia de los accidentes que pueden causar.
Han sucedido cantidad de accidentes mortales, donde algunos para tomarse selfies destacadas se han parado al borde de un precipicio, se han subido al tope de un rascacielos o se han acostado al medio de la vía de un tren. La estupidez no tiene límites y algunos se arriesgan a todo sin prever las consecuencias. Parecería que el celular genera ondas que atrofian la mente.
La tecnología también ha invadido el espacio entre el cliente y quien ofrece un producto. Hoy se promocionan productos y/o servicios y no se indica más ubicación del local, ni teléfono y para averiguarlo hay que buscarlo en Google y después contactarse a través de las redes. Si de casualidad hay un teléfono, nadie lo atiende.
A su vez se incentiva la venta a través de la web donde Ud. compra un producto en base a una foto que puede estar trucada y al final sólo ve lo que compró cuando lo recibe. Se pierde todo un día esperando el paquete, después tiene que comprobar que esté todo correcto: que no tenga roturas, sea el talle que le sirve, que no esté manchado, que funcione, que no le hayan mandado algo similar. Si alguna de estas cosas sucede, perderá otro día esperando que lo retiren y a su vez otro día, para el nuevo envío. Todo por la comodidad de no ir personalmente y tener un trato humano con un vendedor y así ver lo que realmente está comprando.
Todo esto está afectando al mercado laboral y eliminando muchos puestos de trabajo. Lo vemos en los supermercados donde los envases vacíos los recibe una máquina, el pesaje de frutas y verduras es autoservicio y cuando se va a pagar, idéntica forma. Los porteros en los edificios están desapareciendo, porque los totems los suplen y son controlados desde una central donde una sola persona vigila a decenas de máquinas.
Todo lo que son trabajos repetitivos a la larga van a ser suplidos por máquinas que no pagan aportes al BPS, no se enferman, no se van de licencia y no cobran ningún beneficio.
Toda esta tecnología de sustitución debería estar gravada con un impuesto y lograr que las personas tengan más capacitación para acceder a trabajos de nivel.