Domingo, 07 de Septiembre de 2025

Con la directora Verónica Perrotta: No estarán el mate o la rambla, pero Quemadura china es reuruguaya

UruguayEl País, Uruguay 7 de septiembre de 2025

El País charló con la directora sobre su película, a la que El País le dio cinco estrellas sobre cinco, una comedia sobre dos siameses y que protagoniza junto a César Troncoso y Néstor Guzzini

Una de las figuras más destacadas de la escena teatral uruguaya, Verónica Perrotta acaba de estrenar su nueva película, Quemadura china, que El País saludó con una entusiasta crítica de cinco estrellas. La historia de dos siameses separados se convierte en una fantasía brechtiana en la que se entromete el propio rodaje. Perrotta, quien también la escribió, la coprotagoniza con César Troncoso y Néstor Guzzini.
Sobre esa experiencia y las formas de su arte, Perrotta, café y un agua sin gas mediante, charló con El País.

El humor es una parte importante de su obra y Quemadura china es, antes que nada, una comedia...

Así veo la vida, te van pasando cosas tremendas y las podés ir viendo a través del humor. Si no, es tremendo.


La película se plantea desde un distanciamiento. ¿Esa era también la única opción?

Más allá de lo que pasa, es cómo pasa. Vas quemando todo el artificio, pero igual las cosas te van llegando a nivel sensorial, no tiene que ver solo con la estructura, si no con todo ese discurso que se armó como equipo.

Es brechtiana y eso siempre tiene algo político. ¿Usted lo ve desde allí?

Sí y esto que no sea una narrativa convencional que te lleva hacia un final. Van pasando distintas cosas, y subiendo y bajando ese volumen, y que no sea lineal, que vaya para el pasado, que te cuente una cosa mía pero después que venga otra... Son muchas las capas.

Y atrás de eso, conseguir la emoción del espectador...

Sí, pero quería que se tocaran esos temas. De hecho, cuando empezás no sabés exactamente cuáles son los temas; después, sí. Cómo aparecen los cuerpos es una decisión recontra política: esos son nuestros cuerpos, no los de la tele, no de los que venden cosas y están mostrados para mí con una gran belleza y una gran fragilidad.

Los temas también los hace aparecer el público...

¡Son tantas cosas! Una las va tirando ahí de a poquito o va poniendo detalles de cosas y sí, seguro, el otro las va a completar.

Usted estudió conLuis Cerminara. ¿Hay una continuidad en su tono, su espíritu de aquellos años?

Cerminara fue mi manera de entrar a ese mundo. Pero al año siguiente conocí a Fernando Toja en el Encuentro de Teatro Joven y, de una, entré en el grupo Alambique. Estaban Nelly Goitiño, Mario Aguerre, Ana Corti, o sea, para mí ahí sí fue entender que podía adquirir herramientas como actriz. Y después conocí a (el dramaturgo y director teatral español José) Sánchez Sinisterra y por él entré en la dramaturgia. Y después hice una maestría en Buenos Aires.

Entonces, ¿aquel espíritu del Alambique, está presente en Quemadura china?

Siento que están todos ahí. Incluso, hay una escena en la que aparece mi tutor, Horacio Banega. Me conmuevo cuando pienso que hay algo de uno, y del otro, y del otro. Valoro pila la formación. Más desde que soy docente. Es un lugar hermoso de compartir y de crecer.


Hay una escena en la que Troncoso parece estar entrando en personaje y cuando se quiebra no sabemos si es él o Willy. ¿Es una película sobre la actuación?

Bueno, para mí en esa escena claramente es César que no puede encarar esa historia de los hermanos. Así que hago que entre mi sobrino a actuar porque César no puede. Claramente es César intentando actuar. Y para mí eso está todo el tiempo, como que no están claros los límites.Disfruto pila eso.

Y suma el propio rodaje, además...

Cuando nos encontramos en un rodaje (el de Mi Mundial), una de las cosas que les decía es que a veces como actores llegamos tarde a los proyectos. Más allá de que te vengan a buscar, cuando llegás ya está decidido el vestuario, se sabe más o menos cómo te vas a parar y dónde. Está todo muy imaginado. Y la potencia de los elencos está en crear. A veces, hay mucho miedo desde la dirección de decir que no es la cámara, que son seres vivos que van a querer meter lo suyo y de la forma que puedan, con las torpezas y los brillos. Para mí era ir juntos y ver qué podíamos hacer. Fue muy placentero, a partir de eso, reformular el guión. Y habla de la actuación en Uruguay, que después de un montón de años podemos empezar a decir que hay una industria.Coincidimos en rodajes, y en los rodajes pasan cosas y no son todos divinos, hay celos o ninguneos. Mostrar esas cosas nos parecía divertido. Y eso, fue quedando a la altura de lo otro.

Y le da una espontaneidad a la película...

Sin embargo, todo lo del backstage está muy ensayado. Hay dos momentos que no, que son dos previas de la acción que fueron robadas del rodaje, porque me encanta lo que pasa cuando está esperando para entrar y entre la acción y eso está la mirada, la respiración, los cuerpos, y en ese momento me parecía que había dos momentos de esos que estaban lindos para dejar.

https://www.youtube.com/watch?v=LL5mmetJneg&ab_channel=QuemaduraChina
En un momento, su sobrino le pregunta sobre por qué están haciendo una película sin sentido en un club abandonado.

A mí me parecía que estaba buenísimo que alguien lo dijera, que fuera explícito dentro de la obra. Reírnos de nosotros también.

Las toninas van al este, su anterior película, era codirigida con Gonzalo Delgado. ¿Siente que esta es su ópera prima?

Cuando somos dos hay otras negociaciones, y como alguna vez dijo David Cronenberg cuando hizo Crash, hay un momento en la vida que te tenés que hacer cargo de tus obsesiones. Para mí esta película es eso. Era yo la que debía llevarla hasta el final. Y fue lo que hice. Esta película está totalmente de acuerdo conmigo. Era esto lo que quería y esto fue lo que fui logrando. Y estoy encantada con poder compartirla.

Sí, cuando uno ve Las toninas es claro por dónde pasa su aporte y el de Delgado..

Fue una colaboración hermosa con Gonzalo. Y me enseñó mucho a decir que si algo era terraja y queríamos hacerlo, vamos por eso. Es algo que siendo mujer no te lo podes permitir tanto y poder hacerla con Gonzalo fue un lugar de muchos permisos.

¿En qué sentido?

Creo que como mujer siempre estás dando examen. Y lo siento para muchas cosas. Como que nos cuesta más. Las mujeres siempre están con "no sé si lo dije bien", pero los varones dicen lo que se les ocurre y está todo bien. Se vinculan distinto con la opinión o con que se vea lo que hacen. Y este nivel de exposición y de juego tan personal me gustó también darlo desde un lugar súper femenino, con una estructura femenina.Por lo menos lo siento así. Cuando dialogaba con algunos varones de algunas cosas, era, "sí, pero capaz que si cambiás el orden". No, ese era el orden. Era que como que estamos formateados por lo manuales de escritura de guiones y Quemadura china es todo lo que podrían decirte que no va a funcionar.

La mirada femenina es de las cosas más importantes que le ha pasado al cine...

Sí, porque es como que nos permitimos habitar una interioridad y nos permitimos esas millones de conexiones a la vez. Hay algo bien de varón que es cuál es el objetivo del personaje. ¿Vos sabés lo que querés en tu vida? Entonces no me pidas qué quiere el personaje. Lo mismo con los temas. ¿Cuál es la idea y cuál es el tema de lo que estamos haciendo? Yo que sé, lo vamos descubriendo. Las imágenes van a abrir y las ideas van a cerrar.

¿Y hay un "zurcido" femenino?

Creo que sí. Trabajé con (la editora) Magdalena Schinca y para mí fue súper lindo. Me propuso otras formas también de ver que para mí fueron increíbles, y que digo, "ah, claro, otra mujer también va a aportar otro caos y otra forma de coser". Y hay cosas que están solo porque Magdalena lo propuso. Porque ella lo sintió así y lo pusimos y nunca hubo marcha atrás y ver cómo era el guion para ver si se podía.

Quemadura china fue una obra de teatro que también está presente en la película, pero decidió cambiar el final. ¿Siempre fue un work in progress?

Sí, pero no lo sabía. Para todo me gusta ir transformando, moverme. Hay muchas cosas establecidas que, por ejemplo, lo estoy viendo como en cómo funciona la industria. Me parece que todavía podemos seguir moviendo cosas y no seguir repitiendo, "no es así" o "no funciona, pero es así". ¿Por qué no podemos probar otras cosas? Siempre me parece que está bueno no quedarse en una cosa. Cuando decidí retomar este proyecto, no quería trasladarla al cine y ahí entró la vida. Y fue ella la que me llevó a cambiar el final y muchas otras cosas. El punto de vista, por ejemplo.

Hay un montón de libertad en la película....

El otro día la miraba y me preguntaba por qué la gente cree que es más disparate que los siameses se separen y se vuelvan a coser, que que quieran recordar cuánto medía la herida. La película habla de no olvidar lo que éramos. Una introducción de Chico Carlo de Juana de Ibarborou decía algo así como "yo vi a un niño pasar la yema del dedo por una llama y decir qué lindo quema". Y eso es Uruguay. Vivimos muy apegados al dolor y como que por momentos es difícil salir de ahí. Y para mí era re eso. Por ahí no están el mate o la rambla, pero, desde ahí, Quemadura china es reuruguaya.
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