Martes, 09 de Septiembre de 2025

Los distintos tipos de depresión se incrementan en primavera y hay que estar atentos a las señales

ChileEl Mercurio, Chile 8 de septiembre de 2025

Aunque suele pensarse en el invierno como la estación más crítica, estudios muestran que en esta época del año los cuadros depresivos aumentan. Entre las manifestaciones que requieren especial cuidado están la pérdida de interés en actividades cotidianas, regalar pertenencias valiosas y verbalizaciones sobre la muerte.

La depresión no existe de una sola forma. Los especialistas distinguen diversos tipos, que pueden variar según su intensidad, duración y los factores que la desencadenan.
"La depresión no se considera solo una enfermedad, sino un conjunto de trastornos que comparten síntomas principales, como ánimo bajo, pérdida de interés, alteraciones del sueño, dificultades de concentración y disminución de la energía, pero que se manifiestan de formas diversas según variables biológicas, psicológicas y sociales. Esta heterogeneidad exige diagnósticos y abordajes diferenciados", explica Verónica Vitriol, psiquiatra y académica de la Facultad de Medicina de la U. de Talca.
Según la décima edición del Termómetro de Salud Mental Achs - U. Católica, presentada en enero de este año, el 16,8% de los mayores de 18 años en el país tiene algún problema de salud mental. Asimismo, el 13,7% de los encuestados presenta síntomas moderados o severos de depresión. Las mujeres tuvieron una prevalencia de 17,4%, casi el doble de los hombres (9,8%).
Algunos de los problemas más recurrentes, precisa Vitriol, son "el trastorno depresivo mayor, que puede ser único o recurrente; la distimia o trastorno depresivo persistente, cuando los síntomas se prolongan por más de dos años; el trastorno disfórico premenstrual; los cuadros asociados al consumo de sustancias o condiciones médicas; la depresión con 'ansiedad ansiosa', donde predominan síntomas de ansiedad junto con los depresivos; y la depresión con patrón estacional, en la que los factores biológicos y ambientales influyen en la aparición de síntomas".
Este último es particularmente importante en esta época del año, agrega la experta, pues "la evidencia científica muestra que las tasas de suicidio tienden a aumentar en primavera y otoño".
De manera silenciosa
Julio César Carrasco, psicólogo del Instituto Kintsugi, precisa que "aunque muchas veces se piensa en el invierno como un período de mayor riesgo, las investigaciones muestran que los meses de transición, como primavera o septiembre en nuestro hemisferio, concentran un aumento de casos".
Durante los meses de invierno, explica Carrasco, "la melancolía de la época puede sentirse, de algún modo, en sintonía con un estado depresivo. Hay una sombría coherencia entre el mundo exterior y la tristeza interior. Sin embargo, la primavera rompe esta sintonía. La presión social para 'sentirse bien' y participar en más actividades al aire libre se vuelve abrumadora. Frases como 'todo el mundo parece feliz menos yo' se intensifican, generando una disonancia emocional que agrava el sentimiento de aislamiento y desesperanza".
"El fenómeno estacional es una de las paradojas más crueles de la salud mental: mientras el mundo parece despertar, un subgrupo de la población experimenta un aumento en su sufrimiento", añade.
El profesional precisa que "no se trata de una debilidad personal, sino de una compleja interacción de factores biológicos y psicosociales que la evidencia científica ha documentado".
Entre quienes se ven más afectados, Carrasco detalla que se encuentran "personas con antecedentes de ansiedad severa o que cargan con experiencias traumáticas que tienden a reactivarse en estos meses. Para ellas, la primavera no significa renacer, sino enfrentarse a un dolor que se intensifica cuando el entorno parece exigir lo contrario".
Considerando que este miércoles se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, es un momento clave para visibilizar que la depresión adopta múltiples formas y no siempre de manera evidente, advierten los entrevistados.
"Una manera de medir la gravedad de un episodio depresivo es su severidad o impacto en las llamadas actividades de la vida diaria: tareas esenciales como levantarse, mantener el cuidado personal, comer. Actividades domésticas, como mantener el aseo de la vivienda o lugar de trabajo, prepararse alimentos, desplazarse fuera de la casa de manera autónoma. Asimismo, se pierde el contacto social, que suele restringirse cuando la depresión es severa o moderada", explica Alejandro Koppmann, psiquiatra de la Clínica Alemana.
En casos más graves, añade, "hay también un compromiso físico: alteraciones del sueño, baja o aumento de peso, distorsiones de juicio de la realidad e ideas de muerte".
Por otro lado, comenta Camila Ovalle, psicóloga y cofundadora de bow.care (plataforma que posibilita la identificación sistemática de factores de riesgo y de vulnerabilidad emocional en estudiantes), "la depresión constituye un cuadro clínico que, en muchos casos, se manifiesta de manera silenciosa y progresiva, dificultando su identificación oportuna".
En ese sentido, enfatiza, es fundamental prestar atención a si las personas "detectan verbalizaciones sobre la muerte o la inutilidad, hablar o escribir sobre suicidio, sentirse una carga, expresar desesperanza, regalar pertenencias valiosas, hacer despedidas inusuales".
Asimismo, hay que estar atento a si "presentan mayor impulsividad o conductas de riesgo, consumo de alcohol o drogas y autolesiones. La recomendación clínica es tomar en serio cualquier señal, sin minimizar y derivar de inmediato a un profesional de la salud mental en caso de riesgo inminente", sugiere Ovalle.
No confundirAntes de diagnosticar un episodio depresivo, "es importante haber descartado razonablemente algunas condiciones médicas que pueden confundirse con depresión, tales como el hipotiroidismo, anemia y enfermedades neurológicas", precisa Alejandro Koppmann, psiquiatra de la Clínica Alemana. "Si solo existe ánimo bajo, podría hablarse de episodio depresivo. Si este se repite en el tiempo, podría ser trastorno depresivo recurrente o depresión endógena. Y si existen períodos de euforia o exaltación anímica se hablaría de trastorno bipolar. Todos estos cuadros se clasifican dentro del título real de trastornos del ánimo", explica.
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