Huemul, cóndor, araucaria y copihue: el difícil presente de cuatro especies emblemáticas
Enfrentan múltiples amenazas derivadas de la pérdida de hábitat, el cambio climático y la intervención humana. Investigadores advierten que su presencia en Chile podría volverse cada vez más escasa si no se toman medidas.
Cóndor: El ave voladora más grande del mundo, amenazada
Con una envergadura que supera los tres metros y un peso de hasta 15 kilos, el cóndor andino es considerado el ave voladora más grande del mundo. Desde 1834 figura en el Escudo Nacional de Chile. "Es un buitre, el mayor de cuantos existen, y como tal, desempeña una función esencial como limpiador natural al alimentarse de los cadáveres de grandes animales, como restos de ganado, guanacos, cetáceos y lobos marinos. Si no fuera por la labor que cumplen los cóndores y otros carroñeros, los cuerpos quedarían expuestos por largo tiempo, contaminando el suelo, las aguas y constituyendo focos de diseminación de agentes infecciosos", dice el veterinario Eduardo Pavez, director del Proyecto Manku, una iniciativa para la protección del cóndor andino impulsada por Filantropía Cortés Solari, Rewilding Chile y AvesChile, con el apoyo del SAG y el Zoológico Nacional.
El cóndor habita en estrecha relación con la cordillera de los Andes, desde Colombia hasta Tierra del Fuego. "La mayor parte de la población de la especie se encuentra en Chile y Argentina, por lo que estos países tienen una particular responsabilidad en su conservación. En nuestro país, cerca del 70% se concentra en la zona austral (Aysén y Magallanes), mientras que en la zona central (entre Coquimbo y el Maule) habita aproximadamente el 20%", precisa.
Respecto de su estado de conservación, Pavez advierte: "A nivel global, la UICN clasifica al cóndor andino como vulnerable, lo que significa que, si las amenazas actuales persisten -todas de origen humano, ya que esta especie no tiene enemigos naturales-, podría pasar a estar en peligro de extinción en un futuro cercano. En Chile está catalogado como casi amenazado y fue declarado Monumento Natural en 2006, lo que refuerza su protección legal".
Entre las principales amenazas se encuentran el envenenamiento con cebos tóxicos, la caza, la reducción de fuentes de alimento, las colisiones con líneas de transmisión eléctrica y, más recientemente, los impactos con aerogeneradores en parques eólicos. A pesar de ello, Pavez se muestra optimista: "El cóndor está siendo valorado y admirado como nunca, y hay muchas personas trabajando para reducir estas amenazas: AvesChile ha impulsado la rehabilitación y liberación de ejemplares; el Proyecto Manku refuerza estos esfuerzos mediante seguimiento satelital y difusión del valor del cóndor; y recientemente, los ministerios de Energía y Medio Ambiente crearon la Mesa del Cóndor, una instancia público-privada que busca reducir los impactos de los parques eólicos sobre esta emblemática especie".
Huemul: Caza, atropellos y ataque de perros
El huemul forma parte del Escudo Nacional desde 1834, pero también cumple un importante rol ecológico, dice Rodolfo Menichetti, director ejecutivo de la Fundación Huilo Huilo, que impulsa desde hace 20 años su Centro de Conservación del Huemul del Sur, un programa de reproducción y reintroducción de este mamífero. "Es una especie paraguas, es decir, al conservar su hábitat y reducir las amenazas que lo afectan, también se protege a muchas otras especies que comparten ese entorno, como el pudú, diversas aves e incluso el puma, su principal depredador natural".
Pese a su carácter emblemático y valor ecosistémico, este ciervo -endémico de los bosques andino-patagónicos del sur de Chile y Argentina- se encuentra en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la legislación chilena.
"El proceso de declive del ciervo más austral del mundo ha estado fuertemente marcado por la acción humana: la caza histórica y actualmente ilegal -prohibida en Chile desde 1996-, los atropellos y la pérdida de hábitat debido a la ganadería y la deforestación, entre otros factores. También enfrenta amenazas como la transmisión de enfermedades desde el ganado y ataques de perros", dice.
Se estima que hoy quedan menos de 1.500 huemules entre Chile y Argentina. "En nuestro país, su distribución histórica se extendía desde Rancagua hasta Magallanes, pero hoy se encuentra principalmente en sectores cordilleranos de las regiones de Aysén y Magallanes. En la Región de Ñuble su presencia es escasa, y en la Región de Los Ríos -donde estuvo ausente durante décadas- hemos impulsado iniciativas de reintroducción y ahora de repoblamiento para recuperar su presencia: en nuestro centro de conservación habitan más de 40 ejemplares y se han reintroducido ocho en la vida silvestre, logrando reproducirse", señala.
Aunque se han promovido estrategias de conservación desde el ámbito público -como su declaración como Monumento Natural en 2006-, así como desde el sector privado y académico, aún queda trabajo por hacer, considera Menichetti. "Hay que seguir protegiendo los hábitats, reducir las amenazas y potenciar la creación de centros de reproducción. Asimismo, se debe fomentar la colaboración binacional con Argentina, como nosotros lo hemos hecho con la creación de un corredor biológico entre la Reserva Biológica Huilo Huilo y el Parque Nacional Lanín, para proteger la biodiversidad ahí, incluyendo al huemul".
Araucaria: Un "fósil viviente" en peligro
Considerada un "fósil viviente", la araucaria o pehuén es un árbol milenario cuya historia evolutiva se remonta a más de 200 millones de años, hasta la era de los dinosaurios, y destaca por su longevidad: puede vivir más de mil años.
Es una especie endémica de los bosques templados de montaña del sur de Chile y el suroeste de Argentina. "En Chile, que concentra más del 97% de su distribución total, crece en la cordillera de los Andes -entre las regiones del Biobío y La Araucanía- y en la cordillera de Nahuelbuta; en Argentina, se encuentra principalmente en la provincia de Neuquén", explica Rubén Carrillo, director del Departamento de Ciencias Agronómicas y Recursos Naturales de la U. de La Frontera.
Su presencia es clave para los ecosistemas donde habita, ya que favorece el desarrollo del bosque y ofrece hábitat y alimento a una gran diversidad de fauna.
Además, posee un profundo valor cultural y científico, destaca el académico. "Es nuestro árbol nacional y parte de nuestro patrimonio, especialmente para el pueblo mapuche pehuenche, que ha desarrollado su vida bajo su alero. Tiene un significado espiritual para ellos, y su semilla, el piñón, es un alimento ancestral esencial en su cultura. Además, representa un linaje vegetal muy antiguo, lo que la convierte en una especie clave para entender la evolución de la vida vegetal en el planeta".
Sin embargo, la araucaria está catalogada como en peligro de extinción por la UICN. En Chile, se considera vulnerable en la cordillera de los Andes y en peligro en la cordillera de Nahuelbuta. "Ha enfrentado y sigue enfrentando múltiples amenazas: tala sin restricciones hasta 1976 (cuando fue declarada Monumento Natural), reemplazo del bosque nativo por especies exóticas de rápido crecimiento y ganadería, incendios forestales y los efectos del cambio climático, que intensifica las sequías estivales y las olas de calor y expone a la especie a restricciones hídricas extremas", advierte.
Además, Carrillo señala que "el creciente interés gastronómico por el piñón ha impulsado una extracción intensiva y muchas veces no regulada, lo que compromete su regeneración natural. Esto es especialmente preocupante porque, por su biología, menos del 19% de sus semillas logra germinar y casi ninguna plántula sobrevive hasta la adultez. Si a eso se suma la recolección humana, prácticamente no quedan semillas en el suelo capaces de dar origen a nuevos ejemplares".
Si bien reconoce que se han hecho esfuerzos por conservar esta especie, no es optimista respecto a su futuro. "En los últimos 30 años, la superficie cubierta por araucarias se ha reducido en más de 35 mil hectáreas en Chile. En nuestro país, lo que falta son políticas públicas que impulsen de forma decidida el proceso de restauración, especialmente en la cordillera de Nahuelbuta, que tiene las poblaciones más vulnerables del país. Pero si continúan las amenazas, en el largo plazo diversas proyecciones advierten que muchas poblaciones podrían desaparecer".
Copihue: Flor nacional con futuro incierto
Endémico de Chile y admirado por su belleza, el copihue es la flor nacional del país. "Es una planta trepadora de crecimiento lento, que puede tardar hasta diez años en florecer por primera vez, y presenta flores colgantes, generalmente rojas, aunque en estado silvestre también existen ejemplares blancos y rosados. Su fruto es una baya carnosa, comestible y de sabor dulce, que, según diversos registros, habría sido consumido tradicionalmente por algunos pueblos originarios de Chile", explica Ricardo Segovia, doctor en Ecología y Biología Evolutiva de la U. de Chile.
"Esta especie habita exclusivamente los bosques templados lluviosos del centro sur de Chile. Su distribución principal va desde la Región de Valparaíso hasta la de Los Lagos, aunque existen registros aislados en el Parque Nacional Fray Jorge, en la Región de Coquimbo. Se encuentra tanto en la cordillera de la Costa como en los faldeos precordilleranos de los Andes. Prefiere zonas húmedas, sombrías y protegidas del sol, desarrollándose en las partes bajas del bosque, quebradas y laderas con buena humedad", detalla Segovia, también investigador y coordinador del proyecto HerbarioDigital.cl del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB).
Esta especie "contribuye a mejorar las condiciones del suelo y mantiene relaciones estrechas con polinizadores nativos. Su principal polinizador es el picaflor chico, aunque también cumple un rol importante el abejorro chileno. Además, sus frutos, que contienen las semillas, son consumidos y dispersados por aves y pequeños mamíferos, como ciertos roedores nativos", señala Segovia.
Pero el estado de conservación del copihue no ha sido formalmente evaluado por el Ministerio del Medio Ambiente ni por la UICN. "No existe una categoría oficial asignada y tampoco hay consenso sobre su situación. Pero al ser una especie característica del bosque templado, se asume que enfrenta amenazas similares a este ecosistema, que está fuertemente degradado, sobre todo en la zona centro sur del país", advierte.
"Cerca de principios de siglo, una de las principales amenazas era la extracción de flores con fines comerciales, actividad regulada a partir de 1971. Hoy el principal problema es la pérdida de hábitat, causada por el cambio en el uso del suelo, entre otros factores. Además, el cambio climático está empujando las zonas áridas hacia el sur, lo que restringe aún más su área de distribución".
Para garantizar la persistencia del copihue en estado silvestre, Segovia considera clave evaluar su estado de conservación formalmente e incrementar la protección de su hábitat. "En la franja costera entre el Maule y Los Lagos hay muy pocas áreas destinadas a la protección del bosque nativo. Sería recomendable ampliar esta red, para preservar mejor su biodiversidad, incluyendo al copihue".