Con investigación y tecnología, cada vez es más sencillo reconstruir la historia familiar
Aunque acudir al Registro Civil, parroquias y cementerios ayuda a tener registros fidedignos, también hay sitios web que permiten obtener documentos digitalizados. Diversas aplicaciones ayudan a ordenar los datos, contactar con parientes lejanos e incluso crear un libro con los detalles del árbol genealógico.
Escudriñar el pasado familiar y saber el origen de los ancestros son tareas que hoy cualquiera puede realizar. "No solo es útil para conocer tu historia y tus orígenes, incluso tiene aplicaciones prácticas, como obtener la nacionalidad de algún país, herencias o títulos nobiliarios, además de conocer un patrón de causas de muerte de tus antepasados y que pueda ser información útil para cuidar tu propia salud de enfermedades hereditarias", dice el genealogista chileno Gonzalo Luengo.
Para Cristián Cofré, director del Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas, también "refuerza valores en la familia al sopesar las grandes dificultades que tuvieron que vivir nuestros antepasados, viajando por meses en barcos inadecuados, soportando trabajos en condiciones precarias, padeciendo enfermedades con altísimas tasas de mortalidad, etc.".
Luengo -profesor de Inglés y quien se dedica profesionalmente a la genealogía- se hizo conocido por sus videos explicativos en redes sociales, donde con tutoriales entrega consejos y explicaciones de cómo solucionar los problemas más habituales, además de derribar los mitos más comunes sobre la genealogía.
Su inesperado éxito en las redes provocó que lo llamaran de una editorial para escribir "Construye tu árbol genealógico: El manual más completo para encontrar tus orígenes" (Grijalbo), que salió a la venta el mes pasado.
Entre los mitos más comunes, dice Luengo, están que solo las familias de más dinero o que tuvieron entre sus antepasados a una autoridad pueden tener información completa de su genealogía. O que alguien por no conocer a alguno de sus padres, ser de una familia de campo o tener ancestros de pueblos originarios no puede llegar a tener un árbol genealógico.
"Hay otros mitos como, por ejemplo, que la genealogía es cara, pero no es verdad. Para lo que gastas dinero es en certificados y en visitar lugares, que es lo último que se hace. En Chile, un certificado del Registro Civil cuesta $1.970 desde hace mucho tiempo, y en las iglesias hay de distintos precios, pero el más caro me ha costado $20 mil, en Valparaíso, pero valía la pena", dice.
El genealogista añade que si bien las historias familiares pueden ayudar a comenzar la investigación, lo esencial es obtener los registros, que son los pilares de una investigación genealógica: certificados de nacimiento, de defunción, de inscripción en el Registro Civil, de sepultación en un cementerio. "No es una recomendación, es una obligación. Por ejemplo, si tienes un apellido de origen mapuche, es una obligación revisar el sitio de Conadi donde están las Mercedes de Tierra transcritas", dice.
"Ahora hay herramientas para hacer investigación por internet, pero es esencial pedir copias de los registros originales e ir presencialmente a los lugares", agrega Luengo.
Software e IA
Junto con la investigación in situ , "en paralelo, se puede utilizar software o sitios web para administrar la información y para encontrar parientes. Familysearch.org es un muy buen lugar, pero el usuario debe siempre respaldar con documentos la información (que suba), si no, sencillamente no vale", dice Cofré.
FamilySearch, perteneciente a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tiene digitalizados registros que, en el caso del Registro Civil chileno, parten en 1885 y, en el caso de las parroquias, lo hacen desde 1578, explica Luengo. En ambos casos, los registros más recientes llegan hasta 1903. También se han sumado registros de cementerios municipales desde el siglo XIX que llegan a la década del 2000.
"No se necesita ser experto para empezar. Basta con crear una cuenta gratuita en FamilySearch.org, escribir el nombre de tus padres o abuelos y, de inmediato, la plataforma empezará a mostrarte documentos históricos y nombres de antepasados que quizás nunca imaginaste. Es un viaje que comienza con algo tan simple como un nombre, pero que te conecta con toda tu historia familiar", dice Pablo Schpilman, gerente de Márketing y Comunicaciones de FamilySearch.
Tanto Luengo como Cofré recomiendan ordenar la información en sitios, como el mismo www.familysearch.org, www.myheritage.com o www.ancestry.com.
El preferido de Luengo es Ancestry ya que se puede ordenar muy bien la descripción sin tener que pagar suscripción.
La inteligencia artificial también ha sido útil en este campo, dice Luengo, ya que su capacidad para descifrar texto manuscrito ha ayudado en la digitalización de los registros.
Así lo usa FamilySearch: "La IA acelera un trabajo que antes podía tomar años. Hoy indexamos millones de registros con gran precisión y la plataforma sugiere conexiones familiares de forma automática. La IA nos ayuda a tender puentes más rápido entre las personas y sus ancestros", explica Schpilman.
Del registro al árbol
Si bien Luengo dice que la investigación genealógica nunca se termina, en algún momento hay que decidir plasmar toda esa información en algo: un libro con la historia familiar o un árbol genealógico enmarcado. "Incluso yo tengo mucha ropa con mi árbol genealógico impreso", asegura.
"A medida que exploras y enriqueces tus conocimientos sobre el pasado de tus ancestros, el árbol genealógico se convierte en la columna vertebral de tu investigación, permitiéndote trazar y comprender las relaciones entre tus parientes", dice Daniella Levy, redactora del blog de MyHeritage.com.
La mayoría de los sitios web de genealogía ayudan a realizar el árbol genealógico e imprimirlo con solo un par de clics.
"Con FamilySearch otros parientes conectados a mi árbol pueden ver lo que yo ya he encontrado y hacer nuevos aportes. Se pueden imprimir árboles familiares y compartirlos con los hijos y nietos. Es como un 'arcón digital de nuestra historia', no solo se trata de nuestros antepasados sino también de nuestros descendientes. Al final, lo que uno construye es un legado, una manera de decirles a las próximas generaciones: 'Esta es tu historia, estas son tus raíces'", concluye Schpilman.
Test de ADNTanto Cofré como Luengo coinciden en que los exámenes de ADN son una tecnología que ha ayudado a la genealogía. "No solo podrás saber más de ti, o conocer ramas de tu familia que no conocías, también puedes ayudar a que alguien que está en Europa y no conoce a sus padres biológicos pueda encontrarlos porque tu ADN se relaciona con el de él y así sabe que sus orígenes están en Chile", dice Luengo.
De hecho, Luengo se puso en contacto con un pariente en Europa gracias a esta herramienta y ambos se aportaron datos.