Sábado, 04 de Octubre de 2025

La rebelde que se fue sola de su pueblo a los 16, actuó por el mundo y hoy protagoniza su homenaje en vida

UruguayEl País, Uruguay 4 de octubre de 2025

De niña rebelde a referente del teatro uruguayo, Susana Anselmi tiene más de 70 obras en su haber, y estrenó "Quijota", pieza que la homenajea y reflexiona sobre la vejez, la memoria y la soledad.

Le gusta decir que es una "bebé Maracaná". Susana Anselmi nació en 1950 en Young (Río Negro) y creció rodeada de naturaleza y con terneros como mascotas, en un Uruguay muy distinto al actual, donde las puertas de las casas siempre estaban abiertas y los niños jugaban en la calle hasta cualquier hora.

Desde chica se destacó por sus gestos de rebeldía: su madre la perseguía para que comiera churrasco, pero ella eligió el vegetarianismo, una excentricidad para la época. A los 16 años, la hoy consagrada actriz "rajó" de su pueblo para mudarse a Montevideo, convencida de que quería expandir sus horizontes. Primero vivió con familiares, luego en pensiones y hoteles.


"En el pueblo era la ovejita negra porque hacía cosas diferentes y raras. En mi familia pensaban que la gente del teatro estaba loca y me decían: '¿de qué vas a vivir?' Daré clases, y así fue", cuenta, quien además se recibió de profesora de inglés. Con algunos miedos de su madre y la absoluta libertad de su padre, le dieron alas para volar.

Lleva más de medio siglo sobre los escenarios y se dio el lujo de trabajar con los mejores. Nelly Goitiño y Roberto Fontana fueron sus primeros maestros; a la lista de directores que la marcaron se suman Héctor Manuel Vidal, Carmen Tanco, Hugo Blandamuro, María Dodera, Jorge Denevi y ahora Sergio Luján.

"Tuve mucha fortuna. Nunca golpeé una puerta, hice lo que creía que tenía que hacer y si uno actúa con convicción profunda, las oportunidades aparecen", asegura a El País.

Ayer estrenó Quijota, una obra pensada por su amigo Sergio Luján a su medida. La trama transcurre en un residencial, con una profesora de literatura como protagonista, y aborda con poesía la ancianidad, la soledad y las ilusiones. Aunque está concebida como un homenaje en vida a la trayectoria de Anselmi, habla de todos.

"Soy una agradecida total porque esto que me atraviesa y tiene mucho de mí se expande, es universal", comenta sobre la pieza, que comienza con un recorrido fotográfico de su vida acompañado por la dulzura del "Bolero" de Ravel.

La obra se presenta los viernes y sábados de octubre a las 21:00 en la Sala Lazaroff. Las entradas, a $550, se venden por Tickantel y en boletería.

Los primeros pasos de Susana Anselmi

Recuerda andar siempre disfrazada en los carnavales del pueblo junto a su prima y la cantidad de veces que recreaban escenas vistas en el cine. El bichito de la actuación estuvo desde siempre.

Un día llegó al Instituto Italiano de Cultura para tomar clases los idiomas la fascinan y coincidió que allí Nelly Goitiño y Roberto Fontana abrían su escuela de teatro. "Entré con 20 años, me formé con ellos y tuve experiencias maravillosas. Me empezaron a invitar para hacer obras para niños y adultos, y no paré", recuerda.

De aquellos tiempos rescata la enseñanza de Nelly: "Nos marcó a todos. Nos daba ética de la vida. Hace falta otra Nelly Goitiño que ponga los puntos sobre las íes".

Ser artista independiente 60 años atrás, recuerda, "era más fermental". Luego vino la dictadura y el desafío fue sobrevivir y saber decir las cosas con ingenio. "El arte nos dio aire en ese encierro y oscuridad. Fue muy importante tener esa barca".

El teatro le regaló el privilegio de recorrer el mundo: estuvo en festivales en Brasil, Argentina, Bélgica, Italia, Francia y Colombia. "El intercambio de culturas te enriquece. Uno nunca termina de aprender. Con 75 sigo probando cosas nuevas y eso me mantiene viva y fresca", asegura.

Dejar la vida en el escenario

Está convencida de que el escenario es su lugar en el mundo y seguirá subiéndose mientras el cuerpo y la mente se lo permitan. "Es un regalo", resume.

El respeto al público es una de sus obsesiones: "Quién sabe el esfuerzo que hiciste para comprar la entrada, así que tengo que darte lo mejor", dice. La honestidad y la autenticidad son sus sellos de identidad y trascienden el arte. "Si uno hace las cosas desde el alma, nada puede salir mal", opina.

Sus ojos se iluminan cuando habla de su vocación, y aunque deja todo en cada función, su camino también estuvo lleno de otras aventuras. "Le di al teatro todo lo que pude cuando pude, pero siempre le di lugar a la vida", asegura.

Mientras repasa ese medio siglo de historias, se le quiebra la voz: "Tengo el regalo hermoso del amor de colegas, de mi familia, de amigos, porque le di un espacio a cada cosa. Cuando tuve que cuidar a mis viejos, a mi hermano, a mis amigos, estuve. Y pasa lo mismo conmigo: hay gente en la vuelta que me cuida y está conmigo".

Los mojones y el Quijote actualizado


Con más de 70 obras en su haber, le cuesta elegir, pero hay dos que la marcaron y le valieron un Premio Florencio: Luces en el espejo, donde interpretó nueve personajes bajo la dirección de Carmen Tanco; y el unipersonal Zapatos andaluces, escrito para ella por Laura Echenique y dirigido por María Dodera, que la desafió a aprender magia, tocar el acordeón, cantar y bailar.

El presente la encuentra protagonizando Quijota, cuyo origen se remonta a 2005, cuando Sergio Luján escribió una versión del clásico de Cervantes para que los alumnos del CENI, el colegio donde Anselmi enseñaba teatro, representaran.

Aquella idea quedó resonando y ahora regresa, actualizada. "Nos preguntamos qué pasa con las políticas públicas y la salud respecto a la ancianidad, con los residenciales y la contención", plantea.

Se considera una privilegiada por transitar sus 75 años lúcida, haciendo lo que ama y bien acompañada, aunque es consciente de que no todos los adultos mayores tienen esa posibilidad. "A través del arte podemos cachetear desde el amor. La obra es un gran abrazo", sintetiza.

¿Qué sentís cuando se habla de vos como una maestra, una referente?
Siento que todo lo vivido valió la pena. Mi familia, mis colegas, mis directores me fueron iluminando el camino para llegar hasta acá. He hecho un camino honesto.

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