Viernes, 10 de Octubre de 2025

Mezcla de cáscara de huevo con café: ¿para qué sirve y por qué se recomienda hacerla?

ArgentinaLa Nación, Argentina 30 de septiembre de 2025

Lo que en el pasado fue un recurso para mejorar la bebida, hoy se transforma en un fertilizante capaz de revitalizar plantas El café y los huevos forman parte de la rutina diaria en millones de hogares

Lo que en el pasado fue un recurso para mejorar la bebida, hoy se transforma en un fertilizante capaz de revitalizar plantas



El café y los huevos forman parte de la rutina diaria en millones de hogares. Sin embargo, tanto los posos de café como las cáscaras suelen acabar en la basura sin que se sepa que, juntos, pueden convertirse en un recurso con beneficios sorprendentes.

La combinación funciona como un fertilizante natural, sencillo de preparar, económico y sostenible. Lejos de necesitar aditivos químicos, esta práctica aprovecha desechos cotidianos para enriquecer la tierra de macetas y huertos. Al mismo tiempo, refuerza la idea de un consumo responsable, en el que nada se desperdicia del todo.

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Un dúo nutritivo para la tierra

El café usado es mucho más que un residuo. Conserva un alto contenido de nitrógeno, un nutriente esencial para que las hojas crezcan fuertes y verdes, además de favorecer la producción de clorofila. También mejora la textura del sustrato, haciéndolo más aireado y capaz de retener humedad.

Otro de sus aportes menos conocidos es su capacidad de repeler ciertas plagas. Hormigas, caracoles y babosas tienden a mantenerse alejados del suelo tratado con café, lo que lo convierte en un aliado natural contra visitantes indeseados.

Las cáscaras de huevo completan esta fórmula con calcio, un mineral indispensable para el desarrollo de las plantas. Su liberación es gradual, ya que, al triturarse hasta obtener un polvo fino, las partículas se descomponen lentamente en la tierra. Con ello se fortalece la estructura celular y se previenen problemas como la pudrición apical en algunas especies. La cáscara de huevo es rica en minerales y proteínas esenciales como calcio, magnesio y colágeno

El abono casero muestra mejores resultados en plantas de maceta como ficus, helechos, rosales y pequeños cítricos. También potencia el crecimiento de hierbas aromáticas como la albahaca, el perejil o la menta, que requieren suelos ricos en nutrientes para crecer con vigor.

En cambio, no es recomendable abusar de esta mezcla en variedades que prefieren suelos muy livianos o alcalinos, como ciertos cactus, ya que el aporte extra de calcio y nitrógeno puede alterar el equilibrio del sustrato.

Preparación y cuidados

El procedimiento es simple y no requiere experiencia en jardinería:

Guardar los restos de café y dejarlos secar para evitar la formación de hongos.

Lavar bien las cáscaras de huevo, secarlas y triturarlas hasta obtener un polvo fino.

Mezclar el café seco con la cáscara triturada en partes iguales.

Aplicar la mezcla sobre la tierra o incorporarla durante un trasplante.

Aunque se trate de un fertilizante natural, conviene usarlo con moderación. Una capa fina al mes es suficiente en macetas medianas. Aplicarlo en exceso puede compactar la tierra o alterar el pH, algo desfavorable para especies que no toleran suelos ácidos.

Un último consejo: nunca colocar café húmedo. La humedad favorece la aparición de moho, por lo que siempre debe secarse antes de mezclarlo con la cáscara de huevo.

Un uso que viene de lejos

Más allá de la jardinería, esta mezcla tiene una curiosa historia en la cocina. En el Viejo Oeste, los colonos solían añadir cáscaras de huevo trituradas al café durante la preparación. El motivo era simple: las cáscaras, al ser alcalinas, reducían la acidez natural del grano y lograban una bebida más suave y menos amarga.

Además de suavizar el sabor, ayudaban a clarificar la infusión. Los restos del café se asentaban en el fondo de la cafetera con mayor facilidad, lo que daba como resultado una bebida más limpia.

Hoy, esa tradición se resignifica. Lo que en el pasado fue un recurso para mejorar la bebida, hoy se transforma en un fertilizante capaz de revitalizar plantas y huertos con materiales que de otro modo se desecharían. Una prueba de que la cocina aún guarda secretos para la vida cotidiana. Una capa fina al mes es suficiente en macetas medianas
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