El día después
Víctor Muñoz
Está cantado: cuando los candidatos del petrismo pierdan las elecciones a la Presidencia de la República en mayo de 2026, el país enfrentará un intento de desestabilización
Víctor Muñoz
Está cantado: cuando los candidatos del petrismo pierdan las elecciones a la Presidencia de la República en mayo de 2026, el país enfrentará un intento de desestabilización. No será una sorpresa. Ya conocemos el libreto. En 2021 lo llamaron "estallido social", pero en la práctica fue una ofensiva organizada: una toma violenta que paralizó ciudades, incendió estaciones de policía, bloqueó el abastecimiento y secuestró la tranquilidad de millones de colombianos. La narrativa del descontento fue solo el disfraz de un movimiento político con propósito insurreccional. El nuevo gobierno, que se posesionará el 7 de agosto de 2026, deberá entender que ese guíon volverá a activarse el día después de las elecciones y, con mayor fuerza, tras la posesión. Cuando pierdan el control del Gobierno Nacional, buscarán trasladar la confrontación a las calles. Intentarán incendiar infraestructuras públicas, bloquear los accesos a las centrales de abasto, sabotear redes de fibra óptica y tomarse las principales vías del país. El Estado no puede titubear: tiene las herramientas jurídicas y militares para responder. Será indispensable anticiparse: crear cadenas logísticas de abastecimiento, fortalecer la inteligencia preventiva y garantizar la operatividad del ESMAD, una fuerza injustamente estigmatizada, pero clave para preservar el orden. Sus integrantes son héroes que enfrentan la violencia sin reconocimiento y que merecen respaldo político, logístico y, sobre todo, jurídico. El Estado debe proteger a quienes lo protegen. La experiencia demuestra que muchos policías y soldados se sienten atados por un entramado legal que favorece al delincuente y castiga al servidor público. Es necesario revisar los protocolos de actuación y, si se requiere, emitir decretos de conmoción interior que otorguen a las fuerzas del orden seguridad jurídica en su accionar. Un Estado democrático no puede ser rehén del miedo ni del chantaje mediático. También debemos estar preparados para la otra ofensiva: la digital. Vendrán las fake news, los videos manipulados, los supuestos "desaparecidos", "heridos" y "muertos" que se vuelven virales sin evidencia. La estrategia es la misma: sembrar indignación, fracturar la confianza y justificar el caos. La primera línea no fue un movimiento de jóvenes idealistas. Fue una estructura violenta que cometió delitos graves y cuyos cabecillas hoy están judicializados. No son héroes sociales: son criminales. Por eso, el día después no debe encontrarnos con miedo, sino con decisión. Debemos estar del lado del Gobierno, de las instituciones y de las fuerzas militares y de policía. Defender el orden no es represión: es proteger la democracia. Colombia no se arrodilla ante el vandalismo.
Emprendedor, investigador, analista.