Profesionales indicaron a El País que llegaron a recibir en consultas a niños de cinco años que dicen "odiar" su cuerpo.
Redacción El País La actriz estadounidense Diane Keaton, que falleció días atrás a los 79 años por una neumonía, atravesó por un cáncer de piel a los 21 años, pero también en su juventud tuvo que luchar durante cuatro años contra la bulimia, un trastorno alimenticioque inició cuando trabajaba en un espectáculo de Broadway y le pidieron que adelgazara.
"Mi cena habitual consistía en un balde de pollo, varias porciones de papas fritas con queso azul y kétchup, algunas cenas de televisión, un litro de refresco, libras de caramelos, un pastel entero y tres pasteles de crema de banana", un atracón de comida con el que se provocaba el vómito, contó en su libro de memorias (Then Again), publicado en 2011.
La bulimia o bulimia nerviosa es un trastorno que padecen uruguayos de todas las edades, pero cada vez se observan más casos en edades más tempranas, en niños de cinco años en adelante y no solo desde edades adolescentes, según coincidieron expertos en trastornos de la conducta alimentaria (TCA) consultados por El País.
"Uruguay no dispone de datos sobre la prevalencia de los TCA debido a la dificultad para recabar los datos debido a las diferentes formas de presentación y evolución", informó el Ministerio de Salud Pública (MSP) en 2022 en su página web, una situación que se mantiene que sigue vigente, dijeron fuentes de la cartera a El País. "Ni siquiera está codificado en los indicadores de salud", marcó una fuente.
"Odio mi cuerpo"
"Los TCA son trastornos psiquiátricos en los cuales parte de la sintomatología visible son alteraciones de la conducta alimentaria, lo que determina diferentes consideraciones terapéuticas", indica el MSP.
"La bulimia se caracteriza por la ingesta compulsiva de alimentos, lo que se llaman atracones. Puede ser mucha cantidad de comida o poca. El hecho es la forma, la intensidad con que se hace. De hecho, bulimia significa comer como buey", señaló Julia Alderette, psicóloga especializada en trastornos de la conducta alimentaria, que trabaja en la Clínica Ínsula.
Tras los atracones aparece "la culpa por haber comido", sobre todo ante el "miedo a engordar", entonces surgen las "conductas compensatorias", que van desde el uso de diuréticos, provocarse el vómito, obsesionarse con una rutina de ejercicio, o hacer ayunos.
Tanto el atracón como la conductora compensatoria -que tiene que coexistir para considerarse bulimia- son la "punta del iceberg", ya que el trasfondo "siempre es emocional". La psicóloga remarcó que el que padece una patología alimentaria "está sufriendo".
"Las patologías alimentarias funcionan como adicciones. Toda adicción tapa un dolor y encuentran a través del vínculo con la comida una forma de canalizar ese sufrimiento", dijo.
La nutricionista Sofía Sica, integrante del centro terapéutico Bennu / Asociacion de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba Uruguay), dijo, en línea con los consultados, que "no hay un factor solo que desencadene lo que es un trastorno de la conducta alimentaria".
Algunos signos distintivos a tener en cuenta, coincidieron los expertos, es cuando la persona se vuelve monotemática con el cuerpo y la comida, usa ropa holgada, evita reuniones que incluyan comida como un cumpleaños, así como si va al baño enseguida de comer, presenta cambios de humor y la comida se convierte en un motivo de discusión permanente.
Sica añadió que en Uruguay "no hay estudios" sobre la bulimia, y dijo que no es fácil cuantificar un aumento de la demanda ya que "siempre hubo mucha gente que pidió ayuda". Como un hecho distintivo del último tiempo, marcó que hay padres que piden ayuda, "notando alguna señal de alerta, en edades cada vez más tempranas". "Una chiquita de cinco años me llegó hace 15 días. Abrí la puerta y lo primero que me dijo es 'odio mi cuerpo', y tenía atracones y vómitos. ¿Por qué? Porque hay compañeritos en su salón que le dicen gorda y no la incluyen", entre otras situaciones, marcó Alderette.
"Se está dando en los últimos años que en la niñez, con cuatro o cinco años, están pendientes de una dieta, se sienten mal con su cuerpo, empiezan a quitar alimentos e incluso que se provocan el vómito", agregó.
"Somos una sociedad que le hacemos culto a la delgadez, al cuerpo hegemónico, al cuerpo perfecto. Somos una sociedad gordofóbica, donde se rechaza a otros cuerpos que no sean hegemónicos", lamentó la psicóloga.
Como ocurre con las adicciones, se recomienda la psicoterapia grupal por el impacto del apoyo entre pares. El tratamiento de la bulimia que plantean los expertos supone un equipo de médico general, psicólogo, psiquiatra y nutricionista, para trabajar con el paciente, y sus referentes, por unos tres años, en promedio.
Las mutualistas no cubren el tratamiento interdisciplinario, que lo ofrecen clínicas privadas especalizadas en TCA. Desde el centro Bennu / Aluba Uruguay prefirieron no hablar de costos, puntualizando que cuentan con becas para atender determinados casos.
Alderette planteó que el tratamiento cuesta unos $ 15.000 por mes, en función de los especialistas que trabajan con el paciente tres veces por semana, que incluye un "comedor terapéutico", entre otras medidas.