El Ballet Nacional del Sodre estrena "María Callas", ballet con coreografía de Gemma Bond y funciones hasta el 2 de noviembre en el Auditorio Adela Reta. La creadora del ballet charló con El País.
Gemma Bond sube las escaleras del Auditorio Adela Reta con una carpeta que no suelta por nada. "Esto es el ballet, es la biblia. Aquí tengo todo anotado", dice la coreógrafa inglesa mientras se sienta y pasa las páginas de María Callas, que tendrá su estreno mundial este jueves por el Ballet Nacional del Sodre.
Movimientos, entradas, salidas, elencos, vestuarios, luces, música y escenografía. Todo está anotado y colocado en folios, y dividido en temas, junto a las correcciones que hace cada día. "Este es mi proceso de trabajo hasta el estreno", dice. El resultado se podrá ver en el Auditorio Adela Reta hasta el 2 de noviembre. Entradas en Tickantel.
La inspiración para este ballet se remonta a su gusto por la ópera, cuando estudiante en The Royal Ballet de Londres. Allí escuchaba a los alumnos de la Royal Opera House y se escapaba para escuchar los ensayos. Por eso, su primera creación fue con el aria "Depuis le Jour" de la ópera Louise que creó en 2017 para el American Ballet Theatre (ABT). Desde entonces, Bond hizo coreografiado para The Royal Ballet, Sarasota Ballet y el Ballet Nacional de Cuba.
Habla con tono suave, acento inglés y dice que su obsesión por la danza se nota en sus uñas de pintura saltada. "Ella trabaja todo el día, no puede parar", comenta entre risas. Hace varias semanas, Bond está en Montevideo pero el trabajo con el equipo uruguayo comenzó el año pasado por videollamada.
https://www.youtube.com/watch?v=wyFtlXPdZxc Es el segundo ballet con coreografía de Bond para la compañía que dirige María Noel Riccetto, a quien conoce hace años, cuando ambas integraban las filas del ABT. En 2023, Bond creó parte de Dos hemisferios para la Gala de Ballet.
"Para cada ballet, armo uno", comenta Bond y señala el bibliorato. "Vamos agregando todo, las escenas, qué música y qué duración va a tener, así como qué sucede en cada escena, y qué vestuario se utiliza. Todo. Es como una pintura, se empieza con un bosquejo y le vamos agregando capas y capas, hasta que queda pronto, o siento que es suficiente".
¿Cómo fue volver a Uruguay? Siempre es lindo regresar a un lugar donde ya conocés al equipo. Sabés cómo trabajan, cómo son los horarios, y podés organizarte mejor. Además, ya tenés una idea de quién es quién: a quién querés usar más, con quién te gustaría crear algo nuevo. Estoy muy feliz de volver.
En el ABT, bailabas y coreografiabas. ¿Era difícil? Sí. Pero cada vez tenía más encargos, así que tenía que pedir permiso constantemente para poder salir. No era una bailarina principal, integraba el cuerpo del ballet, y en un momento el director me dice: "Tenés que decidir: ¿querés bailar o coreografiar?". Y elegí coreografiar. Me retiré en 2018. Fue un salto al vacío, pero funcionó.
En ese entonces, ¿ya pensabas en hacer un ballet sobre Maria Callas? Sí. Comenzó durante la pandemia, cuando nadie podía salir de su casa, y yo todavía bailaba en el American Ballet Theatre. Como no pasaba nada, el director me sugirió empezar a pensar una historia para trabajar. Y no paraba de volver una y otra vez a Maria Callas. Me dieron cinco bailarines durante dos semanas para "jugar" con la idea. Hicimos un pequeño fragmento, de dos minutos nada más, pero me quedé con el gusto de seguir. Desde entonces, pasé cuatro años imaginando cómo podía ser ese ballet. Le mandé todo el material a María y me dijo: "Está bien, confío en vos. Vení y hacelo".
¿Por qué Maria Callas? ¿Qué te atrajo de su historia? Todos conocemos su voz y su presencia escénica, pero cuando leés sobre su vida entendés de dónde venía esa intensidad. Su arte nacía del trauma, del amor, del dolor. No era solo interpretación, era vida real en el escenario. Eso me fascina. Además, incluso para quienes no aman la ópera, su historia es una historia de amor, algo universal.
El concepto de "diva" suele asociarse con ella. ¿Qué pensás de eso? Fue una mujer muy fuerte. En los 50 y 60 las mujeres casi no tenían voz, y ella decía en entrevistas cosas como: "Tengo un marido y un amante, ¿cuál es el problema? Es mi vida". Sin mujeres así, no estaríamos donde estamos hoy. ¿Era una diva? Tal vez, pero también lo era Onassis. La diferencia es que a él lo llamaban "empresario" y a ella "difícil". Yo la respeto profundamente, aunque no haya sido siempre amable. Fue valiente.
En el ballet van a usar arias con la voz de Callas. ¿Qué podés contar sobre la música y el diseño escénico? Usamos grabaciones con la voz real de Maria Callas. Por eso no hay orquesta en vivo, porque sería raro mezclarlo. Es un espacio muy abstracto, con proyecciones, iluminación y sonido. Pasamos de una ópera a otra -Madama Butterfly, Otelo, Carmen- solo con su voz y algunas entrevistas originales. Pero todos está construido desde el movimiento. Todo tiene que ser coreografiado, para que sean los bailarines los que creen el espacio.
Trabajas por el mundo, ¿dónde vivís? En Brooklyn, Nueva York, aunque soy inglesa. Viajo mucho, pero el mundo de la danza es pequeño: en Uruguay me llegan mensajes desde Londres, España o Nueva York, todos conectados. Así que nunca se siente del todo como empezar de cero. Además, trabajo todo el día, literalmente. Este ballet es muy complejo: son 40 personas en escena, casi sin escenografía ni objetos, todo se crea con los cuerpos. Es un desafío enorme, pero hermoso.
Después de este estreno mundial en Uruguay, ¿qué sigue? Ahora voy a Londres, después trabajo con el Sarasota Ballet en enero y después en Cuba. Así es mi vida, de un país a otro. Pero tengo suerte, porque amo lo que hago. Mi momento favorito es cuando los bailarines superan lo que imaginé: ahí siento que realmente estamos creando juntos.