Miércoles, 22 de Octubre de 2025

Paralelos preocupantes

ColombiaEl Tiempo, Colombia 22 de octubre de 2025


Miguel Gómez Martínez
"Las democracias son frágiles


Miguel Gómez Martínez
"Las democracias son frágiles. Pueden transformarse en dictaduras. Libertades que parecen firmemente conquistadas pueden desaparecer". Con esta frase lapidaria inicia la maravillosa obra de Volker Ullrich, ‘El fracaso de la República de Weimar’. El libro es un apasionante relato de la Alemania desde el final de la Primera Guerra mundial hasta el ascenso de Hitler al poder en 1933. En su lectura me impactó la gran cantidad de similitudes entre ese período, que duró 15 años, y la historia reciente de Colombia en los últimos tres lustros. Hay paralelos preocupantes. Una primera semejanza es la ineficiencia de la justicia para enfrentar a los grupos violentos de izquierda y derecha. Como en Colombia, hubo amnistías que favorecieron a los comunistas y los nazis, incluido Hitler. La justicia emitía sentencias simbólicas como las de la JEP. Al igual que en nuestro fracasado proceso de paz, se creyó que el apaciguamiento, el ceder a las exigencias de los violentos, era la mejor manera de defender las instituciones cuando en realidad las debilitaba y les restaba legitimidad. Impresiona la incapacidad de los gobiernos centristas para enfrentar los graves problemas que vivió Alemania durante este período. La violencia política arreció, hubo la peor hiperinflación que la humanidad haya registrado y las drásticas medidas para enfrentar la Gran Depresión fueron equivocadas. Como en Colombia, el ciudadano no veía políticas que resolvieran los problemas reales. En cambio, observaba la corrupción e inestabilidad de los partidos políticos más preocupados por sus cuotas de poder que por el bienestar. La desesperación de la población se tornaba en cinismo y apatía. Los escándalos y violaciones de la ley pasaban con indiferencia. "Estamos en un estado de insensibilidad total" afirmaba un observador político germano a principios de los años treinta. Lo mismo que hoy en nuestro país donde los abusos, negociados y porquerías llenan titulares sin que nada pase ni se observe una reacción saludable. En Alemania, la desesperanza contagiaba a todos los niveles de la sociedad. Parecía que no había salidas a la decadencia y la crisis institucional. El modelo democrático parecía agotado. En Colombia se estima que 1,5 millones de nacionales han emigrado en los últimos dos años producto de la falta de oportunidades y la frustración. La República de Weimar no logró renovarse y colapsó. Sus líderes -mediocres y egoístas- no estuvieron a la altura de los retos que la amenazaban. Los ciudadanos no encontraban razones para defender unas instituciones que eran ineficaces, corruptas y politizadas. Cualquier opción parecía mejor que la existente. La crisis permanente los llevó a Hitler. En Colombia optamos por el populismo disfrazado de cambio. Claro que hay diferencias; pero hay muchas coincidencias. *** Coletilla: La Universidad Nacional, que debería ser un templo del saber, sirve hoy de refugio para malandros y violentos.
migomahu@gmail.com @miguel.gomez.m
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