Viernes, 24 de Octubre de 2025

Nuevas tecnologías en los audífonos también están generando nuevos problemas

ChileEl Mercurio, Chile 24 de octubre de 2025

Además de elevar el riesgo de pérdida auditiva, la utilización constante de estos dispositivos y de herramientas como la cancelación de ruido podría estar alterando la capacidad cerebral para procesar sonidos, afectando la concentración.

El uso de audífonos o auriculares se ha intensificado con los años, y ya no solo se limita al tiempo libre: se utilizan para trabajar, hacer llamadas, estudiar, practicar deporte o al desplazarse por la calle. Muchas veces, también se asocia a estatus: llevar el último modelo es valorado por el entorno. Sin embargo, su uso tan extendido, y en muchas ocasiones inadecuado, puede acarrear consecuencias negativas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que más de 1.000 millones de adolescentes y jóvenes están en riesgo de una pérdida auditiva permanente debido a la exposición prolongada a sonidos más altos.
Cuando el oído sufre, las primeras señales suelen ser dificultad para escuchar en ambientes ruidosos, la necesidad de subir aún más el volumen y la aparición de zumbidos (o tinnitus).
"Tenemos una sociedad mucho más ruidosa que antes, lo que se ha empezado a reflejar en la audiometría y en un envejecimiento más prematuro de la audición en la población", advierte Yolanda Maldonado, directora de la carrera de Fonoaudiología de la UNAB, sede Concepción.
Según la especialista, la hipoacusia o disminución de la capacidad auditiva ya se refleja en la consulta, con dificultad para oír frecuencias más agudas, que son las primeras en perderse. "La exposición sistemática al ruido tiene consecuencias en etapas. Al principio puede que pase inadvertido, pero si es un hábito sostenido en el tiempo, estamos frente a un daño que es más irreversible".
Según la OMS, se define como "ruido" cualquier sonido que supere los 65 decibeles (dB), y se vuelve peligroso para la salud auditiva si sobrepasa los 75 dB.
Fabián Rubio, otorrinolaringólogo de Clínica Alemana y del Hospital Clínico U. de Chile, precisa que "el volumen de conversación normal bordea los 60 dB y el volumen de una calle transitada bordea los 85 dB".
Con los audífonos se puede llegar fácilmente a intensidades mayores a 100 dB.
Diferencia de modelos
Ya sean de los que se colocan a nivel intracanal (dentro del oído) o por sobre la oreja, no existe un diseño seguro frente a un exceso de volumen y exposición, dice Rubio.
Aun así, los modelos externos suelen ofrecer un mejor aislamiento del sonido ambiental. Además, "los que van dentro del conducto auditivo pueden producir problemas como erosiones e inflamación y posibles infecciones si no se manipulan bien", precisa el médico.
En Chile, el mercado de este tipo de dispositivos ha crecido 18% en los últimos dos años, según datos del Servicio Nacional de Aduanas, con precios que oscilan entre $20 mil y $350 mil.
Varios de estos auriculares incorporan funciones que alertan a los usuarios cuando el volumen excede los niveles recomendados. Sin embargo, concuerdan los expertos, la gente suele ignorar esta alerta.
Una forma de revertir el impacto de escuchar con mucho volumen ha sido el desarrollo de tecnologías de cancelación de ruido, que eliminan los sonidos ambientales.
Sin embargo, ya ha surgido inquietud por algunos efectos que esto puede tener. "Usarlos en la calle dificulta escuchar los sonidos del ambiente y esto puede poner en riesgo la seguridad personal", precisa Rubio.
Otro punto es que el uso excesivo de esta tecnología podría estar afectando la capacidad cerebral para procesar sonidos.
En el Reino Unido, el Servicio Nacional de Salud ha detectado un aumento de jóvenes que acuden a consulta asegurando que tienen problemas auditivos: les cuesta seguir una conversación en un entorno ruidoso o percibir de dónde viene un sonido. Al realizar exámenes, su agudeza auditiva está normal.
Una teoría es que, al filtrar constantemente el ruido de fondo, el sistema auditivo está perdiendo la habilidad para discernir la procedencia de los sonidos o para centrarse en uno de ellos.
"Cancelar el ruido puede producir una alteración en el cerebro, se pierde o disminuye la capacidad neuronal de discriminar los sonidos importantes de los que no lo son", explica Evelyn Benavides, neuróloga de Clínica Las Condes.
Si bien, agrega, falta evidencia al respecto, "se ha visto que esto conlleva algunos problemas de índole más neurológico, que tienen que ver con la capacidad de concentración".
Asimismo, esto podría alterar la capacidad de identificar emociones a través del sonido. "El lenguaje tiene que ver con el volumen y con la prosodia; hay un ritmo del lenguaje según si se está contento o triste, por ejemplo, y que podría no entenderse", comenta Benavides.
De allí que la recomendación de los expertos sea utilizar estos dispositivos con moderación. "Hacer un uso consciente; usarlos en los escenarios que realmente sean necesarios y, sobre todo, hacer pausas para dejar descansar los oídos", aconseja Maldonado.
La Nación Argentina O Globo Brasil El Mercurio Chile
El Tiempo Colombia La Nación Costa Rica La Prensa Gráfica El Salvador
El Universal México El Comercio Perú El Nuevo Dia Puerto Rico
Listin Diario República
Dominicana
El País Uruguay El Nacional Venezuela