Lunes, 03 de Noviembre de 2025

El ahínco por ser

ChileEl Mercurio, Chile 3 de noviembre de 2025

Héctor Noguera Illanes merece una mirada desde la ciencia

Héctor Noguera Illanes merece una mirada desde la ciencia. Desde las incertezas, como dijo su hija Amparo antes de leer entre lágrimas, durante su funeral, el soliloquio de Segismundo, por Calderón de la Barca, en "La vida es sueño".
También escuchamos desde nuestras lágrimas. Y nuestras incertezas.
Y escuchamos entre las sonrisas y risas de la prole de Héctor Noguera. Su prole genética y su prole del Arte.
Nosotros, su público, también su prole, también con lo nuestro, que él hacía propio con ahínco.
Ese ahínco por encontrar y encontrarnos, de Héctor Noguera y de los abanderados del Arte. Ese ahínco por estudiar, investigar, saber del expresar.
Averiguar, como dijo su hija Emilia, la diferencia entre el punto y la pausa. Y del respeto al dramaturgo.
A veces, uno consigue entrar al taller de un pintor o una pintora. Y casi siempre ahí, en un muro, están los libros, la obra anterior.
Durante la ceremonia, Cristián Campos recordó la primera clase de teatro donde Héctor Noguera, tocando un bongó, homenajeó a Calderón de la Barca, tan profético al pintar un tirano.
Tal como los descubridores en ciencia, los artistas se empinan sobre los hombros de gigantes, para descubrir.
Descubren para nosotros y despejan incógnitas, o las profundizan, como los hombres de ciencia.
Enseñan, engendran.
Como él, que aprendió de maestros y que amaba la conversación con otros pares exploradores.
Es hijo del Teatro de Ensayo de la UC. Y es hijo de su madre, Yolanda, su escudo, como cuenta él, en su biografía relatada a su hijo Diego.
Habría que nombrar a los y las jinetes de esa aventura que comenzó en 1943, cuando Héctor Noguera cumplía cinco años, el Teatro de Ensayo de la UC. Pero no cabe aquí la hermosa y grandiosa lista.
Estoy cierto que, tal como me encuentro hoy con discípulos que se enorgullecen de sus maestros en ciencia, hoy, los alumnos de Héctor Noguera reconocerán su propia raíz, con la exaltación que vi durante sus exequias: ellos y ellas, tejiendo una cadena de brazos sentidos.
Héctor Noguera Illanes no habría sido él sin enseñar. Basta mirar a sus hijos e hijas. Creación y creadores.
Por eso, es académico y desde su profundidad nos enseña y nos llama.
A ir al teatro, a atender a la gente de arte.
Nos miramos, aunque nos muramos. Tal vez, nos miramos porque nos morimos. Y de él, quedamos aún nosotros. Gracias por ese ahínco por dilucidar, con nosotros, con tantos y tantas de nosotros.
Durante los ritos finales, Manuel Sánchez, hombre de payas, rimó "cordillera" con "Noguera". Acción de arte, descubrimiento. Ahí está.
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