Dimensión desconocida
Ignacio Saavedra, que juega en Sochi, nunca pensó que la selección de su país llegara a orillas del Mar Negro y jugara un partido de fútbol amistoso en esa ciudad
Ignacio Saavedra, que juega en Sochi, nunca pensó que la selección de su país llegara a orillas del Mar Negro y jugara un partido de fútbol amistoso en esa ciudad.
Esto es lo que dijo: "Estoy muy feliz de que venga la selección de mi país a la ciudad donde yo vivo, nunca pensé que se podía dar".
Ni él ni nadie. No solo eso, porque Chile no va a jugar un partido, sino dos. Y eso no lo imagina ni Julio Verne.
Contra Rusia ayer, equipo castigado por la FIFA y con el que nadie quiere jugar, por lo del imperialismo y la invasión a Ucrania, pero Chile no está para matices ni finuras, solo le queda hacer vista gruesa y mirar para el lado. Nada muy honorable, la verdad sea dicha.
Y frente a Perú el martes, selección equivalente y eliminada del Mundial, que al igual que Chile busca su destino y plata, claro que sí, en este caso rublos convertidos en dólares.
La selección adulta y las que entraron a ruedos mundialistas, en rigor, salieron, la Sub 20 y la Sub 17, todas ellas padecen una vida intermitente y evanescente, donde nada es sólido y todo se convierte.
Están en una serie que nadie sabe cómo va a terminar. Son personajes inocentes y desconcertados que ni siquiera conocen el género donde están metidos. Están en un mundo inexplicable.
La Sub 20 y la Sub 17 sostuvieron amistosos en Chile, antes de sus respectivos mundiales, no uno, sino varios, y la decisión fue jugar lejos de la gente y del mundo real.
Ni pensar en estadios abiertos y cobrar entrada por verlos, quizás algo posible, además cobrando poco, para que aprendan a ser estrellas y escuchen los gritos de las gradas, donde por respeto se suprimen algunas letras: "H. malos, flojos de m., váyanse para la casa, muertos de hambre". Hay que acostumbrarse, así es el juego del fútbol, desde el coliseo de Roma a la saga de los juegos del hambre.
Tampoco como preliminar de algún partido de Primera División, cobrando lo mismo, para que cumplan el sueño de jugar en el Nacional o el Fiscal de Talca o Playa Ancha, es cosa de elegir, para escuchar los gritos y la rabia, entonces curtirse, dorarse y no bajar la guardia. Es lo que dice el Mandalorian, esa serie que les gusta tanto: "Este es el camino", en inglés, que es bueno que lo vayan aprendiendo: "This is the way".
La Sub 17 enfrentó dos veces a Uzbekistán en Juan Pinto Durán.
La Sub 20 contra Corea del Sur en Quilín y frente a Nigeria en el Monasterio Celeste.
El viejo truco de jugar en la dimensión desconocida los partidos amistosos previos a las citas mundialistas. ¿Resultó? No. ¿Por qué lo hicieron así? Porque sí. Ya no se exigen explicaciones. Así estamos.
Estamos esperando que algo pase. Un algo con nombre propio: Manuel Pellegrini, pero Pellegrini no es Gandalf. Pellegrini es pensamiento mágico, autohipnosis, sensaciones sobrenaturales y pura fantasía, es decir, todo aquello que amuebla la dimensión desconocida.