El acusado ya fue condenado a cuatro años de prisión por un juez pero aguarda privado de libertad la sentencia de un Tribunal de Apelaciones.
Un
Tribunal de Apelaciones revocó el
arresto domiciliario a
un hombre condenado a cuatro años de prisión por haber violentado a su expareja y haberle arrojado
líquido inflamable. El agresor estaba cumpliendo con esta medida debido a que la sentencia todavía no se encuentra firme (fue apelada por su defensa) y un juez de primera instancia lo habilitó.
Los involucrados en el caso mantuvieron una relación de pareja durante 20 años. A lo largo de este período, la mujer denunció múltiples episodios de
violencia doméstica que llevaron a que en los últimos meses de la relación vivieran en casas diferentes.
"Yo lo perdonaba, pero empecé a darme cuenta que había cosas mal. Estaba cansada de la humillación. Me decía que
si lo dejaba me mataba", declaró la mujer durante el juicio. Su propia hija aseguró que el hombre la amenazó con prenderla fuego.
Una semana antes del caso que detonó el juicio, la víctima decidió poner un punto final al vínculo, lo que no fue aceptado por el hombre. El 25 de setiembre de 2024, el ahora condenado fue a la casa de la mujer, en el
barrio Mandubí de Rivera, la tomó del pelo y le dijo: "si no estás conmigo no vas a estar con nadie". Tras esta situación, la víctima resolvió hacer una nueva denuncia policial, según surge de la sentencia a la que accedió El País.
Tras regresar de la comisaría, comenzó a cenar con sus hijas y una amiga. En ese momento, el hombre irrumpió gritando e insultando, mientras portaba una botella de alcohol. Arrojó su contenido a la mujer y
sacó un encendedor. Al ver lo que ocurría, la amiga de la víctima le pegó una patada al agresor y lo echó de la casa.
Dos días después, funcionarios policiales vieron a un hombre "con actitud sospechosa" a dos cuadras de la casa de la víctima, por lo que le dieron la voz de alto. Él se escapó y al ser alcanzado por los policías exhibió un arma blanca, pero igualmente fue detenido. Allí fue identificado como el agresor de la mujer, que se encontraba requerido.
En su mochila llevaba una botella de dos litros con
nafta, una botella de whisky, un cuchillo y un encendedor.
Si bien la Fiscalía de Rivera encabezada por
Alejandra Domínguez solicitó 10 años de prisión por tentativa de homicidio muy especialmente agravado, violencia domestica y atentado, la jueza María Basan descartó el primer delito.
"La Fiscalía logró probar los hechos que incluyó en su relato, pero a criterio de esta sentenciante ninguno de ellos implicó el comienzo de ejecución de un homicidio, pues no relató ni probó ningún hecho que pusiera en riesgo el bien jurídico tutelado de la vida humana", aseguró la jueza en su dictamen.
Es que según la magistrada, a pesar de la declaración de los testigos "no surge acreditado que el encendedor que el imputado sacó de su ropa al momento de la agresión era con intención de usarlo" ni "surge la intención de matar".
Finalmente, la pena decretada fue de
cuatro años de prisión y el pago de doce salarios mínimos. La defensa del condenado apeló y hasta el momento no se conoce la resolución del Tribunal.
Paralelamente, las partes discutieron la forma en la que el hombre debía esperar que su condena quedara firme. Si bien en primer lugar se dispuso una medida cautelar de
arresto domiciliario, Fiscalía apeló y el Tribunal de Apelaciones Penal de 1
er Turno revocó la resolución, enviándolo a prisión preventiva hasta el 16 de enero.
"Los hechos permiten inferir riesgo cierto para la víctima, y la salvaguarda de los derechos de esta", argumentaron los ministros y aseguraron que se justifica la privación de libertad del imputado porque hay una "proporcionalidad debida entre los bienes jurídicos afectados".
El País, Uruguay
19 de noviembre de 2025
