Los palmares del butiá, que se extienden por 70.000 hectáreas, son un patrimonio cultural de los rochenses que está presente en su tradición gastronómica, su escudo, su himno y su cancionero popular.
"Recibimos al primer turista indeseado de la temporada", resume el intendente de Rocha, Alejo Umpiérrez, para referirse a la confirmación de que fue detectado el picudo rojoen el departamento más al este del país.
Esta plaga, originaria del sudeste asiático y detectada en Uruguay en 2022, ya se encuentra en ocho departamentos y pone en jaque a un ecosistema que se volvió un símbolo para los rochenses, fuente de una tradición gastronómica comercial, producto del fruto de la palma y musa de innumerables poetas y cantores.
El escudo, el himno, el cancionero y la cultura rochense están marcados por la palma del butiá (butia odarata) y por su fruto. "Si el Atlante te da sus caricias, y te aduerme el suave rumor, de palmares que evocan los siglos, bajo el palio dorado del sol", cita el himno rochense al describir el exótico horizonte donde se alzan las altas palmeras verde ceniza que advierten sobre un hábitat único.
Aunque el primer espécimen de Rhynchophorus ferrugineus hallado en Rocha apareció en una trampa dispuesta por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y el Ministerio de Ambiente en el Área Protegida Laguna Garzón -informó la plataforma NaturalistasUY-, la alarma pasó de amarilla a roja por la inminente llegada de la plaga a los palmares ubicados a pocos kilómetros de la ciudad deCastillos, que se extienden por 70.000 hectáreas y albergan dos millones de ejemplares.
Umpiérrez, sin embargo, afirmó que no hubo sorpresa y que se sabía que era algo que más temprano que tarde iba a pasar. "Es la crónica de una muerte anunciada. No había alternativa. Los últimos se habían encontrado en la zona de San Carlos, a poco más de 60 kilómetros. Estamos hablando de un insecto que en condiciones normales avanza 700 metros por día -que puede ser superior dependiendo del viento-, no tiene un depredador y por lo tanto se reproduce libremente", dijo el jefe comunal a En Perspectiva.
Sobre las acciones que ha tomado la Intendencia de Rocha, y visto que el picudo rojo ha hecho estragos en Montevideo, Canelones, Maldonado, Florida, Flores, San José, Colonia, Lavalleja y Durazno, el jerarca mencionó que se prohibió la comercialización y el transporte de cualquier tipo de palmeras dentro de los límites departamentales, y se puso un cordón sanitario eliminando más de 400 palmeras canariensis ubicadas en ruta 9 y 15.
Si bien el principal hospedante es calmera canaria (phoenix canariensis), se han encontrado ataques a otras especies, incluyendo butiá (butia odorata) y pindó (syagrus romanzoffiana). En esta línea, un informe del Ministerio de Ganadería de agosto de este año consigna que "es aún incierto el daño e impacto que puede llegar a tener en las especies nativas".
"Muerte rápida"
Desde hace décadas, los palmares de Rocha enfrentan una amenaza producto del uso del suelo en actividades ganaderas, que han impedido su regeneración natural. Aunque la población adulta está protegida por ley y está prohibida la tala, el palmar está compuesto hoy casi exclusivamente por ejemplares envejecidos, muchos de los cuales llevan entre dos y tres siglos en pie.
Mercedes Rivas, profesora de la Facultad de Agronomía radicada en la sede de Rocha del Centro Universitario Regional del Este, dijo a El País que aunque lo que cayó en la trampa fue un solo individuo (una picuda) la conclusión es que ya "están volando en la zona".
"No cayeron 20, que podría haber sucedido. Ni en otras trampas. Es uno solo, pero indica la existencia de una fuente de infección. Lo que hay que hacer ahora -al corto plazo- es identificar la ubicación de las palmeras que están afectadas", resumió la especialista, que desde 1999 trabaja en la conservación y uso de los palmares odorata.
En primera instancia, se buscará en toda el área protegida de Laguna Garzón, en José Ignacio y en las chacras que hay en la zona limítrofe entre Maldonado y Rocha.
"En caso de identificarse se actuará con el protocolo de emergencia. Eliminar las palmeras, enterrarlas y prenderlas fuego si es necesario. Ya había toda una preocupación por la falta de regeneración y lo del picudo cayó ahora como un problema extra. El picudo rojo no es el único peligro en la problemática de los palmares de butiá, pero si no se actúa a nivel país Rocha no puede poner un 'Muro de Berlín'. Estamos en un proceso de lenta muerte, pero si llega el picudo rojo es muerte rápida", sentenció.
"Si no se frena no hay manera de que no siga avanzando. Puede que ahora podamos encontrar el foco y chequear que no está entrando por otro lado, pero hay que evitar que llegue, que avance. El problema es que la detección temprana es muy difícil. Cuando te enteraste, la palmera está muriendo y ya contagió a otras. El picudo viene, pone los huevos y de ese adulto nacen entre 300 y 500 larvas que son las que hacen el daño. Lo terrible de este insecto es la capacidad reproductiva que tiene, es completamente exponencial", agregó sobre las imposibilidad de combatir la plaga en caso de llegar a territorio rochense.
Limitante
Otra barrera con las que se han encontrado las intendencias y el gobierno nacional frente a los estragos que ha causado el picudo rojo, incluso en la Plaza Independencia, radica en los altos que son los costos para enfrentar la epidemia.
Según el intendente Umpiérrez, inocular las palmeras de los espacios públicos y plazas en Rocha implica una erogación de más de $ 2.000 por ejemplar y es algo que debe realizarse cada tres meses.
El intendente cuestionó el desempeño del Ministerio de Ambiente, al que reprochó la falta de coordinación con el Sinae y afirmó que la intendencia se siente "absolutamente sola". Según supo El País, sus palabras generaron malestar en la cartera, donde sostienen que en Rocha no existe un foco activo y que los protocolos se están cumpliendo.
"Solo tratar las palmeras canarienses nos significa un gasto de US$ 700.000 por año. Son US$ 3,5 millones en el quinquenio. Esto es algo que tiene un límite de sostenibilidad en el tiempo en términos financieros y económicos. Hay más de dos millones de palmeras en el palmar. Si llegara a entrar el picudo en el paisaje por excelencia de Rocha, sería una tragedia ecológica, pero también cultural e identitaria. Una tragedia", proyectó Umpiérrez.
El fruto Butiá
El fruto de la palma, el butiá -que algunos llaman "diamantes anaranjados"- ha dado origen a una gastronomía típica de la zona. Se trata de un fruto ácido que consta de dos partes: el coco y la fibra. La porción fibrosa permite la producción artesanal de diversos productos: miel, licor, caña de butiá, jalea pulpa, mermelada, dulce de corte e incluso refrescos. Investigaciones realizadas por la Facultad de Química detectaron que la fruta posee importantes propiedades nutricionales: vitamina C, potasio, fósforo, sodio, magnesio, calcio, hierro, cobre, zinc, manganeso, antioxidantes y betacarotenos.