El placer de cambiar
Cuidar y potenciar los rasgos originales de esta casa de estilo chileno, de los 80, fue uno de los principios que guiaron este proyecto de remodelación integral llevado a cabo por Alicia de la Cerda, arquitecta y acuarelista que aborda el interiorismo como una extensión natural de su trabajo profesional. El uso de materiales nobles y muchos detalles de diseño nutren esta propuesta ejecutada para su propia familia.
Seis años había vivido en esta propiedad la arquitecta y acuarelista Alicia de la Cerda junto con su familia, cuando, motivada por la necesidad de más espacio, emprendió la mayor de las intervenciones que podría haber realizado a su morfología y estética.
Ubicada en un sector residencial de Las Condes, originalmente era una casa chilena, con detalles como el techo con tejas musleras, piso con baldosas Batuco y una terraza techada que evoca al clásico corredor, entre otros elementos característicos de dicha tipología. Ella y su marido llegaron a habitarla cuando solo habían nacido dos hijos; ahora tienen cinco, de nueve a poco más de un año.
En el camino, Alicia implementó varios cambios puntuales: renovar parte de los baños, cambiar las ventanas por otras más eficientes desde el punto de vista térmico y rehacer el jardín con la paisajista Christa Schulze. Hizo de cada instancia una oportunidad para desplegar su sentido estético y afinidad con el rubro de la decoración.
Hace un año y medio, esperando a su hijo menor, asumió que era necesario remodelarla. "Desde que me titulé he trabajado independiente; pasé una etapa en la que me dediqué exclusivamente a pintar acuarelas, y ahora retomé con proyectos de arquitectura e interiorismo, casas desde cero hasta intervenciones de diferentes escalas. También he hecho encargos específicos, como pesebreras, que tienen otro nivel de complejidad", cuenta @aliciadelacerda_arquitectura.
En esta oportunidad, quiso renovar su casa para que contara con calefacción, fuera más luminosa y tuviera espacios mejor conectados, una cocina más moderna y buenos clósets: "Todo lo que hacía falta desde el inicio, así como una ampliación bastante importante, que era el mayor desafío, porque es una casa chilena y queríamos mantener su esencia". Por eso, el volumen creció en ambos pisos, "a partir de una estructura metálica que permitió abarcar 100 m {+2} más, que integra otro lenguaje a la arquitectura, otorgándole funcionalidad y estética. El contraste y la mezcla de estilos resaltan los rasgos originales".
Privilegiando la conexión entre el interior y el exterior, además de un circuito de espacios conectados en el primer nivel, reubicó la escalera -hoy tiene peldaños de madera en volado que no interrumpen las vistas- y transformó el área de servicios. Rediseñó el baño de visitas y la logia; añadió un comedor de diario, que ambientó con muebles comprados en anticuarios y forrando sus muros con madera y un papel mural con escenas botánicas en verde oliva de Texturas & Co. Por si fuera poco, con el apoyo de la arquitecta Magdalena Rodríguez, proyectó una nueva cocina de mayor superficie, considerando detalles de diseño, como un práctico mesón isla central y muebles de madera tono antracita con cubiertas de mármol y tiradores terminación bronce. Asimismo, entre ese recinto y el comedor, puso una puerta de corredera en reemplazo de un tabique, estrategia con la que integró los demás ambientes de la zona pública, todos vestidos con sus acuarelas.
En el living , espacio en el que hace 3 años había instalado un mueble en obra, realizado por Juan Pablo Gutiérrez, de Lote Studio -que ordena objetos decorativos, libros, discos, reproductores de música y el televisor-, combinó mobiliario de Ameritex y Area Design. Destacan la mesa Treviso, hecha en fierro dorado y mármol por Caliza; un grabado de Marco Bizarri; una acuarela del uruguayo Álvaro Castagnet; un librero de Palopintao, y la clásica Lounge Chair de Charles y Ray Eames, que era del departamento de soltero de su marido. Predominan los materiales nobles, el diseño de autor y las tonalidades neutras, pues Alicia buscó generar una ambientación "clara, liviana y alegre, que iluminara y diera un aire más contemporáneo a esta casa chilena".