La Asunción
El dogma sobre la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a la gloria del Cielo fue proclamado por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950
El dogma sobre la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a la gloria del Cielo fue proclamado por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950. Esta verdad de fe del catolicismo, anticipa, para quienes adherimos a esa creencia, el mismo destino final tras la Segunda Venida de Cristo de todos los resucitados que alcancen la salvación. Pero no solo eso, sino que desde ya la Asunción permite entrever otros significados más terrenales, pero a la vez en concordancia con esta elevación de María al Paraíso.
El ser humano vive aspirando a lo más alto, en su caso aquello que entiende como la felicidad. Ser feliz es su máximo deseo, el sentido más hondo de cualquiera de sus acciones y, sin duda, la intención latente de todos sus movimientos y propósitos. El hombre se ve ensalzado en la medida en que se aproxima lo más posible a aquello que entiende como su plenitud. Ahora bien, y lo planteo como interrogante, ¿alcanzamos alguna vez en esta vida esa totalidad tan anhelada? Me atrevo a suponer que no, pues siempre hay un motivo para estar insatisfechos, para sentir una carencia. De ahí la importancia de esta fiesta mariana, pues otorga esperanza sobre el cumplimiento de este fin en el último peregrinaje y posada que aguarda al hombre.