Viernes, 26 de Abril de 2024

Consumo de drogas en los jóvenes

ChileEl Mercurio, Chile 12 de diciembre de 2018

Junto al debate que se instaló en 2011 sobre la legalización del consumo de cannabis, comienza una campaña sobre sus potenciales usos medicinales, todo lo cual se da en forma simultánea con el aumento de su utilización.

Preocupantes han sido nuevamente los resultados de la encuesta realizada sobre el consumo de drogas en la juventud chilena. Según un estudio encargado por Senda, las cifras indican que nuestros escolares tienen récord en el consumo de tabaco, marihuana, cocaína, pasta base y tranquilizantes utilizados sin razones médicas. De acuerdo a estas cifras, entre los alumnos de octavo año básico y cuarto medio, cerca de uno de cada tres estudiantes fumó marihuana en el último año, lo que permitiría inferir que en las edades de mayor consumo -al parecer, entre los 15 y 16 años-, la proporción puede ser más alta. Algo similar se registra en el caso de las otras drogas psicoactivas, lo que estaría anunciando un posible daño social de gran magnitud que el país deberá enfrentar en el futuro.
La comparación de las cifras indica que Chile estaría sufriendo una suerte de epidemia en la utilización de estas drogas. Si bien las últimas estadísticas de Senda resultan levemente mejores que las anteriores, no hay duda de que a partir del año 2011 se produjo un cambio en la sociedad chilena que comenzó a ver cómo se elevaban a proporciones sin precedentes los usuarios y los adictos. Si en Chile la prevalencia en el uso del cannabis subió de 15,6% en 2007 a 30,9% en 2017, debe considerarse que en el mundo entero la proporción de jóvenes que usan anualmente esta droga es de un 5,6%, según el Informe de Drogas de Naciones Unidas. Más allá de lo difícil que es comparar cifras entre distintas realidades internacionales, el estudio encargado por el Senda indica que ni en los países americanos ni en todo el hemisferio occidental, hay alguno que alcance cifras semejantes, pues son contados con los dedos de una mano los que sobrepasan el 20% de prevalencia en esas edades. Estados Unidos, afectado por alto consumo de drogas, presenta cerca de un 25% de prevalencia entre los 15 y 16 años de edad.
El consumo de alcohol, tradicionalmente un grave problema de salud pública en Chile, disminuye a lo largo del último decenio, según el estudio de Senda; en tanto, se mantiene sin cambios el uso de la cocaína y de la pasta base. No obstante, las tasas a las que se han estabilizado son muy altas si se comparan con la de otros países. En el caso de la cocaína, por ejemplo, al alcanzar un 4,9% entre los 15 y 16 años de edad, solo seríamos superados por Bulgaria, que tiene un punto más. Nuestra tasa, a nivel escolar, es casi el triple de la que se observa en Estados Unidos.
Pero todo indica que es en la marihuana donde se ha concentrado el crecimiento, lo que coincide con una notoria disminución de la percepción de riesgo que tienen los jóvenes y sus padres respecto del uso de esta droga. Junto al debate que se instaló el año 2011 sobre la legalización del consumo de cannabis, comienza también una campaña acerca de sus potenciales usos medicinales, todo lo cual se da en forma simultánea con el aumento de su consumo.
Quienes trabajan con jóvenes afectados por el consumo problemático de drogas señalan que existen variados factores de riesgo que los llevan a iniciarse en el uso de sustancias peligrosas. Desde aspectos personales hasta otros de carácter familiar, además de los más evidentes elementos sociales, pueden crear vulnerabilidades peligrosas. No hay ningún agente aislado que pueda explicar la situación que se observa en Chile, pero es evidente que se ha producido una combinación crítica de factores de riesgo, unida a una carencia de factores protectores, como puede serlo una familia sólida y bien constituida, la que está operando en la creación de las actuales circunstancias. Es una dura tarea que le espera al Senda para intentar reducir las altas tasas de uso de drogas psicoactivas en Chile; pues es sabido que, a lo largo de sus vidas, quienes consumen drogas en la adolescencia sufren de relaciones sociales disfuncionales, tienen más altas tasas de desempleo y hasta ven reducidas sus expectativas de vida.
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