Un deshielo sin progresos
WASHINGTON
WASHINGTON.- El anuncio de una nueva cumbre entre el presidente de Estados Unidos, y el dictador norcoreano, resucitó el estancado proyecto de desnuclearización de Corea del Norte en uno de los peores momentos de la presidencia del magnate. La nueva cumbre, que aún no tiene fecha concreta ni lugar, ocurrirá poco más de medio año después del histórico encuentro en Singapur, que marcó el inicio de las negociaciones. Hasta el momento, el deshielo ha ofrecido escasos -por no decir nulos- avances tangibles. El anuncio llegó tras un hermético encuentro de una hora y media entre Trump y Kim Yong-chol, exjefe de inteligencia de Corea del Norte y jefe negociador de Pyongyang.
Aunque las tensiones entre Washington y Pyongyang han cedido, la apertura de negociaciones aún debe arrojar resultados para ambos bandos. Las conversaciones se estancaron porque Corea del Norte se negó a proporcionar un informe detallado de su arsenal y sus instalaciones nucleares, y Estados Unidos, a su vez, se negó a levantar sanciones y brindar garantías de seguridad. Washington insiste en una desnuclearización "completa, final y verificable", un objetivo que algunos expertos creen imposible. La nueva cumbre podría llegar a marcar un quiebre, aunque eso está lejos aún de ser una certeza.
Arrinconado por el shutdown del gobierno federal, Trump tiene ahora un tema para mover la agenda. Nunca rechazó del todo un nuevo encuentro con Kim, quien se mostró frustrado en su mensaje de Año Nuevo por la falta de avances, pero luego fue un poco más optimista tras un nuevo encuentro con el presidente de China, Xi Jinping.
Los tiempos en que Trump llamaba a Kim Hombre Cohete y el dictador norcoreano le respondía con el mote de Viejo Gagá han quedado en el pasado. Pero ambos aún enfrentan el desafío de transformar su apretón de manos en progreso real.