Jueves, 03 de Julio de 2025

El problema de identidad de Huawei

Costa RicaLa Nación, Costa Rica 15 de mayo de 2019

Aunque Huawei esté ansiosa por aprender de Occidente, su alma está impregnada de la cultura del Partido Comunista.

En alguna ocasión, el fundador de Huawei Technologies, Ren Zhengfei les recomendó a sus altos ejecutivos que vieran una serie de televisión llamada "Prueba de identidad". En esa serie de 2009, un espía comunista que se había infiltrado en el ejército nacionalista en la guerra civil de China lucha durante años para demostrar su lealtad e identidad tras la victoria de los comunistas.

Hoy, 32 años después de haber fundado el gigante de las telecomunicaciones con un préstamo de $3.000, Ren tiene problemas para demostrar que Huawei es una empresa privada e independiente del gobierno chino.

La tarea es más urgente que nunca. En meses recientes, el gobierno de Trump ha sugerido que China podría usar el equipo de Huawei para espiar a otros países, aunque no ha ofrecido pruebas. Los críticos acusan a la empresa de estar controlada por el gobierno chino. Huawei ha negado en repetidas ocasiones estos alegatos, bajo el argumento de que los dueños de la firma son los empleados y no sería capaz de espiar a sus clientes.

Independientemente de los asuntos de propiedad y control, los cuales han sido objeto de un acalorado debate, los problemas de Huawei se deben en parte a su propio conflicto de intereses. La empresa ha recibido una profunda influencia de sus competidores de Occidente. Huawei quiere ser uno de los actores que determine el futuro tecnológico del mundo, y Ren mismo ha dicho que la empresa tal vez deba adaptarse para lograrlo.

Sin embargo, en su esencia, desde la estructura de la organización hasta la manera en que construye la lealtad de sus empleados, Huawei se parece mucho al Partido Comunista de China.

Mirar a Occidente

El pensamiento gerencial de Ren, "de una manera intrínseca, tendrá marcas muy profundas de la cultura del Partido Comunista", de acuerdo con un libro de 2017: "¿Huawei será la siguiente en caer?" (se publicó una versión diferente en inglés, "The Huawei Story").

Aunque su tono es efusivo, el libro —cuyo nombre proviene del tipo de preguntas que Ren suele hacer a sus empleados para inspirar urgencia— ofrece pistas de por qué Huawei ha tenido problemas para reconciliar sus ambiciones globales con sus valores chinos. El libro se beneficia del acceso que tuvieron sus autores, incluyendo entrevistas con más de cien altos ejecutivos. El autor principal, Tian Tao, un profesor de administración, ha sido amigo de Ren durante dos décadas. Huawei a veces obsequia copias del libro.

La firma negó que su identidad interna contribuyera a su problema. Tras citar sólidos resultados financieros, la empresa señaló en un comunicado que, "en general, los clientes de una gran parte del mundo aceptan la identidad de Huawei".

"Lo único que podemos hacer para solucionar los problemas de identidad es permanecer abiertos y transparentes, y es lo que intentamos hacer", agregó.

Huawei no es la primera institución china que no logra descifrar cómo relacionarse con el resto del mundo.

Desde finales de la década de 1800, China ha debatido qué tanto debería aprender de Occidente sin perder lo que muchas personas consideran los valores centrales de China: el patriotismo, la lealtad, los valores colectivos sobre los derechos individuales. La idea es conocida como "sustancia china, aplicación occidental", y hace un llamado a buscar las herramientas para el resurgimiento económico y militar de China sin acoger ideas como los derechos individuales, el Estado de derecho y la transparencia.

Durante décadas, ese modelo le funcionó bien a la nación asiática. No obstante, flaquea cuando las instituciones como Huawei comienzan establecer lazos con el resto del mundo.

Muchas personas en Occidente están preocupadas de que Huawei no comparta sus valores y que pueda convertirse en el agente de un Estado autoritario. Se necesitarán más que algunas rondas de entrevistas con los medios para superar esa desconfianza.

Ren comprende las diferencias entre los dos sistemas. En un discurso que otorgó en septiembre, dio instrucciones al departamento de relaciones públicas de la empresa para que resaltara los valores de Huawei que se alinean con Occidente a fin de lograr un consenso.

"Tenemos nuestro propio sistema de valores. No aceptamos por completo el sistema de valores políticos de Occidente", señaló Ren.

Sin embargo, agregó: "Su civilización tardó miles de años en construirse. Una pequeña empresa como Huawei no podrá cambiar esa situación".

A juzgar por el contenido del libro, por sus discursos y por otras apariciones, Ren es un estudioso de la cultura de Occidente. Ha mencionado que admira los sistemas legal y político de Estados Unidos porque ofrecen una mejor protección a los negocios: una idea que no le es ajena a la clase empresarial de China. Durante casi dos décadas, Ren contrató a consultores de IBM para que ayudaran a Huawei a instituir la gerencia corporativa al estilo de Estados Unidos. Para ponerse al corriente con sus competidores de Occidente, Ren alguna vez dijo que Huawei necesitaba "usar zapatos estadounidenses" aunque le dolieran los pies.

"Solo si aprendemos de ellos, les podremos ganar algún día con nuestra humildad", una cita de Ren según el libro.

Raíces orientales

No obstante, aunque Huawei esté ansiosa por aprender de Occidente, su alma está impregnada de la cultura del Partido Comunista.

"En un país con poca filosofía y experiencia en la administración de negocios, los emprendedores de China tuvieron que recurrir a la cultura tradicional política y del partido para usarla como guía", de acuerdo con el libro.

La estructura de Huawei tiene un parecido sorprendente con la del partido. Ambas están a cargo de un grupo de siete altos funcionarios, y hay similitudes aún más adelante. Su programa de capacitación administrativa se llama Escuela Central del Partido, el mismo nombre de la institución del Partido Comunista que capacita a líderes prometedores.

Para la construcción de equipos y de lealtad, Ren recurrió al sistema de autocrítica del partido, en el cual los trabajadores confiesan sus fechorías. Las sesiones de autocrítica se llaman "reuniones de la vida democrática", al igual que las del partido.

"Es la herencia china", escribieron los autores del libro. "Las empresas occidentales nunca la comprenderán. Y aunque la entendieran, no podrían practicarla".

También es común que Huawei lleve a cabo ceremonias para que sus ejecutivos, desde el consejo de administración hacia abajo, prometan integridad y honestidad, casi de la misma manera que se practica en el partido. Ren, un exingeniero militar, también inculca una cultura castrense en Huawei. Para referirse a los acuerdos más importantes, a veces los llama una "Batalla de Triangle Hill", la alusión a un enfrentamiento durante la Guerra de Corea en el que participaron soldados chinos y estadounidenses.

Según Ren, la última Batalla de Triangle Hill es superar a sus rivales de Estados Unidos. Su carta anual de 2012 termina con la oración: "Con aspiraciones nobles y espíritu de equipo, estamos cruzando a zancadas el Océano Pacífico", una referencia a la letra de una canción famosa que narra cómo el Ejército chino cruzó el río Yalu para pelear contra los estadounidenses y los surcoreanos.

Ren le comentó a CNBC que le gustaba usar términos militares porque eran fáciles de entender. "Cuando no puedo encontrar un mejor término para describir con facilidad cómo funcionan los negocios, uso términos militares", señaló.

Aunque Ren es el director ejecutivo de Huawei, ha mencionado que solo usa su poder en la toma de decisiones para vetar propuestas y para quitar a ejecutivos de sus puestos.

Sin embargo, al interior de Huawei, no cabe la menor duda de que Ren es el líder supremo.

"Uno no puede usar su poder de veto y de destitución con demasiada frecuencia. Una o dos veces al año son suficientes", reza una cita de Ren, según el libro. "La disuasión nuclear solo sirve mientras la bomba no se detone".

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