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Puerto Rico después de la quiebra

Puerto RicoEl Nuevo Dia, Puerto Rico 15 de junio de 2019

A mi hijo Fabián, aspirando a que tengas un mejor país del que yo recibí

A mi hijo Fabián, aspirando a que tengas un mejor país del que yo recibí.
La semana pasada, la revista Negocios de El Nuevo Día publicó un artículo muy interesante con varios expertos que abordaron el tema de la quiebra. Se analizó cómo luego de una quiebra, una organización, pública o privada, puede manejar ese proceso, y los escenarios posteriores.
Quizás por razones culturales o sociales, la quiebra tiene una connotación negativa dentro de la sociedad puertorriqueña.
Es sinónimo de fracaso financiero o personal, y de un mal manejo de las finanzas de un hogar, de una empresa, o de la gestión administrativa de un país. Pero no necesariamente tiene que ser así.
Un proceso de quiebra puede ser una experiencia que permita transformar y fortalecer a una organización, si se hacen las cosas de manera correcta y con enfoques adecuados. La historia reciente, provee ejemplos de empresas y países que han salido con éxito de la quiebra.
Ciudades como Detroit, Nueva York y Washington D.C. pasaron por procesos de quiebra, que implicaron la implementación de una sindicatura como la que hoy enfrenta Puerto Rico, bajo la ley Promesa, y pudieron salir airosas.
La clase gobernante, en esas respectivas ciudades, pudo aprender de la dolorosa lección de la quiebra y cambiaron la gobernanza para evitar recaer en el fracaso financiero y económico.
Después de todo, al quebrar una ciudad o un país, el sufrimiento social y económico que experimentan los ciudadanos, debería ser un poderoso incentivo para evitar una nueva quiebra.

INCAPACIDAD POLÍTICA PARA SALIR DE LA QUIEBRA
Luego de estar casi tres años dentro de un proceso de quiebra, y una sindicatura impuesta bajo el Congreso federal, a través de la ley Promesa, creo que no se ha logrado entender cabalmente lo que eso implica para la presente y las futuras generaciones. Particularmente, nuestros funcionarios electos, han decidido no facilitar la implementación de las reformas gubernamentales y estructurales que permitiría la salida de la quiebra. La ley Promesa y la Junta de Supervisión Fiscal (JSF), fueron creados particularmente, cuando el Congreso entendió que Puerto Rico no contaba con los mecanismos para protegerse de los acreedores (bonistas), y de la insolvencia financiera que creó la mala gobernanza.
La sindicatura federal que impuso el Congreso sobre la isla, a través de Promesa, también respondió al hecho muy claro de que la clase política puertorriqueña era incapaz por sí misma, de implementar las reformas necesarias para salir de la insolvencia.
De ahí, la figura de la JSF, como el síndico del gobierno ante el proceso de quiebra y a su vez, como un promotor de las reformas estructurales esenciales para salir de la quiebra y retomar la ruta de la estabilidad fiscal y el crecimiento económico.
Cuando hablamos de las reformas estructurales, me refiero, cambiar la manera en que el gobierno opera, el ambiente de negocios, cambios al modelo energético, al sistema contributivo, y todo el marco institucional que imposibilita la recuperación de la isla. Hasta mi hijo de 14 años, entiende la importancia de implementar estas reformas.
PUERTO RICO DESPUÉS DE LA QUIEBRA
Asumiendo que un día, que esperamos sea pronto, los funcionarios electos se iluminen y comiencen a implementar todas las reformas mencionadas, pudiéramos comenzar a delinear lo que sería ese nuevo Puerto Rico.
Claramente, sería un país y una economía muy diferente al que conocíamos antes de la quiebra. Pero haciendo un ejercicio de creatividad combinado con las proyecciones económica que hacemos como parte de nuestra práctica profesional, esbozo una visión aspiracional del Puerto Rico posible luego de la quiebra.
ECONOMÍA MÁS PEQUEÑA
Durante el 2007 y el 2017, la economía se contrajo en 14%. A raíz del impacto del huracán María, las inyecciones monetarias para reconstruir a la isla, no han fluido como se esperaba. Hemos estimado que habrá un crecimiento moderado, pero la economía no crecerá orgánicamente, a menos que se inyecte nuevo capital privado de forma recurrente.
UN NUEVO PERFIL DEMOGRÁFICO
A raíz de la propia crisis fiscal y económica, la población se ha reducido por 500,000 personas. Hoy, la población no es solo menor, sino diferente. El 20% de la población tiene 65 años o más, y a la misma vez, hay más decesos que nacimientos.
UN GOBIERNO REDUCIDO
La quiebra gubernamental se debió en gran medida a la indisciplina fiscal, aumentos de impuestos de forma irresponsable y un endeudamiento sin precedentes. Luego del ajuste fiscal y de la deuda, la capacidad de gasto público será menor, por lo tanto, tendremos un gobierno más pequeño y una menor oferta de servicios públicos.
UN SECTOR PRIVADO MÁS FUERTE
El vacío del gobierno como actor principal dentro de la economía, deberá ser reemplazado por el sector privado. El sector empresarial tiene que asumir el liderato del proceso de desarrollo económico, y expandir su inversión, así como la capacidad de creación de riqueza.
UNA SOCIEDAD MÁS SOLIDARIA
La quiebra gubernamental, con todos sus efectos sociales y económicos, debe obligarnos a evolucionar hacia una sociedad más solidaria en todos los sentidos. Nuestro futuro como pueblo no es responsabilidad exclusiva del gobierno, ni de los partidos, sino de cada puertorriqueño.

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