Por ANGUSLaurie
El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta
Por ANGUSLaurie
El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.
En enero de este año, la revista ?Nature? publicó el artículo ?A Recent Increase in Global Wave Power as a Consequence of Oceanic Warming?. La publicación encontró una correlación entre el cambio climático y el tamaño de las olas en el océano. Específicamente, el incremento de la temperatura del Océano Pacífico produce vientos de mayor intensidad. Estos vientos, a su vez, generan olas más grandes.
La publicación incluye un mapa alarmante que demuestra el cambio promedio anual en la fuerza de las olas, entre 1985 y el 2008, a escala global. Según el artículo, el lugar con mayor incremento en términos de fuerza y tamaño de las olas es el Pacífico Sur y, particularmente, las costas del Perú, Ecuador y Chile. En general, en el Pacífico Sur tropical, donde se ubica la costa peruana, el estudio encontró un incremento en el tamaño de las grandes olas de 1% anual.
En el contexto de Lima, esto significa que cualquier obra que se desarrolle en el litoral costero no solamente tiene que responder a las condiciones actuales, sino a un estado de riesgo y vulnerabilidad que incrementa cada día con el cambio climático.
En este contexto, el olón que ha saboteado el proyecto para recuperar La Herradura el mismo día de su inauguración, y el oleaje que recientemente ha afectado 500 metros de malecón del proyecto Costa Verde para Todos en Magdalena son parte de una nueva realidad que tiene que ser considerada para cualquier proyecto.
Según el Plan Maestro de la Costa Verde, el mar naturalmente erosiona el acantilado en Magdalena, San Isidro y San Miguel, jalando un flujo de escombros hacia La Punta. La estrategia de ganar tierra en la plataforma baja de la Costa Verde era una estrategia para proteger el acantilado del proceso natural de erosión.
Esta erosión siempre ha sido un problema, pero se ha vuelto obvio en el momento en que se dejó de botar relleno en la costa y se convirtió la plataforma baja de un parque sin construir en una defensa que pueda contener la franja costera.
Pero tampoco es tan simple la solución de construir defensas ribereñas y enrocadas. Hay bastantes factores a considerar: ¿qué significa el incremento anual de 1% en el tamaño de las olas en términos del tipo y altura de una defensa? ¿Qué podríamos hacer con respecto a la nueva ciclovía y vereda construida en Miraflores durante el último período municipal que también va a colapsar hacia el mar sin la construcción de defensas (considerando que la construcción de estas defensas resultaría en la eliminación de playas y la modificación de las olas)? ¿Cómo podríamos proteger a los usuarios de la costa contra un tsunami?
A pesar de las inversiones en proyectos en los últimos 25 años, la Costa Verde no ha mejorado desde la aprobación del último plan maestro. ¿Que podríamos esperar para los próximos 25 años?