Aumenta el avistamiento de ballenas en Nueva York y Nueva Jersey
El cambio climático y las aguas más cálidas las atraen a pocos kilómetros de la costa, lo que implica riesgos para su seguridad.
La primera vez que Danielle Brown vio una ballena fue a los 10 años, a bordo de un crucero de observación de cetáceos en Cape May, Nueva Jersey. El impacto fue tan grande, dice recordar, que desde ese día supo que quería seguir una carrera relacionada con estos mamíferos marinos.
Hoy, la estudiante de doctorado en Ecología y Evolución de la Escuela de Ciencias Ambientales y Biológicas de la Universidad Rutgers (EE.UU.), lidera un estudio de una organización de investigación y defensa de las ballenas, llamada Gotham Whale, que descubrió que el número de avistamientos de las jorobadas aumentó en más de 500% en la ciudad de Nueva York y en el norte de Nueva Jersey en los últimos seis años. Muchos de ellos fueron a menos de tres kilómetros de la orilla.
De acuerdo a Brown, la razón más probable es la creciente población de peces de la especie brevoortia -importante fuente de alimento de las ballenas- en el océano Atlántico: "El cambio climático está causando que las aguas se calienten y que estos peces se muevan hacia las costas, atrayendo a las ballenas que se alimentan de ellos".
"Hay que pensar también que las ballenas estuvieron impactadas muchos años por la cacería, pero desde una prohibición de su caza en 1986 se ha regularizado el número de aquellas que habían disminuido", asegura Sonia Español, investigadora que lidera el área de cetáceos de la Fundación MERI.
"La gente aún se sorprende cuando escucha que las ballenas han sido vistas por la Estatua de la Libertad", dice Brown.
La aparición de ballenas cerca de uno de los puertos más activos del mundo genera preocupación sobre su seguridad. "Las principales amenazas son las redes de pesca que quedan libres en los mares y las embarcaciones que no tienen la capacidad de verlas y pueden generar colisiones", explica Español.
La estadounidense coincide: "He visto ballenas con anzuelos e hilos de pescar enrollados alrededor y cicatrices de choques con barcos".
El aumento también provoca que algunos botes de pesca sean usados como plataformas de observación en los puertos neoyorquinos. "Los pescadores conocen muy bien las aguas, pero no siempre conocen el comportamiento de las ballenas", advierte Brown. Y añade: "Hay más navegantes que quieren verlas, pero es importante que estén al tanto de las pautas para observar de manera segura". Nunca perseguirlas y estar a una distancia de al menos 90 metros son algunas de las precauciones que recomienda la experta.