Buenas causas
Las buenas causas -incluso las nobles- degeneran por dos motivos: beatería y farándula
Las buenas causas -incluso las nobles- degeneran por dos motivos: beatería y farándula.
Los proponentes suelen ser buenas o malas personas, pues las causas son causas y las personas, personas, con todas sus flaquezas, su afán de notoriedad o lucro, sus debilidades. Pero hay extremistas para todo y las que fueron ideas razonables se tornan pesadas beaterías y recalcitrantes fanatismos.
Pero quizá lo que más pervierte las buenas causas sea la farandulización. Se hacen moda, se reclutan adeptos, se miden por el número y no la calidad de los seguidores. Las multitudes parecen legitimarlo todo.
Con temas como el cambio climático, la posición de la mujer o el lenguaje cotidiano, la fanatización y la farandulización no consiguen más que llamar la atención, levantar críticas y finalmente pervertir lo que sería buena idea.
Critilo, en su ecuanimidad, propone dar a todos los hablantes una oportunidad. Pero abstenerse de suscribir lo pasajero sin antes examinar lo perdurable.