Martes, 19 de Marzo de 2024

Cambio climático y calidad del aire, responsabilidad de todos

ColombiaEl Tiempo, Colombia 22 de noviembre de 2019

No tiene sentido poner en discusión el cambio climático

No tiene sentido poner en discusión el cambio climático. Independiente de si el incremento en la temperatura es cíclico o no y su sustentación, es innegable el impacto de origen antropogénico, es decir, causado por el hombre en el planeta. Tampoco tiene sentido negar la diversificación energética: las renovables llegaron para quedarse. Su dinámica dependerá principalmente de la tecnología, de las necesidades y características de cada país y, en especial, de su acceso y costo. Al tiempo en que esto ocurre, la demanda mundial de petróleo y gas continúa expandiéndose en respuesta al crecimiento económico, jalonado en parte por el incremento en la población. Para 2040 se espera un incremento de entre 20% y 25% de la demanda de energía a nivel global, y por más crecimiento de las energías renovables no convencionales, las proyecciones indican que estas no serán suficientes ni siquiera para atender la variación en el incremento de la demanda. Similar ocurre en Colombia. El Gobierno Nacional ha hecho un trabajo titánico para incrementar la participación de las renovables en la matriz eléctrica, pasando de una capacidad instalada de 50 MW en 2018 a una meta de 2200 MW a 2022, iniciando en forma la transformación energética en el país. No obstante, así los próximos cuatro gobiernos hicieran lo mismo, no alcanzaría para cubrir el crecimiento de la demanda de electricidad del país, y mucho menos la demanda total de energía. Lo que los datos y proyecciones nos muestran, es que se continuará requiriendo el petróleo y el gas y no es exagerado señalar que, salvo una disrupción tecnológica, los fósiles estarán presentes muchos años, aún más si se continúa avanzando en la remoción de carbono de los hidrocarburos. ¿Cómo conciliar escenarios de crecimiento en la demanda de energía con la necesidad urgente de reducir y mitigar los impactos negativos asociados a su producción y consumo? La respuesta pareciera estar en contrarrestar todas las fuentes de emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para ayudar a mitigar el cambio climático, al tiempo que trabajar en los factores ambientales que más afectan la sostenibilidad ambiental y la calidad de vida de los habitantes en cada país. Respecto a lo primero, es innegable la importante contribución de las nuevas fuentes de energía a la reducción de GEI, pero no será suficiente. Es imperativo contrarrestar los demás factores y en especial la deforestación, que es la segunda causa del calentamiento global y aporta alrededor del 30% a los GEI. Este es también un tema crítico para Colombia, pese a que la tasa de deforestación ha disminuido en el último año. Si no hacemos algo excepcional, en 10 años tendremos 450.000 hectáreas deforestadas, 312.000 más que el año pasado. Las causas son conocidas: cultivos de coca, extracción ilícita de minerales, ganadería extensiva y tala indiscriminada de árboles. Sobre lo segundo, es urgente trabajar por mejorar la calidad del aire en las ciudades. En Bogotá, la obsolescencia de los vehículos de carga y de pasajeros explicarían el 79% de la contaminación. En buena hora el Gobierno está trabajando en la modernización del 50% del parque automotor de carga, y los sistemas de transporte de pasajeros utilizan cada día más gas natural y electricidad -los buses a gas y eléctricos generan el mismo impacto-. El reto siguiente es iniciar la conversión de las motos a eléctricas, pues son altamente contaminantes y representan el 59% del parque automotor. La industria de hidrocarburos, como otras, está comprometida en la lucha contra la deforestación y en el mejoramiento de la calidad del aire; las empresas del sector destinan el equivalente al 1% del valor de sus proyectos a la recuperación de cuencas hidrográficas, además de importantes recursos de compensación ambiental. Y están comprometidas con el cuidado de los ecosistemas y la reforestación: proyectos como Chipirón, de Oxy en Arauca; Naturamazona de Gran Tierra, en Putumayo; y Conectando Bosques de Equión Energía, en Casanare, son tan solo unos ejemplos. Y van más allá: las empresas trabajan en reducir emisiones, proscribir la quema y venteo de gas en sus operaciones, y generar su propia electricidad con renovables. Ecopetrol, por ejemplo, está a punto de incorporar 300 MW a los 1300 MW ya instalados con renovables, y Terpel ya puso en operación la primera electrolinera del país. Además de ofrecer un combustible cada día más limpio y ser el primer sector en vincularse a la estrategia de Economía Circular del Gobierno. El cuidado del ambiente es responsabilidad de todos. Eso lo tiene claro el sector de hidrocarburos en toda la cadena. Y como este, cada actor económico debe poner de su parte, al igual que todos los ciudadanos. De lo contrario, se dirigirán esfuerzos a acciones aisladas, políticamente correctas y no necesariamente efectivas.
Presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP)

Francisco José Lloreda
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