Jueves, 25 de Abril de 2024

Mensajes diferenciados ayudarían a reducir a los "porfiados" que no respetan la cuarentena

ChileEl Mercurio, Chile 29 de mayo de 2020

Cierto tipo de personalidades y el extenso tiempo que ha durado el confinamiento explicarían por qué a pesar de la gravedad de la pandemia hay quienes siguen sin cuidarse.

Chile ya sobrepasó el número de contagiados con covid-19 que tuvo China. Y si bien las muertes son mucho menos, el aumento explosivo de casos y que más de la mitad de ellos sean de menores de cuarenta años son la prueba de que el aislamiento social no es practicado por todos. Ciertos tipos de personalidades, el individualismo y el cansancio de estar encerrados podrían explicar en parte esta conducta, pero no justificarla, advierten los especialistas.
Falta de empatía
En una encuesta realizada en abril por el National Bureau of Economic Research, organización estadounidense sin fines de lucro, Chile quedó entre los 12 países, de 58, con menor autoconfinamiento.
Una explicación para ello podría ser que en esa época la pandemia aún estaba en su primera etapa. Pero aunque ahora los contagios se aceleraron, siguen apareciendo denuncias de fiestas clandestinas, un número alto sigue infringiendo el toque de queda y la tasa de permisos para salir no baja.
Para quienes tienen rasgos de personalidad narcisistas es muy difícil ponerse en el lugar del otro, dice Miguel Prieto, psiquiatra de Clínica U. de los Andes. "No les importa lo que le pase al resto, están centrados en sí mismo y no empatizan", explica. Por eso si este tipo de personas deciden que su libertad es más importante que el bien común, no acatarán el confinamiento.
Las personalidades inmaduras o infantiles también están entre los que porfían contra el distanciamiento social. "No son capaces de medir el alcance de sus actos", explica Solange Anuch, psicóloga de Clínica Alemana. Mientras que quienes tienen rasgos limítrofes, continúa, tienden a tomar decisiones impulsivas, por lo que pueden errar el juicio ante la pandemia.
Por otro lado, de alguna manera, la crisis sanitaria y económica ha llevado a todo el mundo al límite, cosa que algunos pueden manejar mejor que otros. La negación es un mecanismo de defensa adaptativo que le permite a la persona desconectarse por un tiempo de los riesgos y amenazas a los que está expuesta, para poder funcionar y rendir. "Pero ese mismo mecanismo ocupado de forma masiva y extrema puede hacer pasar por alto una realidad tan importante como la pandemia", advierte la especialista.
Miguel Prieto coincide y agrega que muchas personas que se sienten al límite se encuentran en la disyuntiva de seguir al pie de la letra las medidas de distanciamiento social o romper alguna para sentirse mejor. "Saben que no es lo correcto, pero ponen en la balanza el riesgo para ellas mismas y para los demás. El problema es que si deciden dejar de cumplir alguna de las conductas, no conocen la posible gravedad de sus actos", aclara.
Además, hay un grupo que se sale de toda regla y ese es el de los jóvenes. A pesar de que en este rango etario, en general, la enfermedad se desarrolla en forma más leve, poco más del 10% de las hospitalizaciones por covid-19 son de menores de 40 años. Y si bien las muertes son pocas, aun así hay fallecidos jóvenes que estaban sanos antes de la pandemia.
"Los jóvenes tienen una sensación de invulnerabilidad y al mismo tiempo de control, cuando en realidad no hay nadie que esté totalmente a salvo de esta enfermedad", dice Mauro Basaure, director del Doctorado en Teoría Crítica y Sociedad Actual de la U. Andrés Bello e investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES). "Esto es una lotería", agrega.
Si bien los especialistas apelan al autocontrol y responsabilidad, reconocen que la autoridad también tiene un rol. "Ya se probó el llamado a la concientización y después se pasó a lo punitivo, pero igual hay un grupo que sigue saliendo", advierte el académico. Aunque es un proceso de aprendizaje para todos, en su opinión aún falta mucho para que el mensaje oficial desincentive la búsqueda del resquicio a lo impuesto.
Los especialistas advierten que el mensaje de la autoridad debe ser claro y consistente, pero además debería ser diferenciado para los distintos grupos que infringen la norma. Así, podría haber un mensaje dedicado a los jóvenes, por ejemplo, que son los que tienen mayor contagio.
Además el mensaje debiera mostrar lo positivo de cumplir la cuarentena, dice Solange Anuch, para no producir desesperanza.
Pero también seguir el ejemplo de la Teletón presentando casos, sobre todo los graves, para acercar la enfermedad a quienes se creen inmunes, agrega Miguel Prieto.
Responsabilidad como sociedadMauro Basaure, académico de la U. Andrés Bello e investigador del COES, dice que hay un grupo de personas que no respetan la cuarentena por algo más allá de su personalidad. "El temor a perder el trabajo o a caer en la pobreza es mucho más fuerte que la pandemia", opina el experto. El Estado debe trabajar para asegurar que la razón de ese miedo no exista, agrega.
Y señala que otro tema importante en Chile es la falta de control social: "No somos capaces de reclamarle al vecino si está rompiendo una regla, como sí ocurre en otros países", explica.
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