Abeja caupolicana
Esta abeja endémica enfrenta una grave amenaza: más de un tercio de los insectos están en peligro de extinción y, entre ellos, las abejas son de las más afectadas. Por Sebastián Montalva W. Ilustración: Francisco Javier Olea .
Características
Eso de que antes, cuando niños, veíamos más abejas que hoy, no es pura impresión. Diversos estudios dicen que las abejas -y los insectos en general- están desapareciendo debido a la degradación de su hábitat y al cambio climático. El dato es trágico: el equilibrio de los ecosistemas depende de su existencia, porque son los principales polinizadores de las flores, que originan semillas y frutos. Eso vuelve vital conocer ejemplares endémicos como la caupolicana, una de las 450 especies de abejas silvestres que se han registrado en Chile.
"En el mundo hay al menos 20 mil especies de abejas. De ellas, solo siete producen miel; otras seis, una especie de néctar", dice Dana Ortega, directora ejecutiva de la Fundación Abejas de Chile, que lleva 13 años estudiándolas. "La abeja caupolicana no produce miel. Su función es polinizar: esto lo hace con un movimiento o vibración muscular, gracias al cual al posarse en una flor desprende la mayor cantidad de polen posible, el cual cubre su cuerpo".
Bautizada por el entomólogo italiano Maximilian Spinola en homenaje al toqui Caupolicán, es una abeja grande, con antenas negras, cabeza blanca, ojos grandes y patas negras y gruesas. "Tiene un cuerpo piloso, con una especie de estola anaranjada en las hembras y amarilla aleonada en los machos. Su vientre es negro con franjas blancas, el pecho muy peludo y blanco. Es una especie hermosa y llamativa", dice Ortega.
Dónde observarla
Igual que otras abejas nativas de Chile, vive solitaria en nidificaciones hechas en el suelo, arena, arcilla, rocas o troncos. "La hemos observado entre las regiones de Atacama y Ñuble , en un período de vuelo que comienza en septiembre y se extiende hasta enero. Vive principalmente en zonas costeras, en los campos dunares, terrazas arenosas y matorral propio de lugares con escasez de lluvia y agua en climas semidesérticos", dice Ortega.
Los seres humanos somos su mayor amenaza. "La urbanización del borde costero no solo depreda su entorno natural, sino que también divide las poblaciones. También las afecta el uso de motos y vehículos en estos sectores. No porque no veamos a las caupolicanas en la playa no existen. Donde hay flores y frutos, hay abejas nativas trabajando".
Según Ortega, las abejas nativas de Chile no tienen protección legal ni políticas de conservación. "La apicultura, por cierto, tiene una importancia enorme, pero no para los ecosistemas. Necesitamos dar indicaciones con fuerza de ley al sector inmobiliario y a los proyectos de infraestructura que afecten directamente sus hábitats", afirma. Para ayudar en su protección, la Fundación Abejas de Chile tiene un programa de educación ambiental, e impulsa Adopta una Abeja , campaña donde cada uno puede tener simbólicamente su "hijabeja".
PerfilNombre
científico:
Caupolicana
fulvicollis
Distribución: Zona costera entre las regiones de Atacama y Ñuble.
Tamaño: Hembras, 12,7 a 21,4 milímetros; machos, 16,6 a 24,8 milímetros.
Estado: No ha sido evaluada, aunque en la ficha del Ministerio del Medio Ambiente recomiendan clasificarla como "En peligro".
Sepa más: En el sitio de la Fundación de Abejas de Chile, AbejasdeChile.com