Jueves, 28 de Marzo de 2024

Chile, Michelini y las amenazas

UruguayEl Pais, Uruguay 22 de octubre de 2020


Una muestra del nivel de intolerancia que marcan este tipo de protestas, donde se destruyen desde espacios e inversiones públicas como las estaciones de metro, hasta los lugares de recogimiento espiritual, como iglesias y templos


Una muestra del nivel de intolerancia que marcan este tipo de protestas, donde se destruyen desde espacios e inversiones públicas como las estaciones de metro, hasta los lugares de recogimiento espiritual, como iglesias y templos.> > La política chilena tiene sus particularidades, que responden a una sociedad y a una historia muy distintas a las nuestras. Su período predictadura fue todavía más convulso y violento que el nuestro, con un gobierno como el de Allende que en Uruguay es idolatrado por algunos, pero que en realidad pecó de todos los vicios de la izquierda de esos años. Su dictadura también fue muchísimo más violenta, pese a lo cual logró una transición a la democracia con mayor tutela e influencia. En buena medida por el apoyo popular que generaron sus reformas económicas, las cuales apenas fueron tocadas en los sucesivos períodos de la concertación de partidos de centro y centro izquierda, que llegaron luego.> > El llamado "modelo chileno", suele ser usado con excesiva frecuencia como arma arrojadiza de un lado y del otro del espectro político en Uruguay. Para algunos es la quintaesencia del neoliberalismo, para otros el gran ejemplo de progreso e integración global. Pero hay cosas indiscutibles, Chile hasta los años 80 era un país más de sudamérica, con tasas de pobreza que llegaban al 70% de la sociedad, y ahora ese número apenas se arrima al 8%, el país ha logrado una integración envidiable a las cadenas de producción internacional, y desarrollar industrias y negocios de avanzada.> > Si comparamos a Chile con Argentina, por ejemplo, y no solo en fríos datos estadísticos, sino recorriendo esos países, podemos ver un contraste casi perfecto donde todo lo que uno subió en los últimos 40 años en desarrollo social, el otro lo fue perdiendo. > > El tema es que, como decíamos, la política chilena se usa demasiado frívolamente como insumo de discusión en Uruguay. Y si alguien es realmente experto en frivolizar cualquier cosa, y en reducir cualquier tema de debate a su esencia más mezquina, maniquea y microbiana, es el exsenador Michelini.> > En virtud de su nuevo cargo en la estructura del Frente Amplio (ya que no logró renovar su banca), Michelini fue invitado esta semana al programa matinal de canal 12, para dar su punto de vista sobre la Ley de Urgencia. Lo que hizo fue de un nivel de absurdo y ridiculez, que hasta los propios presentadores del programa se miraban incrédulos, y sin saber si tomarlo en serio o no.> > Michelini arrancó con toda la cantinela habitual, de que el nuevo gobierno odia a los pobres, que no entiende al Uruguay, que es una expresión del más rancio herrerismo, sea lo que eso sea que quiere decir para alguien como el exsenador, que de historia nacional ha demostrado saber poco y nada.> > Pero luego se metió en honduras más peligrosas. Al comentar sobre la decisión de su partido de salir a recolectar firmas para llevar la Ley de Urgencia a referéndum, no tuvo más remedio que aceptar que no es una idea estratégicamente inteligente, y que tendrá un costo político para el Frente Amplio, ya que la mayoría de la sociedad está en otra cosa.
Ahora para justificar ese decisión Michelini hizo algunos "razonamientos", que rayan en la amenaza al sistema democrático. Según el exsenador, el Frente Amplio debe salir a juntar firmas contra la LUC como forma de canalizar un supuesto descontento social, que está a muy poco de terminar en violencia callejera como ocurre en Chile. Incluso llegó a decir que es una especie de acto de martirio de su partido, de sacrificio en aras de proteger la democracia.> > Francamente, cuando en la interna del Frente Amplio se hacen extensas reuniones y se elaboran sesudos documentos para analizar la derrota electoral, se está ante un derroche innecesario de recursos. Los dirigentes del FA deberían apenas sentarse a ver esa entrevista con Michelini para entender por qué la sociedad les dio la espalda. Se han visto pocos ejemplos más claros de soberbia, ignorancia, mesianismo, y una desconexión con el sentir de la sociedad. > > Pero es bueno cerrar con un llamado a la tranquilidad al exsenador Michelini y a quienes pueden pensar como él. La sociedad uruguaya es madura, y tiene una profunda convicción democrática. Esa ola de violencia inminente solo existe en la cabeza afiebrada de algunos dirigentes políticos. Y si algún partido se animara a azuzar acciones de ese tipo, la propia sociedad se encargaría de ponerlo en su lugar en el primer llamado a las urnas.
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