Domingo, 04 de Mayo de 2025

La crucifixión en la mirada del arte contemporáneo

ChileEl Mercurio, Chile 28 de marzo de 2021

La representación de la muerte de Cristo en la cruz no ha dejado indiferente al arte moderno ni contemporáneo. Durante el siglo XX, Dalí y Picasso expusieron sus obras y en los últimos 30 años el tema sigue convocando bajo nuevas formas.

La crucifixión sigue siendo una temática atractiva para los artistas visuales contemporáneos, quienes continúan sumando sus propias versiones a las miles ya existentes. La escena no pierde vigencia pues muestra los padecimientos (pasiones) del hombre a manos de otros, el martirio, la entrega por el prójimo, la muerte y más. A partir de lo ya codificado, y como otrora hicieron sus predecesores, los creadores aportan con versiones actualizadas donde a la vez mantienen y transgreden iconografías para invitar al espectador a reflexionar incluso sobre otras problemáticas.
El que hoy los artistas sigan interesados en trabajar el tema quizá se deba también a que grandes autores del siglo XX lo hicieron. En la década de los años 30 Picasso, por ejemplo, realizó una magnífica serie que expuso en su totalidad la Tate Modern en 2018, y cuyas figuras distorsionadas y exudantes de intensidad gráfica son nada menos que el preámbulo para el icónico "Guernica" (1937). Por su parte, -cuando la Segunda Guerra Mundial estaba pronta a concluir-, Francis Bacon pintó el tríptico "Tres estudios para la base de una crucifixión" (1944), pieza maestra del expresionismo que concluye con la imagen de una figura solitaria, despojada de su humanidad y con la mandíbula abierta evocando un grito gutural. Más allá de su archiconocido cuadro de "El Cristo de San Juan de la Cruz" (1951) -mezcla de crucifixión y ascensión-, Salvador Dalí hizo en los años 50 diversas versiones del tema en "modo surrealista" y, obsesionado con el motivo, colocó a su amada Gala encarnando a la Virgen María a los pies de la cruz en varios lienzos (véase "Crucifixión Corpus Hypercubus", 1954).
El listado de artistas que abordaron el episodio bíblico durante la segunda mitad del siglo pasado es larguísimo; baste con añadir "Vita" (1983), perteneciente a la serie de plate paintings de Julian Schnabel, donde se observa una mujer amarrada a una cruz rodeada de platos rotos, o el "Piss Christ" (1987), parte de la serie de fotografías de Andrés Serrano sobre reliquias religiosas miradas a través de líquidos (sangre, orina o leche), que poseen una estética sobrenatural y que provocan por su materialidad. Por último, cabe destacar a "Carne" (1990), de Antony Gormley, una cruz de concreto acostada en el suelo, en cuya base y al final de cada uno de sus brazos transversales estremece ver, según corresponda, las huellas impresas de las plantas de los pies de un hombre y cinco pequeños orificios que se leen como la punta de los dedos de las manos de aquel atrapado dentro de dicho volumen.
Sarah Lucas: !Cristo, sabes no es fácil¡
En lo que va del siglo XXI, una de las crucifixiones de interés es la de Sarah Lucas (n.1962), que formó parte de la colectiva "In a gadda da vida" (Tate Britain, 2004), junto a obras de Damien Hirst y Agnus Fairhurst. El título de la exposición resultará familiar a más de alguno, pues está tomado del LP de la banda de rock psicodélico Iron Butterfly que salió al mercado en 1968. La canción originalmente se iba a llamar "In the garden of Eden" (En el jardín del Edén), pero el vocalista estaba tan ebrio cuando dictó el título a sus compañeros -en igual estado etílico-, que las palabras fueron anotadas fonéticamente (In a gadda da vida), lo que decidieron mantener una vez sobrios. La anécdota sirvió para diseñar la exposición en la Tate que trató precisamente sobre "la pérdida del Paraíso". Así, Sarah Lucas pintó en uno de los grandes muros blancos de la sala la cruz de San Jorge; o sea, la bandera de Inglaterra. Al centro colocó un Cristo con las extremidades superiores extendidas y absolutamente forrado con cigarrillos sin fumar, bautizando el trabajo como "Christ you know it ain't easy" (Cristo, sabes que no es fácil), según una frase de la "Balada de John y Yoko" (1969) de los Beatles, aquella que reza:
Christ¡ you know it ain't easy, You know how hard it can be.
The way things are going. They'regoing to crucify me
Cada período histórico ha representado a Cristo con el lenguaje de su época, y este particular trabajo tenía relación con la contingencia: es un arte del aquí y el ahora. No es por lo tanto una obra sacra, y se entiende más bien en el contexto de la prohibición tanto de publicitar tabaco como de fumar en espacios públicos -leyes que, por esos años, se discutían acaloradamente en Inglaterra y que entraron en vigencia en 2005 y 2007 respectivamente-. Lucas es reconocida por autorretratarse fumando, pues los cigarros son para ella un accesorio de rebeldía que aprovecha además como "un patrón" para forrar objetos y figuras. Para ella, fumadora empedernida, la prohibición de encender un cigarrillo en espacios públicos restaba agrado a sus momentos de pausa, o placer a sus largas tertulias en un pub. Su propuesta versó entonces sobre lo difícil que es dejar un vicio: "!Cristo¡ Sabes no es fácil. Ves lo difícil que puede ser. Tal y como van las cosas, acabarán crucificándome a mí" (a los fumadores). Creó de esta forma una imagen de culpa y expiación; a partir de un lugar común, articuló una metáfora de lo que significa caer en desgracia en el más amplio y sarcástico sentido. Por otro lado, todo inglés (o amante de los Beatles) que leía el título recordaba in mente la música y el resto de la letra. Así, la obra tenía un "audio" indirecto, lo que resulta interesante pues la celebración litúrgica incluye oración y cantos.
David Mach: El Cristo de los colgadores
Otra crucifixión contemporánea destacable es "Die Harder" (Morir más difícil o más duro) del artista escocés David Mach (n. 1956), que se concentra en el homo doloris . Entre otros lugares, la obra fue expuesta a las afueras de la catedral de St. Gilles en Edimburgo y dentro de la catedral de Southwark en Londres, conmoviendo con su peculiar dramatismo a creyentes y ateos. Si bien Mach se declara entre estos últimos, explica que siempre le ha intrigado la fuerte carga emocional de la Biblia: "Ningún otro texto ha tenido un impacto tan profundo en nuestro lenguaje, cultura y pensamiento", sentencia. En 2010 presentó su versión de Cristo crucificado elaborado con cientos de colgadores metálicos de ropa, cuyo color gris recordaba las cenizas (sombra) y la plata (luz). El resultado visual es intenso, pues la escultura emana dolor; es como si la corona de espinas se extendiese por todo el cuerpo, o como si los clavos salieran por cada poro del crucificado. El Cristo de Mach no sufre en silencio, sino que, por el contrario, "grita" su dolor. Tiene "sonoridad" y se lo ve estremecido en agonía, testimoniando la crueldad que el hombre puede ejercer contra sus semejantes. Se trata de una imagen de violencia y flagelación similar a las que hoy las redes y la TV, incluidos los noticiarios, presentan "como un peculiar efecto del entretenimiento", en palabras del filósofo Byung-Chul Han. En resumen, este es otro ejemplo de la inagotable creatividad artística y del persistente diálogo entre arte y religión.
El que hoy los artistas sigan interesados en trabajar el tema quizá se deba también a que grandes autores del siglo XX lo hicieron.
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