El misterio de la imagen de la Virgen más conocida del mundo
Fue pintada por el italiano Roberto Ferruzzi y con ella ganó, en 1897, la Bienal de Venecia. Hoy no se sabe el paradero del original.
Todos los chilenos la han visto alguna vez. Muchos la tienen en sus casas y cientos de iglesias católicas la veneran en sus altares. Y eso no solo ocurre en nuestro país: en Dubái hicieron una estampilla con ella para el Día de la Madre de 1968.
Sin embargo, es probable que nunca hayamos visto la imagen verdadera. Sucede que la historia de la "Madonnina" ("Virgencita"), conocida también como La Virgen del Descanso, La Virgen de los Pobres o La Virgen de los Caminos es de leyenda, y una que alcanza, sin querer, a Chile.
Pocos saben que la imagen que conocemos proviene -pero no es- de un óleo sobre madera realizado por el pintor Roberto Ferruzzi con el que ganó la segunda Bienal de Venecia, en 1897. Tras el triunfo en Venecia, la pieza habría sido comprada por los hermanos Alinari, de Florencia, quienes crearon una empresa especializada en fotografía de retratos y obras de arte, y que disponía de un acuerdo con el Vaticano y el Louvre. Así, la obra comenzó a ser reproducida con variaciones en los colores, en el fondo e incluso en el trazo.
Al parecer, el original lo adquirió luego el mecenas y diplomático francés John George Alexander Leishman, quien obtuvo el cuadro, pero no los derechos de autor; estos permanecieron con los Alinari, que siguieron reproduciendo la imagen. Por eso se supone que la "Madonnina" fue a dar a una colección privada en Pennsylvania, pero hoy se desconoce dónde se encuentra y si existe.
Tiempo después se supo que los modelos para la famosa pintura fueron una niña veneciana llamada Angelina Cian, de 11 años, y su hermano Giovanni. La obra no tenía un significado religioso, pues Ferruzzi (1853-1934) lo que quiso fue representar un aspecto de la niñez en pobreza; por esto tituló la obra "Maternidad", pensando en las niñas pobres italianas que debían hacer las veces de madre de sus hermanos menores. Sin embargo, la gente otorgó a la pintura otra connotación y se empezó a ver en ella a la Virgen con el niño Jesús.
Neruda y los Ferruzzi
El periodista y escritor italiano Antonio Socci aporta detalles sorprendentes de esta historia en su blog "Lo straniero". Titula el relato de una manera cautivante: "El misterio de la Virgen más famosa del mundo, una maraña de vidas que toca incluso a Neruda". Un misterio que llevó a la RAI a hacer un documental donde la gran pregunta fue "¿Quién la ha visto?".
Socci describe que Ferruzzi mismo le pidió a Angelina Cian que posara para él mientras sostenía en sus brazos a su hermanito de pocos meses. Ella era la segunda de quince hijos. Angelina, ya adulta, se casó con el veneciano Antonio Bovo, y juntos se trasladaron a California en 1906. El matrimonio tuvo diez hijos, pero la prematura muerte de su esposo dejó a la joven viuda en una situación durísima. "No se sabe qué ocurrió: tal vez un derrumbe psicológico, un agotamiento nervioso, pero Angelina terminó sus días en un manicomio, donde murió en 1972", explica Socci.
Los hijos crecieron en un orfanato y la segunda hija, María, se hizo monja con el nombre de Ángela María Bovo. Fue en 1984, durante un viaje que hizo a Venecia para conocer a los familiares de sus padres, que la religiosa descubrió, gracias a sus tías, que su madre había sido la modelo de la imagen de la Virgen más famosa del mundo.
Una de las fuentes de Socci es un bisnieto del pintor, que vive en Venecia y que lleva su mismo nombre, Roberto Ferruzzi jr., galerista y experto en arte, quien cuenta que su abuelo Ferruccio, anticuario e hijo del pintor de la Virgen, tuvo en 1927 un hijo, Roberto, al que llamaban Bobo, que fue pintor y que viajó mucho. En 1957, Bobo dirigió sus pasos y sus pinceles a América Latina, trabajando sobre todo en Chile, donde buscó representar en sus cuadros la vida cotidiana de la gente pobre, tal como lo hacía el maestro tras la "Madonnina". Fue debido a esto que conoció y entabló amistad con Pablo Neruda.
El hijo de Roberto-Bobo, Roberto Ferruzzi jr., nació precisamente en Santiago y es él quien relata a Antonio Socci que "Neruda era amigo de mi padre. Recuerdo que, cuando era embajador en París, venía a vernos. Ambos compartían una especial sensibilidad hacia los más pobres".
Fue así que, en 1966 y con ocasión de una exposición en Santiago de su amigo, Neruda escribió: "Bobo Ferruzzi, veneciano, descubrió esta América dolorosa, la sintió, la vivió y la expresó con energía y ternura. Porque hay amor en la visión de este veneciano amargado. Ha pintado con colores clásicos, los mismos que lucían en las túnicas los ángeles, la tristeza de los recovecos remotos, de los hombres maltratados y olvidados. Que el intenso mensaje de Bobo Ferruzzi narre y cante en el mundo, porque la verdad de su pintura nos descubre la trágica belleza que los dioses transitorios desearían esconder. Y no para que los pueblos no sufran, sino para que no se sepa. La pintura de Bobo Ferruzzi ha roto los candados y ha iluminado los rincones con una luz azul".
Tal vez se refería Neruda a esa luz azul-dorada que se desprende, milagrosamente, de la bella "Madonnina".