Las señales de Castillo
El gabinete anunciado por el Presidente peruano ha generado desconcierto entre sectores moderados que lo apoyaban.
Con su habitual sombrero y vistiendo un traje típico de los llanos venezolanos, como lo hicieran Rafael Correa y Evo Morales, el profesor José Pedro Castillo asumió la Presidencia del Perú coincidiendo con la celebración de los 200 años de vida independiente de esa nación. Escasa mención dedicó en su discurso de inauguración al bicentenario, así como al general José de San Martín, que dirigió la Expedición Libertadora con tropas chilenas y argentinas transportadas por la Escuadra de la Marina de Chile.
Pero aunque ese discurso pareció moderar el radicalismo de las promesas y opiniones expresadas durante la campaña -señaló, por ejemplo, que no pretende efectuar estatizaciones de sectores de la economía-, sus señales posteriores han sumido al país en la incertidumbre. La designación de Guido Bellido -del ala más dura del partido oficialista, Perú Libre- instala en el centro del poder a quien es investigado por apología del terrorismo y es una de las figuras más cercanas al controvertido líder de esa colectividad, Vladimir Cerrón. El título del editorial publicado ayer por La República -periódico que le había dado su apoyo a Castillo- bien resumió las reacciones que la decisión generó en la centroizquierda y la izquierda democrática peruanas: "No, señor Presidente".
El nombramiento del premier tuvo un efecto adicional en la nominación del gabinete, al quedar vacante la decisiva cartera de Economía. La carta natural, Pedro Francke -quien había encabezado los esfuerzos por tranquilizar a los mercados respecto del nuevo gobierno-, decidió marginarse de la ceremonia de juramento ministerial, pero ayer, tras intensas gestiones políticas, aceptó incorporarse. Otra señal del Presidente fue el nombramiento de su canciller, el sociólogo y exguerrillero Héctor Béjar, de 85 años y sin experiencia diplomática.
Con un electorado polarizado política y geográficamente, y no contando con mayoría en el Congreso, el mandatario enfrenta serios desafíos de gobernabilidad. El más inmediato será conseguir que los parlamentarios ratifiquen este controvertido gabinete. Ello, aunque algunos analistas no descartan que con estas señales podría estar buscando generar un enfrentamiento con el Legislativo que le permita disolverlo y llamar a nuevas elecciones parlamentarias, de modo de obtener una correlación de fuerzas más favorable a su programa, el que incluye una reforma para convocar una asamblea constituyente.
Desde nuestro país, cabe observar con atención este escenario. Contando con un activo y creciente comercio bilateral, significativas inversiones recíprocas y una vinculación de cercanía y cooperación, especialmente visible entre las vecinas Tacna y Arica, las relaciones entre Chile y Perú son de primordial importancia, sin que actualmente existan elementos de roce que puedan afectarlas, como lo prueba la presencia en Chile de una colectividad peruana numerosa y plenamente integrada. La asistencia del Presidente de la República a las ceremonias de asunción del poder por el Presidente Castillo es una clara demostración de que nuestro país aspira a preservar e incrementar esos lazos de mutuo beneficio para las legítimas aspiraciones de bienestar de ambos pueblos.