Parque Natural Isla Huapi: el proyecto conservacionista que unió a Juan Cristóbal de Marchena, al doctor José Zarhi y a los hermanos Álvaro y Antonio Jalaff
Fue en 2013 cuando De Marchena, socio y director de Karün, adquirió la isla junto con el conocido médico cirujano. Y hace un año se sumaron a título personal algunos gestores del Grupo Patio, los hermanos Jalaff y Cristián Menichetti. En reserva trabajaron un master plan para dar vida a un parque que incluye recuperar parte de la isla que ha estado sumergida desde el terremoto de 1960. Azucena González
a historia partió en 2013 y luego de todos estos años de análisis, está comenzando a ver la luz. Su nombre es Parque Natural Isla Huapi, un proyecto conservacionista que están liderando varias personalidades del mundo de los negocios: Juan Cristóbal de Marchena; el doctor José Zarhi; los empresarios Álvaro y su hermano Antonio Jalaff y Cristián Menichetti. Estos tres últimos son socios del Grupo Patio, pero para este proyecto en isla Huapi participan de manera totalmente independiente, personal, y no vinculada a ese grupo gestor inmobiliario.
La isla -que no es la misma de homónimo nombre que se ubica en lago Ranco, cerca de Futrono- se encuentra en el delta y confluencia de los ríos que está en la zona entre Corral y Niebla, en la Región de Los Ríos, a unos siete kilómetros en lancha desde Niebla. Es una pequeña isla de unas 16 hectáreas, que se ubica muy cercana a la isla del Rey, que es una de las de mayor tamaño en esa zona, y cercana también a la isla Mancera.
El gestor y artífice original del proyecto es Juan Cristóbal De Marchena, un alto ejecutivo chileno, economista agrario, emprendedor, que por años ha estado ligado al mundo óptico, pues llegó a Rotter & Krauss cuando era de la familia Krauss y tras su venta al grupo GrandVision, trabajó 14 años al alero de este conglomerado, quedando a cargo del Cono Sur de la compañía, como CEO de Chile, Argentina, Uruguay. Luego se independizó y hoy es accionista, director y ejecutivo de Karün, la Empresa B del mundo óptico que fabrica lentes en base a materiales reciclados (redes de pesca, entre otros).
Activo navegante en vela, él mismo confirma que adquirió la isla en 2013. En ese entonces, la empresa Colliers la tenía en sus manos para remate, y él decidió comprar las bases de licitación e ir por ella. Y para hacer fuerzas, invitó al proyecto al conocido médico cirujano plástico José Zarhi, su amigo y con quien De Marchena había coincidido cuando años atrás ambos habían participado de otro proyecto social, el desarrollo de AC Barnechea, cuando sacaron adelante aquel club de fútbol, logrando llevarlo a las ligas profesionales, Primera División.
La isla había sido propiedad de Víctor Herrero Mediavilla, un valdiviano, armador fluvial, que había desarrollado e incorporado a la actividad y circuito turístico de la zona a la isla Huapi, en un momento en que estaba prácticamente abandonada. Él mismo había contado a "El Mercurio" -en un artículo publicado en 2010- que había sido en 1989 cuando junto a su familia se había hecho de la isla, ubicada en el río Tornagaleones. Desarrolló excursiones por el día, tenía una embarcación, "Orion", con la cual realizaba recorridos turísticos en la zona, construyó un centro de convenciones e incluso alcanzó a trabajar con arquitectos, como Gustavo Greene, el mismo gestor de la Clínica Alemana.
Tras la compra de la dupla De Marchena - Zarhi intermediada por Colliers, los primeros años se dedicaron a empaparse de la comunidad y evaluar bien qué hacer. Y hace cerca de un año se sumaron los otros socios al proyecto -Álvaro y Antonio Jalaff y Cristián Menichetti-, con un tercio.
Para desarrollar el proyecto, los socios están trabajando hace un año en un master plan, aún no finalizado, con el arquitecto Juan Ignacio Court y con la empresa especializada en arquitectura de paisaje Warkscape -Paulina Fernández y Juan Pablo Besa-, quienes tienen en sus manos el desarrollo del proyecto.
De Marchena es enfático al explicar que se trata de un proyecto de conservación, y bajo ningún punto de vista de tipo inmobiliario. De hecho, tan ambicioso es en el aspecto conservacionista que entre los objetivos trazados está intentar recuperar una parte de la isla, porque de las 16 hectáreas, unas ocho están sumergidas desde el terremoto y tsunami en Valdivia de 1960. ¿Cómo? Reforestando y plantando bajo el agua y que fruto de ese crecimiento se recupere esa superficie, y se controle la erosión.
Hoy la isla, que cuenta con infraestructura muy básica -unos mil metros cuadrados construidos, separados en una vivienda, un centro de convenciones y un área de servicios, con bodega-, es en su mayoría bosque valdiviano, con alerces. Y el objetivo de los socios es preservar este patrimonio natural, para transformarlo en un parque público, en el que las construcciones que se desarrollen se construyan sobre pilotes, de modo de no tocar el musgo milenario de la superficie que están tratando no solo de mantener, sino que de recuperar.
En el detalle y sobre la base del parque natural ya construido y esa infraestructura que será reconvertida, prevén sumar solo algunos elementos. Solo ocho cabañas básicas de 35 a 40 metros cuadrados, una casa principal de 150 m {+2} y un club house o centro comunitario que preste servicios y donde haya un área de museografía de la zona y de la bahía de Corral. De Marchena especifica que aún hay aspectos en desarrollo sobre el modelo de operación, con decisiones aún no tomadas, pero lo que sí tienen claro es que la idea es que sea un parque abierto a la comunidad, probablemente gratis para la comunidad local y con algún pago menor para el turismo en general, y que la infraestructura sea solo de acompañamiento mínimo y sustento a esa actividad de conservación integral, con marina y senderos también sobre nivel, para no afectar el suelo, y con un circuito de avistamiento de aves.
"Hemos tomado la decisión de invertir alrededor de US$ 3 millones para hacer un proyecto de conservación. Para ser compartido con la comunidad local. (...) Esto es un proyecto de conservación. Eso es definitivo. Nuestra intención no es hacer lucro con el proyecto", dice De Marchena.
Este master plan debieran tenerlo a fines de diciembre, y el cronograma que De Marchena maneja es un horizonte de cinco años, en que en etapas se irán resolviendo los desarrollos. Una primera para el aseguramiento de la biodiversidad -hoy está cerrada la isla-; luego aperturas horarias para visitas, junto con la construcción de infraestructura básica para el parque, y la tercera, de desarrollo de infraestructura para el turismo.
"Hemos tomado la decisión de invertir para hacer un proyecto de conservación. Para ser compartido con la comunidad local. (...) Esto es un proyecto de conservación. Nuestra intención no es hacer lucro con el proyecto" JUAN CRISTÓBAL DE MARCHENA.